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El surrealismo de Salvador Dalí vuelve a las andadas

La exhumación del cuerpo del pintor provoca una gran expectación y recelos entre los que le conocieron contra su presunta hija ilegítima

Dos agentes funerarios abandonan el museo tras la exhumacion.Foto: atlas | Vídeo: Albert Garcia
Cristian Segura
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Yuri y Yulia andan absortos por encima de un rectángulo de 1,5 toneladas de piedra que hay en la sala principal del Museo Dalí de Figueres. Observan la barca de Gala, que frente a ellos surca el cielo del Ampurdán soportada sobre una torre de neumáticos; en vez de vela, un paraguas negro cerrado la lleva hacia el subconsciente humano. Yuri y Yulia son australianos, están de gira por Europa y no saben que bajo sus pies, contrapuesto a sus chancletas y bermudas, reposa el cuerpo de Salvador Dalí ataviado con una túnica blanca y un pañuelo de seda que le cubre la cara, según ha recordado Narcís Badalet, el doctor que le embalsamó en 1989. A las ocho de la tarde, las hordas de turistas fueron sustituidas por una concentración de unos 300 vecinos, una división de periodistas y policías, todos expectantes ante la llegada de la comitiva judicial que debía levantar la lápida y extraer una muestra de la momia del artista por el que Yuri y Yuli han cruzado el planeta y se han plantado en Figueres.

Las autoridades y los responsables del operativo cruzaron como rayos la plaza del museo, superados por la atención generada. Los curiosos que se agolpaban frente al museo se mostraban divididos entre quienes estaban convencidos de que Pilar Abel es hija de Dalí y los que creían lo contrario. Carmen Moreno abandonó antes su cita diaria en el club de punto que comparte con las amigas para seguir la escena. Con el jersey que está tejiendo para su hija bajo el brazo, Moreno aseguraba que Abel no “puede ser hija de Dalí porque siempre se dijo que era impotente”. Su marido, a su lado, asentía y añadía que todo es por dinero. Marisol García defendía lo contrario: “La conozco desde hace años y me gustaría que tuviera razón. Su abogado se lo merece; un abogado de oficio contra tantos poderes y que llega tan lejos”. García, jubilada, trabajaba en la antigua tienda de ropa Tamarís, frecuentada por Gala y por Dalí, “cada uno por su lado, con sus amantes". "Los de Gala eran más guapos. Yo creo que Pilar se parece a Dalí”, concluye García.

Inicio de las tareas de exhumación de la tumba de Salvador Dalí que descansa en el interior del Museo.
Inicio de las tareas de exhumación de la tumba de Salvador Dalí que descansa en el interior del Museo.Albert García

Lluís Duran, propietario del Hotel Duran y del Café Astoria, recuerda la primera vez que, con 9 años, vio a Dalí entrar en la pensión que regentaba su padre, amigo del pintor: Dalí acababa de volver de una gira por Estados Unidos y se presentó con un gorro mejicano y armilla tejana. Duran hijo tiene mil y una anécdotas de Dalí, y con cada historia, más se amarga su relato. Está convencido de que la prueba de paternidad es una estratagema del gobierno español para llevarse el museo a Madrid. “La situación política es muy difícil, no me extrañaría que se lo quieran llevar, como venganza”, repite Duran. La cólera en esta parte de mundo es mítica pero también tangible; como cuando mi abuela, de Portbou, se encolerizaba evocando batallas de las guerras carlistas, o como cuando Josep Pla escribía que la tramuntana tiene la culpa de ello: “La tramuntana es un mal negocio, porque es destructiva: es una fuerza cósmica superior a cualquier forma humana, una forma gratuita y negativa”.

La alcaldesa de Figueres, Marta Felip, aseguró ayer que la exhumación de Dalí era el segundo momento más importante en la historia del municipio; el primero fue el entierro. Pese a la expectativa, la cola durante el día frente el museo era la normal en un día de julio –media hora de espera para comprar las entradas–. La espera de los turistas era amenizada por un mendigo que llevaba una barretina lila, lucía un bigote daliniano blanco y cargaba todos sus enseres en un carrito de bebé. “Dalí se untaba el bigote con miel para atraer a las moscas. Me lo explicaron en el colegio”, dice Esmeralda Solís, camarera de la hamburguesería Burguer Plaça. Solís tiene 16 años y llegó a Cataluña con 2 años. Ha visitado el museo con el colegio en varias ocasiones y lo de la exhumación le parece poco pintoresco comparado con el arte de Dalí. Edi es un compañero de Esmeralda, francés de 20 años pero afincado desde joven en Figueres. Se declara admirador de Dalí porque explota su creatividad, y asegura: “Cuando era pequeño y la escuela nos llevaba al museo, no entendía nada. Pero a partir de los 16 empecé a sentir aquello y concluí que este pavo [Dalí] hacía unas cosas de la hostia”. Solís recuerda que, de las enseñanzas escolares sobre Dalí, lo que más le impresionó era que el pintor se levantara a las cuatro de la madrugada para anotar sus sueños. “A los seis años quería ser cocinero; a los siete, Napoleón. Desde entonces mi ambición no ha dejado de crecer en una locura de grandeza”, escribió Dalí en las primeras palabras de su Vida secreta.

Bardalet dijo a El Punt Avui que “un muerto sin familiares es el ser más indefenso que existe. Siento profundamente que Dalí no se puede defender”. Duran piensa lo mismo y añade que le cuesta mucho creerse a Abel. Insiste que nunca ha visto una imagen de la madre de Abel y que Figueres puede salir perjudicada por este enfrentamiento, aunque todo parezca coherente con la vida de su protagonista: provocación y espectáculo.

Los resultados, en agosto o septiembre

Enrique Blánquez, abogado de Pilar Abel, la supuesta hija de Salvador Dalí, aseguró ayer que los resultados de la comparación del ADN del artista con el de su clienta podrían estar listos en dos semanas. Hasta ahora la previsión oficial era que el desenlace se comunicaría en septiembre, poco antes del inicio del juicio, convocado para el 18 de septiembre.
Los técnicos forenses, responsables del museo, representantes legales y del Ayuntamiento se pusieron manos a la obra después del horario de cierre al público, a las ocho de la tarde. Las tareas de extracción de muestras biológicas terminaron a las 23.40, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Para lograr esas muestras, se centraron en las uñas, las muelas y los huesos largos. El mayor temor de los científicos era que no sabían en qué estado encontrarían los restos del pintor, que fue embalsamado en 1989. Tampoco tenían seguridad sobre en qué parte del cuerpo sería más fácil intervenir.
Por orden del juez nadie salvo las partes implicadas pudo ser testigo de la operación que se realizó ayer. Los representantes del museo Dalí tienen previsto informar hoy a los medios acerca de los detalles de la exhumación.
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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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