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“Vengan a recoger a sus hijos”

El cambio del modelo de protesta deja escuelas clausuradas y alumnos que tuvieron que ser enviados a sus casas

Desde la izquierda, Féilx Moreno, María Jesús Izquierdo y Jordi Navarro, profesores del instituto Jose Lluís Será (Castelldefels).Vídeo: Claudio Álvarez
Pilar Álvarez

La clase de Historia de 4º de la ESO iba este martes de la independencia americana, con un fragmento de la película El Patriota. “Les contaba a los alumnos que los que estaban luchando por la libertad, tenían esclavos”, explica Jordi Navarro, profesor de Sociales en el instituto Josep Lluis Sert de Castelldefels. Félix Moreno, que da Matemáticas, estuvo con seis alumnos de 2º de ESO a primera hora. En ambos casos, fue la primera y última clase del día. Los padres del centenar de alumnos que habían acudido a clase porque no secundaban la huelga recibieron un aviso de la dirección del centro para que fueran a recogerlos.

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El instituto, junto a la estación de tren de este municipio del área metropolitana de Barcelona (64.892 habitantes y gobierno tripartito de PSC, Esquerrra y Movem Castelldefels) fue centro electoral el 1-O. Los centros estaban convocados desde hace días a una huelga general el 3 de octubre que suponía aplicar servicios mínimos, porque la enseñanza es un servicio esencial. Además, desde el lunes, estaban llamados a un “paro de país” que convocó la Generalitat y que, según la asociación de directores de instituto de Cataluña (Axia) “suponía el cierre total y no implicaba servicios mínimos”, explica su presidenta, Isabel Sánchez, además de que, aseguran, en los paros no hay descuentos en las nóminas de los trabajadores que la secunden, que rondan los 100 euros diarios, aunque el Ministerio de Hacienda señaló lo contrario. “El Consorcio [donde están el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat] nos comunicó el lunes por la tarde que no se aplicaban los servicios mínimos y avisamos a las familias, que lo entendieron muy bien”.

Tres profesores que fueron este martes al instituto de Castelldefels a dar clase aseguran también que el centro se cerró “porque lo manda la Generalitat” y que así se lo transmitió el director, que declinó hablar con este periódico. La Generalitat lo niega. Las directrices de Enseñanza, sin embargo, diferenciaban entre los centros que se adherían a la huelga —con servicios mínimos— y los que hacían “paro de país”, obligados a atender a las familias que fuesen pero, si no iba nadie, podían cerrar. Un portavoz aseguró que la consigna era “garantizar el derecho de los padres a llevar a los niños a clase y atenderlos”. La consejera de Trabajo, Dolors Bassa justificó el cierre de los colegios alegando que había un pacto entre estos y las asociaciones de padres, informa Josep Catà.

No fue lo que ocurrió en Castelldefels, donde el director del Josep Lluis Sert mandó un primer correo a los padres informando de la huelga, recordaba a las familias que los alumnos hasta 2º de la ESO no pueden secundarla y que los mayores necesitan autorización. Garantizaba clases para los más pequeños “siempre que el profesor no esté de huelga” y actividades de repaso para los mayores con el personal que acudiera el centro. En el segundo correo, remitieron a los padres a las 8.09 del martes, explicaba el cambio a “paro de país” y pedía: “En la medida de lo posible, vengan a recoger a sus hijos o bien autorícennos a dejarlos marcharse a casa”.

A María Jesús Izquierdo, profesora de Matemáticas en este centro, le quedan ocho días para jubilarse. “Nunca tuve ningún problema por dar las clases en castellano y he enseñado en pueblos que son el cor [corazón] de Cataluña, como Manresa o Figueras”, dice junto a sus dos compañeros en una cafetería. Asegura que las cosas han cambiado: “Es una locura, hay medio claustro enfrentado al otro medio. Cuando viene un independentista, te callas”.

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“Está habiendo un adoctrinamiento de los que convocan la huelga”, denuncia por su parte Félix Moreno. La semana pasada, sindicatos de estudiantes convocaron una huelga de enseñanza en Cataluña entre el 27 y 29 de septiembre “para derrotar la ofensiva franquista del PP en Cataluña”. En los institutos, los alumnos desde 3º de ESO que quieren participar lo deciden juntos y lo comunican. Según Izquierdo, en su centro no solo se habló del paro: “Los de bachillerato preguntaban a los más pequeños cuántos estaban a favor del referéndum y cuántos a favor de la independencia”. “La manipulación es tal que a los chavales los engañan y no te puedes quedar callado”, añade Félix Moreno. “Hemos estado callados mucho tiempo”, concluye Izquierdo.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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