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El fiscal ultima las pruebas para imputar a Michael Flynn por la trama rusa

Flynn es una de las personalidades que más sospecha generaron en el entorno de Trump por sus reuniones con el embajador ruso en Washington

Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la posible colusión entre el equipo de campaña del presidente Donald Trump y Rusia, ultima las pruebas para imputar al exconsejero de seguridad nacional, Michael T. Flynn, según fuentes citadas por la cadena NBC. El teniente general, que solo trabajó 24 días en la Casa Blanca antes de ser forzado a dimitir por mentir sobre sus reuniones con el embajador ruso en EE UU, sería la cuarta víctima de Mueller tras las imputaciones la semana pasada de Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump, su socio Rick Gates, y el exasesor George Papadopoulos.

Flynn es, desde la campaña electoral, una de las personalidades que más sospecha generaron en el entorno de Trump. Desde su obligada dimisión por mentir, entre otros, al vicepresidente Mike Pence sobre sus reuniones con el embajador ruso en Washington, numerosas revelaciones han demostrado lazos con diversas empresas rusas. Miembros del Congreso le acusan de haber recibido cobros ilegales por importes de más de 500.000 dólares (430.000 euros) de Gobiernos y políticos extranjeros, entre ellos Rusia y Turquía, que ocultó en su declaración de bienes en EE UU. Tras conocerse que el FBI investigaba estos posibles delitos, Trump pidió al entonces director, James Comey, que cerrara la pesquisa.

Las imputaciones el lunes pasado de Manafort y Gates se centraron en delitos similares, relacionados a la malversación de fondos y el lavado de dinero durante sus actividades de asesoría a un político ucranio afín a Vladímir Putin.

El equipo de Mueller también examina si el exmilitar trató de impulsar el intento de extradición de Fethullah Gulen, el principal opositor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que vive exiliado en Pensilvania, a cambio de millones de dólares.

La nueva jugada de Mueller también incluiría al hijo de Flynn, Michael G. Flynn, agitador de la ultraderecha y figura cercana a su padre, con quien trabajó durante la campaña del magnate republicano. Según NBC, si Flynn padre cooperara con el fiscal especial para ayudar a su hijo, este también podría reducir sus consecuencias legales.

Desde que tomó las riendas de la investigación sobre posible colusión, el pasado 17 de mayo, Mueller había trabajado en silencio recabando pruebas, entrevistando a numerosos miembros de la Casa Blanca y de la Administración Trump, y solicitando documentación y archivos pertinentes a la campaña electoral del ahora presidente. Pese a las críticas de algunos conservadores y del propio Trump, Mueller realiza diligentemente su tarea, una de las más importantes en la historia reciente de EE UU: la investigación sobre una posible coordinación entre un aspirante a la Casa Blanca y el Kremlin. Las agencias de inteligencia ya han confirmado en diversos informes que Rusia realizó una campaña para influir en las elecciones estadounidenses y propagar información favorable a un candidato, Trump.

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La semana pasada fue el punto de inflexión. El presidente trasladó en Twitter sus quejas, desligándose de Manafort y afirmando que Papadopoulos —imputado por mentir al FBI sobre una reunión con una profesora cercana al Kremlin que le había ofrecido información “sucia” de Hillary Clinton— no fue más que un voluntario de poco rango. Se desconoce cuándo Mueller planea presentar los cargos contra Flynn. Pero cuando lo haga, el general, que ha sido un lastre para Trump desde el inicio de su presidencia, volverá hacer temblar al 1600 de la Avenida Pensilvania.

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