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Un terremoto deja dos turistas muertos y 90 heridos en la isla griega de Kos

Las dos víctimas mortales del seísmo, de magnitud 6,6 y registrado en la provincia turca de Mugla, son un sueco y un turco

Turistas junto a un edificio dañado tras el terremoto en Kos.Foto: atlas | Vídeo: C. BALTAS (REUTERS) | ATLAS
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Una mujer muerta y al menos 12 heridos por un fuerte terremoto en Lesbos

Un terremoto de magnitud 6,6 en la escala de Richter ha causado la madrugada de este viernes la muerte a dos turistas en la isla griega de Kos y heridas a más de un centenar, entre griegos y extranjeros, lo que supone un duro golpe al turismo tras el impacto en el sector de la crisis de los refugiados en 2015 y 2016. El sismo también ha desatado el pánico en el litoral turco del Egeo, donde se localizó el epicentro. Tras el temblor hubo en Kos al menos 200 réplicas, 15 de ellas de una magnitud superior a 4. La zona, en medio de dos placas tectónicas, presenta un alto riesgo sísmico, como muestra el fuerte temblor que sacudió en junio la isla de Lesbos, 400 kilómetros al norte.

La imagen de cientos de turistas durmiendo al raso en playas o jardines de hoteles o acampados este viernes con su equipaje ante el aeropuerto de la isla, al que en temporada estival llegan continuos vuelos chárter internacionales, es la consecuencia inmediata del pánico desatado en la madrugada del viernes, sobre la 1.30 (una hora menos en la Península), en la isla de Kos, tradicional destino de turistas británicos y cuyo mercado está en parte copado por turoperadores de esa nacionalidad.

Turistas eran las dos víctimas mortales, un sueco de 27 años y un turco de 39, sobre los que se desplomó el techo del bar en el que se hallaban, en la ciudad vieja de Kos. También son extranjeros parte del centenar de heridos, entre ellos los siete más graves, que fueron evacuados en helicóptero a sendos hospitales de Atenas y la isla de Creta. En estado crítico había dos noruegos, un albanés y “una mujer escandinava”, según la cadena de televisión Skaï TV. Actualmente hay en la isla, que tiene una población de 30.000 personas, entre 180.000 y 200.000 visitantes extranjeros y, según fuentes del sector, muy pocos han decidido interrumpir sus vacaciones. Kos es el segundo destino más popular del Dodecaneso, tras la isla de Rodas.

El recuerdo de los refugiados

El seísmo es un mazazo al principal motor económico de Kos, el turismo, apenas recuperado del impacto que tuvo en el verano de 2015 la llamada crisis de los refugiados. Fueron precisamente tabloides británicos los que, en términos bastante desafortunados (“invasión de refugiados”, “avalancha”) alertaron en mayo de ese año de la llegada masiva de migrantes a la isla —la primera gran oleada de refugiados sirios, notablemente—, y del impacto negativo que esa afluencia incontrolada podría tener para el disfrute vacacional en el destino favorito de los británicos, un turismo caracterizado por paquetes de sol y playa. La isla de Lesbos tomó el relevo de Kos en agosto de ese año como principal puerta de entrada a Grecia, con un promedio de 10.000 llegadas al día en su punto álgido, lo que provocó un descenso de en torno al 60% de las reservas turísticas en la temporada siguiente.
Kos alberga actualmente a unos 3.000 refugiados en albergues, hoteles y apartamentos instalados por el Gobierno con el apoyo de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados. En el conjunto de las islas del Egeo había este viernes algo más de 15.000 refugiados.

A diferencia del terremoto de junio en Lesbos, que causó, además de la muerte de una mujer, importantes daños materiales (cientos de viviendas derruidas), los de este viernes en Kos fueron más reducidos y se cebaron en las edificaciones más antiguas de la capital de la isla; los hoteles y bloques de apartamentos no han sufrido daños gracias a las escrupulosas normas antisísmicas en las nuevas construcciones. A mediodía se habían registrado unas 200 réplicas, una quincena de ellas de más de 4 grados Richter. El instituto sismológico griego no descartaba nuevas sacudidas, alguna de hasta 6 grados.

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Epicentro en Turquía

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, contactó telefónicamente con el gobernador regional y con el alcalde de la isla, así como con el responsable de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para coordinar la respuesta al suceso. El comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, el chipriota Christos Stylianidis, ofreció ayuda inmediata de la UE.

El terremoto tuvo su epicentro en el golfo de Kekova, en la turística provincia turca de Mugla, y afectó a las penínsulas de Bodrum y Datça, aunque se pudo sentir incluso en Esmirna, a 160 kilómetros. En Bodrum, el sismo produjo un pequeño maremoto que arrojó a tierra una veintena de embarcaciones. En Turquía no hubo víctimas mortales aunque sí decenas de heridos leves e importantes daños materiales. “Gracias a Dios, por el momento no se ha informado de la pérdida de ninguna vida”, aseguró el primer ministro, Binali Yildirim. Según las autoridades de la provincia de Mugla, 358 personas fueron atendidas en hospitales, pero a media tarde de ayer sólo 25 permanecían ingresadas.

La mayoría de los heridos, según Yildirim, se produjeron debido al “pánico” que generó el temblor, que empujó a muchos a salir atropelladamente de los apartamentos y hoteles o incluso a saltar por las ventanas. En la mente de muchos turcos están grabados los graves terremotos de Izmit en 1999 (más de 17.000 muertos) y Van en 2011 (más de 600 víctimas). De ahí que, según mostraron las televisiones locales, muchos veraneantes pasasen la noche al raso. Según la agencia DHA, algunos turistas decidieron interrumpir su descanso estival y regresar a sus hogares.

Aún no ha concluido la valoración de daños en Turquía pero el primer ministro anunció que, como mínimo, una mezquita resultó dañada al quebrarse su minarete y las paredes de un hospital público se agrietaron. El alcalde de Datça, Gürsel Uçar, también informó de que en el municipio un par de edificios se derrumbaron. La península de Bodrum, cuya abrupta costa crea numerosas calas, es uno de los principales destinos estivales para los turcos, especialmente aquellos de clase media y clase alta. En 2016 acudió a Bodrum cerca de medio millón de turistas extranjeros, sobre todo ingleses, holandeses, alemanes y rusos, aunque estas nacionalidades veranean en mayor número en playas turcas situadas algo más al este, como las de Marmaris, Fethiye o Antalya.

 

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