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Champions League - Grupo e - jornada 5
Sevilla
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Liverpool
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El Sevilla no se rinde y remonta tres goles al Liverpool

El conjunto andaluz protagoniza una noche épica en la Champios al igualar un 0-3 ante unos 'reds' letales al contragolpe, con lo que le vale el empate en Maribor para clasificarse

El entrenador del Sevilla, Eduardo Berizzo (c), celebra el empate con sus jugadores.Foto: atlas | Vídeo: Aitor Alcalde
Rafael Pineda

El acto de rebelión del Sevilla mostró la belleza del fútbol. Hundido con un 0-3 a los 30 minutos tras la portentosa demostración del Liverpool, los jugadores del club andaluz recurrieron a la épica, al orgullo, a morir en cada balón para acabar empatando un partido que tenían absolutamente perdido. Fue, sin duda, una noche mágica, que alimenta el espíritu de un equipo que nunca se rinde, que es capaz de ofrecer en la Liga de Campeones una disertación tan hermosa. La muestra de la grandeza del Sevilla viene acompañada por la mística de un estadio especial. El Ramón Sánchez Pizjuán, Nervión para los sevillistas, sigue sin ser conquistado un año después.

El gol de Pizarro, que hizo el empate a tres en el alargue, desató la alegría de unos fieles que apoyaron de forma increíble a sus jugadores. Y en la extraordinaria igualada, además de fe y pasión, hubo también fútbol. Sobre todo el de dos jugadores, Banega y Vázquez, bien secundados por Escudero, que contribuyeron con su juego a la ardua tarea de una remontada espectacular. También brilló Ben Yedder, un delantero criticado, que hizo dos goles y abrió el camino de la esperanza. Son ya 26 los encuentros seguidos que el Sevilla lleva sin perder en su estadio. La demostración de carácter de sus jugadores ante un gran rival como el Liverpool puede significar, sin duda, un punto de inflexión. No tanto por el empate, sino mucho más por la bendita forma de conseguirlo. Una delicia que demostró la majestuosidad de este deporte. Nunca se rinde el Sevilla, que se sobrepuso a un primer tiempo lamentable para hacer crecer su leyenda europea en una noche que ya pasará a su particular historia continental.

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Como si de un ciclón se tratara, el Liverpool arrasó cada palmo del Sánchez Pizjuán, que vivía una noche que acabó en historia y que comenzó como una pesadilla. La superioridad del pentacampeón de Europa asustó, y mucho, ante la fragilidad del Sevilla. Comandados por un Banega sublime, los andaluces decidieron, que, si había que morir, se haría con orgullo, con la cabeza alta. Y empataron un duelo que tenían perdido. Ahora, a los andaluces les basta con empatar en Maribor para cerrar su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones.

Todo comenzó torcido con un gol a los dos minutos a la salida de un saque de esquina, donde crujió el sistema defensivo del Sevilla. La realidad mostró a un Liverpool poderoso al contragolpe, letal en la búsqueda del espacio y muy rápido, que desarboló a otro a años luz en sus movimientos. No es que el Sevilla jugara mal. Simplemente fue un muñeco en manos de un Liverpool que lo apuñaló una y otra vez aprovechando las carencias de un equipo débil en ambas áreas. Cada llegada del Liverpool en la primera parte se traducía prácticamente en gol. El segundo, de Mané, fue un calco del primero, pero ahora a los 22 minutos. Balón al primer palo y prolongación al segundo, donde primero Firmino y luego el delantero senegalés pudieron rematar con absoluta comodidad. En el camino, el Sevilla, capaz de tocar con cierta calidad ante el despliegue ofensivo de un Liverpool sin red, tuvo dos claras ocasiones para empatar. Entonces, fue la falta de puntería la que penalizó al equipo andaluz. Mientras, el Liverpool siguió castigando cada error del Sevilla. La exhibición inglesa se concretó en el tercer gol, obra también de Firmino.

Épica igualada

Un impresionante Banega dirigió la igualada del Sevilla, ayudado por Vázquez y el gol de Ben Yedder. Los de Berizzo, que supo rectificar, llegaron al 2-3. Klopp, que sigue sin ganarle al Sevilla, paró la sangría, pero no el gol de Pizarro en el alargue que desató la pasión en un estadio entregado. El Sevilla había igualado un 0-3 ante el Liverpool en la Liga de Campeones. La valentía de sus jugadores, apoyados por la afición, se plasmó en un punto que sabe a gloria y que coloca muy cerca los octavos de la Liga de Campeones. Con orgullo y carácter, este Sevilla demostró que es capaz de todo.

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