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El partido de Ada Colau rompe su pacto de gobierno con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona

El acuerdo con Collboni se fractura tras año y medio: "Hacía falta reconstruir el país, no romper más cosas", dice el socialista

Colau y Collboni (d.), en el Ayuntamiento de Barcelona.Foto: atlas | Vídeo: CARLES RIBAS

Las bases de Barcelona en Comú, el partido de la alcaldesa Ada Colau, han votado con un 54,18% a favor que rompa su pacto de gobierno con el PSC en el Ayuntamiento. La participación entre los casi 10.000 inscritos en la organización ha sido de 3.800 personas. La formación de la alcaldesa de Barcelona decidió la semana pasada someter a consulta el pacto, por el malestar que ha causado entre parte de las bases el apoyo de los socialistas al Gobierno central en la aplicación del artículo 155 de la Constitución al Gobierno de la Generalitat. A favor de romper el pacto han votado 2.059 personas; en contra, 1.736 (45,68%). Colau ha asegurado que esta ruptura ha sido difícil, pero que se ha hecho "con radicalidad democrática". En un hilo, de tres mensajes, la alcaldesa ha añadido que seguirá gobernando con objetivos concretos "y buscando acuerdos con todos los grupos". Colau ha agradecido a Jaume Collboni, portavoz del PSC en el Ayuntamiento, el trabajo conjunto al servicio de Barcelona. "Ojalá el PSC abandone pronto pactos con PP, Ciudadanos y Unión y recupere alianzas de izquierdas", añadido Colau.

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El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha destacado que el acuerdo con el PSC "ha tenido muchos elementos positivos", pero ha subrayado que en los últimos meses se ha producido una "situación extraordinaria" en Cataluña. El dirigente ha lamentado la posición de los socialistas catalanes a favor de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. "Si el PSC hubiera consultado a sus bases, la consulta de Barcelona en Comú no habría sido necesaria", ha dicho Pisarello, que no obstante ha expresado su rechazo a "la política de bloques" y ha subrayado que Colau "no gobernará con otros partidos". 

Collboni ha asegurado hoy en respuesta a la decisión de Barcelona en Comú: "Hacía falta reconstruir el país, no romper más cosas". Collboni ha acompañado este mensaje de una foto suya con los cuatro exalcaldes socialistas de Barcelona: Pasqual Maragall, Joan Clos, Jordi Hereu y Narcís Serra.  "Entre Barcelona y la independencia, ha escogido la independencia. Entre estabilidad y la inestabilidad, ha escogido la inestabilidad. Entre un gobierno de izquierdas y ceder ante Alfred Bosch y Xavier Trias, ha elegido lo segundo", ha afirmado esta mañana el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, quién ha lamentado que Colau no haya defendido el pacto, "se ha querido esconder. Demuestra que quizás es la alcaldesa, pero no la líder que Barcelona necesita".

El resultado muestra que entre las bases ha pesado más este malestar por la actitud de los socialistas que el sentido práctico y el valor que los partidarios de no romper han dado a la estabilidad en el Ayuntamiento, cuando quedan menos de dos años de mandato. Entre los 11 concejales de Colau, los independentistas son minoría, pero se han mostrado muy incómodos, sin esconderlo en las redes sociales ni en intervenciones públicas, con el papel del PSC tras el referéndum independentista del 1 de octubre. La alcaldesa, que tiene muy buena sintonía con el jefe de filas del PSC en el Ayuntamiento, Jaume Collboni, ha apostado siempre por mantener el acuerdo. Pero durante la semana pasada se ha negado a responder a la petición explícita de que defendiera el acuerdo.

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Colau ganó las elecciones en 2015 con solo 11 concejales, lejos de la mayoría en un consistorio que tiene 41 ediles. Un año después, en mayo de 2016, alcanzó el acuerdo de gobierno con Collboni. Un pacto que sumó cuatro concejales al equipo de Colau y le permitió aligerar la carga de trabajo, al delegar en los socialistas áreas como la promoción económica, las políticas de comercio y patrimonio, y las de personas mayores y juventud. Además, los concejales socialistas asumieron tres de los 10 distritos: Sant Andreu, Eixample y Sarrià-Sant Gervasi.

El acuerdo, con todo, dejaba claro que era “de Barcelona por Barcelona”, y especificaba que, en el debate sobre la situación política de Cataluña, cada formación actuaría o votaría por su cuenta. Así ha sido durante un año y medio en plenos municipales donde los concejales se han posicionado divididos en proposiciones que la oposición ha planteado precisamente para mostrar las diferencias. Votaciones que han subido de temperatura a medida que se acercaba el referéndum independentista del pasado uno de octubre. Por ejemplo, en junio o julio pasados, con propuestas del PP o Ciutadans sobre la implicación municipal en la consulta unilateral. O ya pasado el referéndum, con votaciones sobre la declaración unilateral de independencia, la aplicación del 155 o el reconocimiento del Gobierno de la Generalitat cesado como legítimo: esta última, apoyada por Colau y no por Collboni.

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