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Crítica | La liga de la justicia
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los seis samuráis

Los creadores enfrentan al grupo de estrellas de la casa con uno de los villanos más inanes y ridículos del reciente cine de superhéroes

Javier Ocaña

Los futboleros saben bien que para que un duelo resulte memorable es imprescindible que el rival tenga entidad, que no basta con juntar a un puñado de figurones y arrasar en el campeonato, que sin antagonista no hay verdadero protagonismo ni heroísmo. Sin embargo, los responsables de Liga de la justicia, película de Zack Snyder basada en las viñetas de DC Comics, se olvidaron de ir a clase aquel día, y enfrentan al grupo de estrellas de la casa —Batman, Wonder Woman, Aquaman, Superman, Cyborg y The Flash— con uno de los villanos más inanes y ridículos del reciente cine de superhéroes: Steppenwolf.

LIGA DE LA JUSTICIA

Dirección: Zack Snyder.

Intérpretes: Ben Affleck, Gal Gadot, Ezra Miller, Jason Momoa, Henry Cavill.

Género: superhéroes. EE UU, 2017.

Duración: 122 minutos.

Quizá en los tebeos de DC tuviera mayor entidad, pero en la película de Snyder, con esa imagen digital que lo acerca mucho más a la animación que a la imagen real, y el ya cansino y penoso recurso de la voz distorsionada para fomentar la maldad, Steppenwolf, cuyas perversas intenciones —¿coleccionar cajas para acabar con el mundo?— ni siquiera están bien narradas, es la primera piedra hacia el desastre de una película que solo se aguanta por la presencia de Ben Affleck, aunque únicamente cuando no va disfrazado de Batman, los toques de humor de Ezra Miller como The Flash, la belleza de Gal Gadot y Henry Cavill, y el habitual buen gusto de Snyder para la selección musical y la composición de secuencias asentadas en el ritmo de las canciones y el ralentí de las imágenes. Un relato inspirado en la estructura y esencia argumental de Los siete samuráis, de Akira Kurosawa —aunque aquí sean solo seis—, sin entidad en las secuencias de acción, y que acaba creando más desasosiego con el apocalíptico y fugaz cartel de un mendigo, ese fantástico “lo intenté”, que con su insignificante villano.

Sin la frescura de Wonder Woman (Patty Jenkins, 2017), sobre todo en las secuencias bélicas no ambientadas en la horrenda Isla Paraíso, aunque en un tono menos grave que Batman v. Superman: El amanecer de la justicia (Snyder, 2016), Liga de la justicia es una prueba de cargo más para los detractores de la excesiva ola de cine superheroico.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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