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Kim Jong-un abre una vía de diálogo con Corea del Sur

El líder norcoreano advierte a EE UU de su fuerza atómica, pero se muestra conciliador con Seúl

El discurso de Año Nuevo de Kim Jong-un, en una cadena de televisión surcoreana.Vídeo: JUNG YEON-JE (AFP)

El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha tendido este lunes la mano a Corea del Sur de forma inesperada. Tras meses de continuos reproches y amenazas, el joven mandatario propuso durante su discurso de Año Nuevo que ambos países entablen conversaciones con el objetivo de que una delegación del Norte pueda participar en los Juegos Olímpicos de Invierno que organiza el Sur. Seúl ha dado la bienvenida a la propuesta, que podría contribuir a un paulatino deshielo de las actualmente nulas relaciones entre ambos vecinos.

"2018 es un año significativo tanto para el Norte como para el Sur, con el Norte celebrando el 70º aniversario de su fundación y el Sur acogiendo los Juegos Olímpicos de Invierno (...). Esperamos sinceramente que los Juegos sean un éxito. Estamos dispuestos a tomar las medidas necesarias, incluido el envío de nuestra delegación. Las dos Coreas pueden reunirse de inmediato para este fin", dijo el líder norcoreano en un discurso televisado citado por la agencia surcoreana Yonhap.

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Corea del Norte no ha inscrito aún a ninguno de sus atletas elegibles para competir en los Juegos, que se celebrarán entre el 9 y el 25 de febrero en PyeongChang, una ciudad situada a apenas 70 kilómetros de la frontera que separa las dos Coreas. A pesar de haberse cumplido el plazo para registrarse, los deportistas podrían acudir con una invitación del Comité Olímpico Internacional. Tanto este organismo como Seúl han alentado a Pyongyang a participar.

El líder norcoreano vinculó su presencia al evento deportivo a "la moderación de la tensión militar" entre ambos países, en referencia a las maniobras conjuntas que realizan periódicamente los Ejércitos de Corea del Sur y EE UU en la península. "Mientras nos mantengamos en un estado inestable que no es ni guerra ni paz, el Norte y el Sur no pueden garantizar el éxito de los Juegos Olímpicos, sentarse a hablar o avanzar hacia la reunificación", aseguró Kim.

La oficina presidencial surcoreana ha recibido la propuesta como "una oportunidad para buscar una solución hacia el establecimiento de la paz en la península". El presidente surcoreano, Moon Jae-in, partidario de reiniciar los contactos con Corea del Norte, ya pidió en diciembre a Washington aplazar los ejercicios conjuntos entre ambos Ejércitos porque la próxima ronda de maniobras coincide plenamente con la celebración de este evento deportivo. El Ejecutivo surcoreano considera que esta concesión permitiría que los Juegos se desarrollen con normalidad, sin la interferencia o amenazas por parte de Corea del Norte.

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Esta oferta de diálogo, en principio solamente para los Juegos de Invierno, es tomada también con cautela. Kim ha abogado en varios discursos de Año Nuevo por la mejora de las relaciones con Corea del Sur, pero ha rechazado después propuestas similares desde Seúl, por ejemplo, para reducir tensiones en el ámbito militar.

A pesar de las buenas palabras hacia Corea del Sur, Kim Jong-un mostró su habitual tono beligerante al referirse a EE UU. El líder norcoreano hizo un llamamiento a producir "masivamente" armas atómicas y misiles balísticos con el objetivo de utilizarlas en el caso de que la seguridad del país se vea amenazada. Pyongyang, reiteró el joven mandatario, es ya un Estado nuclear y tiene un "fuerte poder" disuasivo contra EE UU al que no renunciará.

"Todo Estados Unidos está al alcance de nuestras armas nucleares y hay un botón nuclear siempre en mi escritorio. Esta es la realidad, no una amenaza", señaló. Durante el año pasado, Corea del Norte realizó su sexta y más potente prueba nuclear y lanzó más de 20 misiles, tres de los cuales de alcance intercontinental. En el último discurso de Año Nuevo, el líder norcoreano había advertido que se estaban ultimando los preparativos para disparar un cohete de estas características.

Los ensayos de armamento de Pyongyang han disparado la presión diplomática y económica hacia el régimen. El país ha sido objeto de varias rondas de sanciones económicas apoyadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, China incluida, que a pesar de seguir siendo la principal línea de flotación económica del país, ha endurecido su postura ante el desarrollo de su programa nuclear. Un año más, y ya son cuatro, los medios norcoreanos mencionaron al presidente ruso, Vladimir Putin, por delante del líder chino, Xi Jinping, cuando enumeraron los mandatarios extranjeros que enviaron sus felicitaciones de Año Nuevo a Kim Jong-un.

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