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Unidos por la Dama del Crimen

Sophie Hannah, novelista, y James Prichard, bisnieto de Agatha Christie, responsables del retorno literario del detective Poirot.

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ARA LA novelista Sophie Hannah, leer a Agatha Christie fue parte esencial de su infancia; la autora de Asesinato en el Orient Express cimentó su vocación. James Prichard también creció con Christie, pero en sentido literal: era su bisabuela. Además, preside Agatha Christie Limited, la sociedad que gestiona los derechos de su obra. La serendipia hizo el resto: hace dos años, Prichard y su padre decidieron resucitar al detective Hércules Poirot para conectar con las nuevas generaciones. Sin sospechar que esa posibilidad estaba sobre la mesa, la agente de Hannah les sugirió que su representada, celebrada por sus thrillers psicológicos, sería perfecta si se lo planteaban.

“En nuestro primer encuentro me mostré un poco receloso – admite Prichard en su oficina de Londres–. Pensaba: ‘No puede ser que el primer autor que conozcamos sea el apropiado”. Y, sin embargo, lo era. La primera novela de esta nueva etapa, Los crímenes del monograma, tuvo una buena acogida. Ahora Espasa publica Ataúd cerrado, el nuevo título de la serie. “Nunca me planteé estar a su altura, porque es imposible”, explica Hannah sobre el reto de calzarse los zapatos de la Dama del Crimen. Ella ha introducido un nuevo personaje, el policía Edward Catchpool, para darle un sello más personal.

Cuando Prichard leyó su primer manuscrito, respiró “aliviado”. Hoy ya no queda ni rastro de aquellas dudas iniciales; entre ellos todo es sintonía. Sobre todo cuando se les plantea lo inimaginable: si solo pudieran salvar de un incendio un libro de Christie… “¡Imposible!”, interrumpe él. “¡Treinta como mínimo!”, se suma ella. Prichard resuelve el problema: “Podemos salvar el Kindle”.

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