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La segunda vida de los rinocerontes

Una ONG sudafricana cura a ejemplares que sobreviven a la mutilación por parte de furtivos

Uno de los rinocerontes tratados por la ONG.Vídeo: SAVING THE SURVIVORS / EFE

Más de 6.000 ejemplares asesinados en los últimos nueve años. Es la siniestra realidad de los rinocerontes en Sudáfrica. Se calcula que entre 2009 y 2016 los ataques de cazadores furtivos se multiplicó por 90. La mayoría solo buscan sus cuernos, un lucrativo negocio porque el polvo que se obtiene de ellos es muy apreciado por la medicina tradicional china, pese a que se trata del mismo material del que están hechas, por ejemplo, las uñas humanas. Pero incluso si les arrancan el cuerno estando vivos, la mayoría de rinocerontes no sobreviven para contarlo. Pensando en los pocos que lo logran se creó en 2012 la ONG Saving the Survivors (salvando a los supervivientes). Su fundador, el veterinario Johan Marais, y su colega Zoe Glyphis se encargan de curar y coser las heridas de estos grandes mamíferos. En los casos más graves, tienen que desplazarse hasta el lugar donde se ha recibido alerta de que hay un rinoceronte herido. En otros, son trasladados a zonas más seguras en los alrededores de Johanesburgo o Pretoria. Allí el tratamiento puede prolongarse hasta asegurarse de que el insólito paciente, antes de recobrar la libertad, cuenta con todas las garantías para vivir la segunda vida que se ha ganado.

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