Hermoso embrollo de Tal
Comprender cada matiz de esta maravilla puede llevar días, pero también se puede disfrutar en minutos
Blancas: Rc1, Td1, Af1, Cb3, Cc3, Ah6, Th7, Dh8; peones en a2, b2, c2 y f3.
Negras: Ta8, Ac8, Rf8, Cg8, Dc7, Td7, Ad6, Ce5; peones en g7, a6, e6, b5, d5, f5 y e6.
"Cada partida es tan inimitable e invaluable como un poema", solía decir Mijaíl Tal. La impresionante obra maestra de este vídeo ayuda a entender la tremenda profundidad de esa frase desde el punto de vista de un cerebro portentoso, hipercreativo, siempre en ebullición ardiente. Como en tantas otras producciones del genio de Riga, uno puede preguntarse qué hubiera pasado si su rival encuentra las mejores defensas, pero conviene recordar que al cuestionarnos eso no tenemos muy en cuenta que hablamos de seres humanos, falibles, no de los monstruos de silicio que hoy detectan los errores en décimas de segundo. Ese mismo año, 1957, cuando aún no había cumplido los 21, Tal ganó por primera vez el fortísimo Campeonato de la URSS, lo que fue suficiente para que la Federación Internacional (FIDE) le otorgase directamente el título de gran maestro. No era difícil atisbar que aquel joven de mente explosiva tenía madera de campeón del mundo: lo fue en 1960, a los 23 años, el más joven de la historia hasta que Gari Kaspárov lo consiguió a los 22 en 1985.