¡¡Qué risa, la desigualdad!!
El director ya demostró lo cerca que pueden estar determinados registros cómicos de una imprudente normalización de los lenguajes de la ofensa. Las alarmas vuelven a saltar
La carrera de Philippe de Chauveron demuestra que un objeto tan inocuo como una comedia popular puede estar cargado por el diablo. Su intento de cocinar un humor políticamente incorrecto al gusto del gran público en Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014) sedujo a doce millones de espectadores, pero también demostró lo cerca que pueden estar determinados registros cómicos de una imprudente normalización de los lenguajes de la ofensa. Lo suyo era racismo para las masas. Las alarmas vuelven a saltar en Con los brazos abiertos, película que ha irritado a un cineasta comprometido como Tony Gatlif y a diversas asociaciones vinculadas a las reivindicaciones sociales de la comunidad romaní.
CON LOS BRAZOS ABIERTOS
Dirección: Philippe de Chauveron.
Intérpretes: Christian Clavier, Elsa Zylberstein, Ary Abittan, Sofiia Manousha.
Género: comedia. Francia, 2017
Duración: 92 minutos.
En la película, un político progresista pero burgués comete la imprudencia, en pleno debate televisivo, de ofrecer su casa como refugio para los desfavorecidos. Esa misma noche, una familia romaní llamará a su puerta. En la premisa había la posibilidad de una sátira de alto calado en torno a la hipocresía política de izquierdas que, en su día, podría haber inspirado una historieta de Gerard Lauzier de su serie Las cosas de la vida. No obstante, la decisión de Chauveron de convertir al patriarca romaní en un bobo bruto y entrañable revela la condescendencia de la mirada en acción. Al director no le falta coherencia: Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? y Con los brazos abiertos dejan claro que su especialidad es la de considerar a los Otros como metralla ridícula para cuestionar amablemente a los integrados.