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La primera gran tarde de fútbol en el Metropolitano mete al Atlético en la pelea por la Liga

Los de Simeone remontan a la Real con una hora de juego muy buena y se sitúan a seis puntos del Barça

FOTO: Los jugadores del Atlético celebran el gol de la victoria. / VÍDEO: Declaraciones de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: Emilio Naranjo (EFE) / ATLAS
Ladislao J. Moñino

La primera gran tarde de fútbol en la breve historia del Metropolitano acercó a la Liga al Atlético. Una cita con todos los componentes que engrandecen a un equipo. Una remontada, la primera en la nueva casa, con tanta fe y ritmo como paciente cuando fue necesaria. Épica y buen juego. Una capacidad de reacción para sobreponerse a una primera media hora en la apenas compareció, sometido por el buen pie de la Real para jugar. El triunfo sitúa a los de Simeone a seis puntos del Barça, una sobredosis de autoestima que le mete de lleno en la pelea por el título sin conocer la derrota y enganchando más victorias que esos empates que le llevaron a estar a diez puntos de la cabeza tras el derbi. Hubo dos partidos en uno. El primero, de media hora para la Real. El segundo, sin contestación alguna para los rojiblancos, liderados por Koke, en el medio, y por Saúl, descolgado por la mediapunta, sin ataduras.

Se plegó pronto el Atlético a la superioridad de la Real con la pelota. Renunció rápido a ese intento de presionar arriba con el que se presentó. Se quedó en un pase a la espalda de Elustondo En cuanto comprobaron el poso de Zubledia para situarse entre sus centrales y empezar a jugar desde atrás los futbolistas de Simeone adoptaron su repliegue más clásico en propio campo. Impactó tanto como generó fútbol el temple de Zubeldia. A sus 20 años se le detecta ya el primer requisito de la posición. Siempre sabe antes de recibir donde está el compañero sobre el que va a descargar el juego. Corre sin balón girando el cuello a modo de periscopio, el detalle de los grandes mediocentros. Por delante de él, escorado a la derecha, Illarramendi prolongaba el cadenaje, y por el medio Zurutuza. Desde ese inicio tan pulcro y académico la Real se erigió en ese equipo bonito de ver. Batiendo líneas pase a pase, volcándose primero por la calle de Odriozola. Otro torrente de desparpajo que a base de perforar y perforar clavó a Filipe Luis en su propio campo. En ese tramo hegemónico de la Real también hubo partido para William José y Oyarzabal. Dos manuales de hacer daño, cada uno enfrascado en sus dispares virtudes. El brasileño, más pesado, para jugar de espaldas y encontrar espacios cuando se gira. El segundo, es una flecha para atacar la espalda de las defensas. Un futbolista concreto, un puñal de filo muy fino. Fue William José el primero que pudo tirar abajo la portería de Oblak. Xabi Prieto interceptó un pase prohibido en horizontal de Thomas, que aún le brotan ese tipo de tics que le faltan para cuadrar su posición de lateral derecho. El capitán realista le dejó la pelota franca a William José, y este la pegó tan fuerte como alta. Entre Zurutuza y Oyarzabal fabricaron el 0-1. Un pase filtrado del primero y otro desmarque de libro del delantero al que terminó por derribar Oblak. William José ejecutó con potencia un golpeo bajo y centrado.

A partir de ahí comenzó el otro partido. El del Atlético. Volcado ya sin descanso sobre el área de la Real, atormentada por la ráfaga de descargas. Comenzó por hacer daño con dos de sus suertes preferidas. Primero un robo de Thomas arriba, que acabó con Correa atropellando en su remate a Rulli. De seguido, un buen pase de Gabi para otra aparición de Correa a la espalda de Íñigo Martínez y Elustondo. Cara a cara con Rulli, adelantado, el argentino no supo ver que la solución estaba en un globo más que en el remate por abajo que intentó.

La continuidad de esos arreones rojiblancos permaneció a la salida de la caseta. Correa, al que pareció perseguir la maldición de Vietto, tiró otra clara ocasión al limbo con toda la portería para él. Empató Filipe Luis con un potente derechazo en una jugada que enseñó esa paciencia que esta vez sí tuvo el Atlético para madurar el juego de lado hasta que Saúl colgó el balón.

Igualado el marcador, los de Simeone mantuvieron la electricidad y exigieron a Rulli una exhibición. Una cascada de ocasiones en la que también se expusieron los rojiblancos a alguna contra porque ni Giménez, ni Godín marcaban la raya con contundencia. Fue Saúl también, a pase de Koke, el que lanzó un globo al segundo palo para que Griezmann certificara la mejor tarde de futbol en el Metropolitano.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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