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LaLiga Santander jornada 7
Real Madrid
Real Madrid
Isco Alarcón 29'Isco Alarcón 70'
2 0
Finalizado
Espanyol
Espanyol

Isco para todo

El Madrid, con el malagueño de guía y goleador, se alivia en casa ante el Espanyol tras un buen primer tiempo. Los pericos, chatos de inicio, reaccionaron tras el descanso

Isco persigue el balón ante Darder. En vídeo, declaraciones de Zidane.Foto: atlas | Vídeo: G. BOUYS
José Sámano

En las buenas y en las malas, el Madrid encontró a Isco. Ya fuera cuando tuvo el partido en un guante, durante el primer tiempo, o cuando reaccionó el Espanyol tras el intermedio. Isco, el Isco madurado de estos días, para todo y para todos. Sobre él cimentó la victoria el equipo blanco. Un alivio después de tres partidos chatos de los de Zidane ante su gente en la madrugada de esta Liga. Para el Espanyol, un maquillaje final para su espantada del primer periodo.

No hay un equipo con peor racha en el Bernabéu que el Espanyol, que no brinda en Chamartín desde el 21 de abril de 1996. Desde entonces ha comparecido sin triunfo durante 24 partidos, algunos tan pésimos como el del pasado curso, otros medio raquíticos como el del primer tiempo de esta jornada. En ambas temporadas repitió el guión inicial: la nadería con la pelota y la nadería sin ella. Por más que Quique plegara velas con todos los muchachos enchironados, hasta que el técnico alteró la alineación en el descanso, el Madrid le invadió con extraordinaria facilidad. Tanta que a los 23 segundos un pase telescópico de Sergio Ramos citó a Isco en los morros de Pau López, que cerró la puerta. No fue la única vez que, pese a la aparente trinchera perica, su portero se las tuvo tiesas cara a cara con algún madridista. Un dique de plastilina, por más que en el pelotón defensivo también se incrustaran de inicio futbolistas de trazo de vanguardia como Jurado y Baptistão.

En el primer acto, con el Espanyol en un papel de equipo estorbo, refugiado en las cuerdas, sin más, el Madrid tuvo una virtud sobresaliente. Articuló el juego con paciencia, sin que le anudaran los fantasmas del mal despegue liguero en su terreno. Encima, con bajas notables en los laterales —por donde percuten los extremos auténticos de este Madrid— y en la delantera. Con Cristiano anclado en el área y Achraf y Nacho como improvisados ventiladores por las orillas, el conjunto de Zidane estaba obligado a modular el fútbol paso a paso. Más que un ataque en combustión, los actores de la trama obligaban al juego geométrico hasta dar con CR o la intrusión de los volantes en la sala de espera de Pau. Isco lo interpretó de maravilla. El malagueño impuso su partitura, toque a toque, por aquí y por allá, como interior, medio centro o punto final de la ofensiva. Lo adivinó CR, que a la media hora filtró una asistencia para Isco. Esta vez, el andaluz eligió una solución menos sutil que la de los primeros segundos. En este duelo con Pau prefirió un punterazo terminal.

Un minuto antes del gol, una secuencia simbolizó lo que fueron el Madrid y su contrario en el primer tramo. El ataque que precedió a la diana de Isco culminó con Achraf, Sergio Ramos, CR y Nacho como madridistas más avanzados. Los de Quique aún eran un guiñapo y en el Real no se cortaba nadie. Ni siquiera el joven Achraf, a sus 18 años el 586º jugador que disputa la Liga con el Madrid. El marroquí mostró que tiene turbo en las piernas, no le faltó cierto desparpajo y eludió complicarse la vida cuando no fue necesario. Al otro costado, Nacho, al que lo mismo da no ser lateral ni zurdo para dejar constancia de que puede ser un notable lateral zurdo y lo que se tercie. Nacho, siempre presente.

Con Pau crecido ante CR —al que se le vio con gesto ulceroso, algo incómodo— e Isco al violín estuvo a punto de concluir el primero de los encuentros jugados en el Bernabéu. Pero como el fútbol no tiene más lógica que la ilógica, justo antes de su mutación, el Espanyol se fue al descanso con un remate al poste derecho de Keylor de Gerard Moreno tras una pifia de Casemiro. Cuarenta y cinco minutos de barbecho blanquiazul y la gloria al alcance en un segundo.

En el diván del intervalo, Quique agitó a los suyos y con Sergio García y Navarro de salida hizo sonar el despertador. El Espanyol fue otro. Se descamisó algo, tuvo otro poso con el balón y ya no fue ese equipo de otra época, de aquella en la que lo ortodoxo para muchos conjuntos era taparse las cejas en plazas como la de La Castellana. Con su paso al frente, el cuadro catalán logró rebajar al campeón durante un trecho. El Espanyol bloqueó a su rival cerca de Keylor. De repente, a los de Zidane todo les costaba un mundo. En plena crecida de los visitantes, tras algunos apuntes amenazantes para Navas, un enredo de Sergio Ramos estuvo a un dedo de producir el empate. Pero la chispa prendió en contra de los blanquiazules e Isco les bajó la persiana. En una internada de Asensio por la izquierda, Isco se camufló en el balcón del área, fuera del radar adversario. El balear, que tiene pie clínico en la zurda, le descubrió y su colega embocó con un disparo certero. Un respiro para el Madrid, que arrancó la noche a diez puntos del Barça. Como sedantes, Isco y un Espanyol que llegó con un tiempo de retraso.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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