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LaLiga Santander jornada 12
Espanyol
Espanyol
0 2
Finalizado
Valencia
Valencia
Kondogbia 66'Santi Mina 82'

El Valencia se reivindica como alternativa en Cornellà ante el Espanyol

El dominio del Espanyol se estrella en los palos y Kondogbia y Santi Mina traducen la efectividad del equipo de Marcelino, que acaba expulsado y no podrá estar en el banquillo ante el Barça

Santi Mina celebra su gol en Cornellà.Foto: atlas | Vídeo: David Ramos
Juan I. Irigoyen

Hay equipos que con poco hacen mucho. Virtud, generalmente, de los grandes conjuntos. Esos que pasean por la Liga con su DNI. Y, en Cornellà, el Valencia le mostró su carnet al Espanyol. Un genial bombazo de Kondogbia, un gran pase de Carlos Soler. No necesitó más el conjunto de Marcelino para despachar al cuadro blanquiazul y consolidarse como el perseguidor del Barcelona. El Espanyol dominó el juego, el Valencia las áreas. Ya es oficial, Mestalla vuelve a asustar en España, un estadio con historia que se prepara para recibir al cuadro azulgrana.

El Valencia anda como nunca; el Espanyol, como siempre. Todo, por supuesto, si se atiende a las últimas temporadas. Mientras que Marcelino ejerce como una especie de brujo, capaz de revitalizar la memoria del conjunto che y devolverlo a los puestos de élite, esos que justifican el pedigrí del Valencia, Sánchez Flores no encuentra la receta para hacer despegar al Espanyol, condenado a navegar en la tierra de nadie de la tabla.

La ambición de Marcelino, sin embargo, le llevó a pensar más en el Barça que en el Espanyol. Y mandó al banquillo a sus perlas: Zaza, Guedes y Carlos Soler. La suplencia del italiano tenía sentido si se tiene en cuenta la maltrecha rodilla del delantero y su carácter rebelde: acumula cuatro amarillas. En cambio, sin Guedes ni Soler, el Valencia pierde pausa. Un mal negocio ante el rocoso Espanyol, un equipo que muerde como pocos en la medular. A la ausencia del trío se le sumó la displicencia de Parejo, más la poca tiza de Kondogbia. Un plus inesperado para el combativo cuadro blanquiazul.

Sánchez Flores hizo oídos sordos al momento Valencia. En cambio, sí escuchó al núcleo duro del vestuario: Sergio García arrancó, por primera vez en la temporada, desde el inicio. El 9, junto a Baptistao y Gerard Moreno, todo pólvora para contrarrestar su falta de gol. La hinchada todavía estaba agitando las banderas blanquiazules, entregadas a los seguidores en las puertas del estadio, iniciativa para amurallar de política a la casa del Espanyol, cuando el plan de Sánchez Flores parecía que se iba al garete. Baptistao, ese futbolista tan sugestivo como frágil, cayó lesionado. Un dejá-vù para el hispano-brasileño que se pasó la mitad de la temporada pasada en la enfermería. El problema fue solución para Sánchez Flores. Jurado reemplazó a Baptistao, más control para el Espanyol, más descontrol para la medular de Marcelino.

Jurado no tardó ni un pestañeo en tomar las riendas del partido ni Sergio García en demostrarle a Sánchez Flores que su lugar estaba en el once. “¡Falete, Falete!”, gritó la hinchada, reconocimiento al sentimentalismo del 9, que volvió al club, pero, sobre todo, un mimo a su fútbol. Con Jurado encendido, Sergio García en llamas y Gerard Moreno en combustión, el Valencia no podía decir ni pío en el área de Pau. Ocurre, sin embargo, que el Espanyol está peleado con el gol. Cuando no fueron las piernas de los centrales, fueron las manos de Neto las que le negaron el grito a los blanquiazules. Y, sino, los postes. La madera silenció a Gerard Moreno y a Darder y enrabió a Sánchez Flores, que no tenía más soluciones que las que puso en el campo.

Marcelino, en cambio, tenía dinamita a su lado. Primero intentó con Guedes. No cambió nada, la pelota seguía en las botas de los blanquiazules. La cólera se apoderó del entrenador asturiano, agudizada cuando el árbitro demoró el cambio de Garay por Murillo. Terminó en las gradas. Hernández Hernández expulsó a Marcelino, que no podrá estar en el banquillo ante el Barça. Pero el Valencia se encuentra en estado de gracia.

Y, cuando la angustia se apoderaba de las botas de los valencianistas, apareció un tranquilizante insospechado. Kondogbia sacó un zapatazo fortísimo desde la luna, imposible de detener para Pau. Y si gol del francés minó la endeble moral del Espanyol, Carlos Soler reventó cualquier ilusión de remontada. El volante le puso una asistencia genial a Santi Mina para que liquidara la contienda. No necesitó mucho más el Valencia para acumular su octavo triunfo consecutivo y estirar el mejor arranque de su historia: nueve victorias, tres empates. Al Espanyol le toca el purgatorio; al Valencia, el cielo, donde por ahora manda el Barça, su huésped el próximo domingo.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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