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La OMS recula y le quita el puesto de embajador al presidente de Zimbabue

La Organización Mundial de la Salud había recibido durísimas críticas por nombrar a Mugabe

Robert Mugabe en una ceremonia el pasado abril en Harare.Vídeo: JEKESAI NJIKIZANA (AFP)
José Naranjo

No ha durado ni tres días en el cargo. Ante el aluvión de críticas recibidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido dar marcha atrás y revocar el nombramiento de Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, como embajador de buena voluntad. Así lo ha expresado el director general de este organismo internacional, el doctor etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien manifestó, mediante un comunicado, haber escuchado con atención “a todos los que expresaron sus preocupaciones” y dijo estar seguro de haber tomado “la mejor decisión” para el organismo que preside tras haberlo consultado con el Gobierno de Zimbabue.

La oferta a Mugabe, que tuvo lugar el pasado miércoles cuando este participaba en un seminario de la OMS en Montevideo (Uruguay), generó un enorme malestar en organizaciones de derechos humanos y en la oposición zimbabuense, que recordaron el historial de represión de su régimen y que el sistema público de salud de este país estaba “desfondado” debido a la corrupción. Asimismo, apuntaron que el propio Mugabe acudía al médico en el extranjero debido a la falta de medios en los hospitales nacionales. En lo que va de 2017, el mandatario, de 93 años, ha recibido atención sanitaria en tres ocasiones en Singapur.

El doctor Ghebreyesus, que fue nombrado el pasado verano a la cabeza de la OMS en sustitución de Margaret Chan, ofreció a Mugabe ser embajador de buena voluntad para la lucha contra las enfermedades no contagiosas, como el cáncer o la diabetes. En ese momento, elogió su compromiso en la materia, pero las críticas no se hicieron esperar. Tanto Human Rights Watch como UN Watch o la oposición zimbabuense alertaron de que esta decisión era “vergonzosa” y “absurda” e incluso un “insulto”. Por todo ello, Ghebreyesus decidió dar marcha atrás.

Robert Mugabe lleva 37 años en el poder, primero como primer ministro y luego como presidente de Zimbabue. Su régimen se ha caracterizado, sobre todo en los últimos años, por una elevada corrupción, una pésima gestión económica que ha llevado al país a una grave crisis y un enorme despilfarro de dinero público, cuyo mejor ejemplo son las fastuosas fiestas de cumpleaños del presidente. Su avanzada edad y su frágil estado de salud han disparado los rumores acerca de su sucesión, una carrera en la que está bien situada su esposa, Grace Mugabe, y su vicepresidente, Emmerson Mnangagwa. Sin embargo, su partido le ha nominado para las elecciones de 2018. El camarada Bob parece dispuesto a seguir dando guerra.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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