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El voto rogado para el 21-D se multiplica y apunta a una participación récord

Los votantes catalanes residentes en el extranjero pasan de 21.775 a más de 38.000

Imagen de una manifestación en Barcelona.Foto: atlas | Vídeo: Enric Fontcuberta
Juan José Mateo

La movilización récord que predicen todas las encuestas para las elecciones del 21-D ha encontrado su primer reflejo estadístico en la multiplicación del voto rogado, que prácticamente doblará al registrado en las elecciones de 2015, según los datos transmitidos por el Instituto Nacional de Estadística a la Junta electoral central (JEC). Si en la anterior cita con las urnas se aceptaron 21.771 solicitudes de voto de catalanes residentes en el extranjero, en esta la cifra superará los 38.000. En 2015, el 64% de esas papeletas fueron para opciones independentistas.

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El carácter decisivo de las elecciones convocadas para el 21-D está provocando una movilización sin precedentes en el electorado catalán. El 84,6% de los encuestados para el barómetro preelectoral del CISanunciaron que votarán ese día "con toda seguridad", lo que supondría el récord. Los catalanes residentes en el extranjero no escapan a esa tendencia, y están solicitando votar en cantidades nunca vistas. Si en las elecciones de 2012 participaron 17.614 y en las de 2015 21.771, en las de 2017 lo harán más de 38.000, según las cifras provisionales de solicitudes de voto aceptadas.

¿Puede influir la movilización de estos votantes en el resultado final de las elecciones catalanas? “Dependerá de lo ajustados que estén los resultados en el interior”, responde Pablo Simón, doctor en ciencia política por la Universidad Pompeu Fabra. “Algún caso ha habido en el que el voto en el exterior ha cambiado una mayoría de gobierno, como por ejemplo en Asturias en 2012", recuerda. "Dependerá mucho de cómo se distribuya ese voto territorialmente y de dónde estén los escaños marginales que bailen”, razona sobre una cita en la que cada voto será decisivo, tan cortas son las distancias entre los partidos.

De las más de 38.000 solicitudes aceptadas, más de 29.000 son de votantes censados en la provincia de Barcelona, más de 3.000 en la de Girona, otras tantas en la de Tarragona; y más de 2.700 en la de Lleida. “Su incidencia en los resultados finales será escasa”, contrapone José Pablo Ferrándiz, investigador principal de Metroscopia. “Si votaran todos los que lo han solicitado, supondría solo el 0,7% del total del censo electoral”, sigue. “A eso hay que añadirle que están distribuidos entre las cuatro provincias. Y sumarle otro dato: la gran fragmentación partidista. Siete partidos con representación en el Parlamento”.

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La mayoría de los catalanes residentes en el extranjero que han solicitado el voto viven en Francia (6.548), Alemania (4.653), Andorra (3.910), Reino Unido (3.897), Suiza (3.556) o Estados Unidos (3.210). Estos ciudadanos se están organizando alrededor de los Casals catalans (asociaciones de catalanes expatriados) y de páginas web. Su caso es único. Ningún otro grupo de electores está más condicionado por la fecha elegida para los comicios: como el 21-D se celebra en día laborable —jueves— y no en domingo, los residentes en el extranjero tienen más difícil desplazarse desde su país de residencia a su ciudad de origen para votar.

“En lo que se refiere a la información de nuestros socios y amigos del Casal, hemos utilizado sobre todo las informaciones recibidas de la Federació Internacional d’Entitats Catalanes [Federación internacional de entidades catalanas]”, cuenta a través de un email Montse Aymami, del Casal Català de Grenoble (Francia). “La información la transmitimos principalmente por mail, y también la incluimos en el boletín trimestral que editamos”, añade. “Hace tiempo ya que solicitamos el voto electrónico, como se utiliza en Francia para los residentes en el extranjero; sería mucho más práctico, a condición de que tenga condiciones de seguridad controladas”.

En las elecciones de 2015, estos votantes se inclinaron mayoritariamente por opciones independentistas (64%). Los expertos consultados por este diario les describen como electores de mediana edad con estudios.

“El elector residente en el extranjero tiene que tramitar su inscripción en el censo y esto produce su abstención masiva”, resume Jaime Miquel, analista electoral, para radiografiar las dificultades que ha tenido que superar esta movilización récord. “Son más bien jóvenes de alta cualificación y responsables de lo público”.

El 21-D actúa como espuela: todo apunta a que el pulso entre partidos constitucionalistas e independentistas provocará una participación récord.

Votar desde el extranjero, una carrera contra reloj

MIGUEL GONZÁLEZ

El voto de los catalanes residentes en el extranjero será una carrera contra reloj. A la vista de los problemas que supone el voto rogado y de la escasa participación en los procesos electorales tras la reforma de 2011 (en torno al 7%), la Junta Electoral Central ha acordado prologar en dos días (hasta el jueves 21) el plazo para que los consulados reciban el voto de los inscritos en el CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes).

El problema, según fuentes diplomáticas, radica en que no se ha ampliado el plazo para que las juntas electorales provinciales reciban los votos del exterior: a las 8 de la mañana del domingo 24 de diciembre.

Eso significa que en solo 60 horas (desde las 20 horas del jueves 21, momento hasta el cual se podrán recibir votos en los consulados, que coincide con el cierre de las urnas en Cataluña) los sobres con las papeletas deberán llegar a Madrid y desde allí distribuirse a las cuatro juntas provinciales.

La Junta Electoral Central ha instado a Exteriores a que los sobres estén en poder de Correos antes de las 13 horas del sábado, pero ello dependerá de cómo funcionan las comunicaciones (servicios de correos y paquetería urgente o incluso valija diplomática) en los países de residencia.

Para asegurarse de que la mayor parte de los votos llegan a su destino en tiempo útil, Exteriores hará un primer envío el día 20, una vez concluido el plazo de tres días previsto antes de la ampliación. Y un segundo el 22 con los votos de última hora, cuya llegada a tiempo a las juntas electorales es mucho más incierta, aunque Exteriores confía en lograrlo.

La ley electoral gallega establece el escrutinio el octavo día después de las elecciones, mientras que la vasca lo fija el quinto. Como Cataluña carece de ley electoral propia, debe atenerse al régimen general, que solo da tres días tras la jornada electoral para la llegada de los votos desde el extranjero.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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