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Supercopa de Europa - final - jornada 1
Real Madrid
Real Madrid
Casemiro 23'Isco Alarcón 51'
2 1
Finalizado
M. United
M. United
Lukaku 61'

El Real Madrid y el vicio de ganar: se lleva la Supercopa de Europa ante el Manchester

Los madridistas superan con buen juego a los de Mourinho y vencen en su undécima final internacional consecutiva

José Sámano
Isco celebra su gol al Manchester United, el segundo del Real Madrid.
Isco celebra su gol al Manchester United, el segundo del Real Madrid.VASSIL DONEV (EFE)

Lo del Madrid con las finales es un vicio. En el panorama internacional ha conquistado las últimas once que ha jugado y no cae desde que lo hiciera ante Boca Juniors en la Intercontinental de 2000. No importa la fecha, ya sea con un pie en la pretemporada, en los navideños Mundiales de Clubes o en la Champions, al anochecer de un extenuante curso. Las finales se ganan y eso hace el Madrid. Esta vez no se impuso sin más al United, sino que tuvo un volumen de juego mucho mayor. Los muchachos de Mourinho, tan atléticos la inmensa mayoría, no tuvieron otro dictado que el fútbol directo hacia alguno de sus pívots. El United va tan sobrado de jugadores con pértiga como limitado de futbolistas sutiles.

Del juego con matices y amplio repertorio se encargó el Madrid. De entrada con Casemiro al frente. Le ha cogido gusto a chapotear en el área rival. Con Zidane ha añadido picante a su juego. Hoy no solo es el tutor defensivo del medio campo, el técnico le ha aflojado los grilletes y el brasileño ya no se siente un intruso ante el gol. Lo comprobó el Juventus en Cardiff, lo mismo que el United en Skopje. Su tanto, con el fuera de juego al cuello, evidenció la versatilidad de este Madrid. Carvajal, defensa, asistió como volante derecho y Casemiro, medio tapón, asaltó el área de De Gea por el costado izquierdo. Y no hay nada episódico en estas aventuras ofensivas de Casemiro, que ocho minutos antes había cabeceado al larguero del United tras un córner lanzado por Kroos. De Gea, como hizo previamente ante un remate de Bale en sus morros, se quedó en la madriguera. Salir del tendal le resulta ulceroso.

El bingo de Casemiro fue resultado del gobierno madridista, que durante largos tramos de ambos actos tuvo sonado al grupo de Mourinho, que se vio a la caza de moscas. Con Isco y Casemiro como ejes, el Manchester perdió de vista la pelota. Más perfilado para protegerse que para birlar el balón, el United quedó reducido a ser espectador del Madrid. Un Madrid con Bale y Benzema activados, sin ser jamás un blanco fijo para los tres centrales de Mou, con Marcelo y Carvajal rema que rema, lo que generó superioridades de los de Zidane en el centro del campo, en el que tiraron de oficio con Kroos y Modric. Con ataques sinfónicos y permutas constantes, el equipo español vulgarizó a su adversario. Lo más ingenioso del United fue su pedestre recurso de buscar el corpachón de Lukaku. Tampoco fue un conjunto cañón por delante del internacional español De Gea.

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En realidad no hubo United hasta que una acción aislada le dio vidilla. Para entonces, el Madrid ya mandaba por un merecido 2-0, un marcador consecuente con el juego. Isco, tras una pared de alta escuela con Bale, había ejecutado el segundo tanto del Madrid. Y el propio Bale unos minutos después, también reventó el larguero de De Gea con un remate con la derecha. En Macedonia no compareció el playero Bale de la feria por Estados Unidos. Esta vez, la conjura del galés fue otra.

Con todo a favor del Madrid, el fútbol y el resultado, un suelto del United puso en riesgo a los de Zidane. Hasta entonces, durante una hora nadie se había significado en el cuadro inglés, ni siquiera los carísimos Pogba y Lukaku. El francés fue el primero en dar focos a Keylor Navas, tras un cabezazo muy bien frustrado por el costarricense, cuyo rechace desperdició Lukaku con un patoso disparo con la portería abierta de par en par. Y diez minutos después el meta madridista estuvo menos afortunado en un zurdazo de Matic desde fuera del área. El desvío con las manos le rebotó en un muslo y la pelota cayó mansa a Lukaku, que en esta ocasión ajustó mejor el pie derecho.

Poco a poco, Mourinho fue agigantando a los suyos. Este United es un equipo de cachas, tan musculado como sin techo, con torres y más torres. Y más si junto a Lukaku pulula por el aire Fellaini. Es un equipo más predispuesto para amenazar por las nubes que por vía terrestre. De esa forma logró mediar en el duelo, tener huella e inquietar a un Madrid más diluido en el tramo final. Zidane retiró sucesivamente a Isco, Bale y Benzema, con Lucas, Asensio y CR —que disputó el último cuarto de hora— para el refresco. El partido ya se movía a tirones, muy trabado por momentos, con los del United vuela que vuela y los del Madrid con mayores dificultades para administrar el encuentro. Navas y De Gea evitaron males mayores para unos y otros con dos estupendas paradas ante Rashford y Asensio, respectivamente. Hasta que se bajó el telón en Skopje y el Madrid hizo el primer brindis del curso. Lo suyo con las finales es cuento de hadas que no tiene fin.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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