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La fractura de un hueso, clave pericial para descartar el suicidio en el ‘caso Lesvy’

Un equipo de criminalistas hace una reconstrucción de la muerte de la joven y concluye en seis puntos que la tesis de la Fiscalía "no se sostiene"

Elena Reina

El pasado 3 de mayo el campus de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) amaneció con una joven muerta. El cadáver de Lesvy Berlín Rivera, de 22 años, yacía bajo una cabina telefónica. De rodillas, ladeada y con el auricular y el cable enrollados al cuello. El último en verla fue su novio, Jorge Luis González, de 29 años, quien presuntamente, según unos vídeos a los que ha tenido acceso este diario le había golpeado unos minutos antes de su muerte y a escasos metros de la escena del crimen. Pero en menos de dos meses, pasó de ser el principal sospechoso al principal testigo. Según la Fiscalía, Lesvy se suicidó frente a él. Este jueves un equipo de criminalistas ha hecho público un fragmento del peritaje independiente que desmonta la tesis de la Justicia y da la razón a muchos ciudadanos que desde el principio consideraron que el suicidio era, a simple vista, algo improbable.

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Con una chica de 1,62 de estatura y de una complexión similar a la de la víctima, el equipo de peritos ha difundido un vídeo sobre la reconstrucción de los hechos. "En ninguna de las maniobras de mecánica suicida, ejecutadas por la joven según se detalla en la carpeta de investigación, se pudo llegar a la postura final en la que fue encontrada Lesvy", explica desde el otro lado del teléfono uno de los expertos. Descubrir cómo llegó la chica a esa postura es uno de los puntos clave en el protocolo de cualquier criminalista, según apuntan. "Si no hay forma de comprobar que llegó a esa posición naturalmente es porque no se corresponde con una mecánica suicida", concluyen.

La investigación completa, que no se ha dado a conocer todavía, servirá como apoyo en la defensa de Lesvy para el juicio que está previsto en noviembre. Y estos son los puntos principales, que se basan en los presuntos errores que pudieron cometer las autoridades: 

1. La posición en la que fue encontrada. En una reconstrucción de los hechos, tal y como aparecen en la carpeta de investigación, fue imposible la concordancia entre la mecánica suicida y la postura final de la víctima. Una chica de unas características similares se enrolló el cable de una cabina telefónica alrededor del cuello, anudado con el auricular, y se dejó caer de frente y de espaldas. En ningún caso "se pudo lograr la suspensión del cuerpo, por tanto no pudo haber asfixia".

2. Lesiones internas y externas. En la necropsia se detalla que Lesvy tenía heridas en casi todo el cuerpo, una muy evidente en el pómulo izquierdo, pero además, hemorragias internas en la cabeza y restos de ADN de su novio en las uñas. El equipo de expertos ha encontrado en una de ellas la clave: la fractura del hueso hioides. Se encuentra en la parte de anterior del cuello, por debajo de la lengua y, según cuentan, es muy difícil de fracturar, especialmente si no hay suspensión. "Para romperlo se necesita una compresión", añaden. De manera que esta lesión, común en el estrangulamiento, apunta para los peritos directamente al homicidio.

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3. "No se respetó la cadena de custodia". Los criminalistas explican que la cadena de custodia comienza desde que el perito llega al lugar y debe trabajar sobre la escena del crimen tal y como se encontró, sin manipulación de ningún tipo. Pero esto no ocurrió exactamente como marca el protocolo. "Ni preservaron el lugar como deberían haberlo hecho, ni cuidaron los indicios, ni se realizó un buen levantamiento". Y, aunque no pueden desvelar una serie de irregularidades que tienen previstas para el juicio, afirman que se perdieron pruebas importantes en la investigación.

La cabina telefónica donde fue encontrada Lesvy.
La cabina telefónica donde fue encontrada Lesvy.E. R.

4. Una lona sobre la víctima. Los trabajadores de la UNAM, el centro de estudios más grande de Latinoamérica, colocaron una lona sobre el cadáver de Lesvy, entre otros motivos, para evitar que los alumnos y quien pasara cerca de las facultades de Ingeniería y Química se cruzara de lleno con aquella tragedia. "No sabemos si al colocar la lona se movió el cuerpo, si se apoyaron en la caseta y había algo ahí", cuentan los peritos.

5. Una cinta sobre la cabina. Para sujetar la lona que cubría el cadáver, y asegurarse de que no quedaba a la vista, se enrolló una cinta alrededor del cuerpo y la cabina de teléfono. Los peritos entienden que los que pudieron hacer esto —puede que personal de la universidad— no tuvieran los conocimientos necesarios, pero la Procuraduría no intentó subsanar los daños cuando llegó a la escena del crimen. "Cuando se encontraron aquello debieron actuar desde el primer momento, intentar arreglar lo que se hubiera podido modificar, buscar la situación óptima, pero así lo custodiaron, con esa preservación inadecuada procedieron", explica uno de los peritos. "Se trata de seguir un protocolo, es algo que está escrito y establecido, no es que nos lo inventemos nosotros", añade.

6. Ausencia de perspectiva de género. "Ante la muerte violenta de una mujer se debe catalogar primero como feminicidio y proceder con el protocolo para confirmarlo o descartarlo después, no al revés como hicieron", explican. El novio de Lesvy se encuentra detenido y acusado por homicidio simple por omisión, es decir, por no impedir el suicidio de la joven. La necropsia psicológica en la que se basaba la decisión de la Fiscalía la describe en uno de los puntos como una chica promiscua. Poco después de su muerte, cuando su cadáver yacía aún sobre la mesa del forense, la misma institución se convirtió en el blanco de todos los dardos al señalar que "era alcohólica y mala estudiante" y que "estaba drogándose con unos amigos". Después de aquellas declaraciones se hizo viral el hashtag #SiMeMatan, con testimonios personales de mujeres que especulan con las diferentes maneras por las que podrían ser juzgadas.

El caso de esta joven provocó una oleada de protestas y de indignación, la muerte de Lesvy le recordó a todo un país que la violencia machista siempre encuentra un rincón por donde colarse. Los estudiantes organizaron marchas hacia el lugar donde encontraron a la joven y los carteles rosas adornaron unas instalaciones que durante mucho tiempo fueron consideradas como un santuario. La conclusión de la Fiscalía y el peritaje independiente regresan al debate público la misteriosa muerte de una joven que más ha escandalizado a México en los últimos años.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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