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Villar, auge y caída con una detención esperada

La rescisión del contrato de Santa Mónica, segundas viviendas, extrañas cuentas a plazo fijo y facturas de móvil de su hijo forman parte de una detención que estaba en marcha desde hace año y medio

El presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, en un acto de la UEFA.Vídeo: EFE / epv
Ladislao J. Moñino

Hace un año aproximadamente, Ángel María Villar realizaba ejercicio físico en su domicilio de la sierra de Madrid. Simulaba, fatigado, las sombras de un boxeador. Sus puños golpeaban al aire sin mucha fuerza, pero sí con constancia. Era la imagen de un hombre dispuesto a mantenerse en pie pese a las sospechas que rodeaban su gestión de más de 28 años al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Los presuntos tratos de favor al Recreativo y el Marino de Tenerife o el fraude de subvenciones en el Caso Haití por el que está imputado era solo la punta del iceberg de una investigación de la Fiscalía Anticorrupción en la que también se han extendido las pesquisas al dinero destinado a la construcción de campos de fútbol, de hierba artificial principalmente, la rescisión del contrato con Santa Mónica, extrañas cuentas a plazo fijo en bancos regionales o segundas viviendas obtenidas con créditos que, según fuentes cercanas a la investigación, podrían no haber sido devueltos. En el asunto de los créditos también se investiga los préstamos realizados a través de la mutualidad de futbolistas, que podrían haber ido a parar a algunas federaciones territoriales.

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La detención del presidente del fútbol español y vicepresidente de FIFA y UEFA, de su hijo Gorka Villar y del vicepresidente económico Juan Padrón responde a una investigación de más de año y medio. Las denuncias comenzaron en 2015 y la detención era esperada desde hace más de diez meses. Incluso el propio Villar tenía ya conocimiento de algunas de las investigaciones que se le estaban llevando a cabo.

En el caso de Gorka Villar, según esas mismas fuentes, la fiscalía ha indagado en la relación entre los cursos de derecho deportivo u otras actividades organizadas por la FEF, incluidos partidos amistosos, para captar clientes para su despacho. Muchas de las federaciones de la CONMEBOL,cuyos dirigentes están procesados por el FIFAgate, han sido o son clientes del vástago de Villar. En su caso, según fuentes de la investigación, también han aparecido elevadas facturas de móvil a cargo de la Federación. Juan Padrón, según otras fuentes cercanas al caso, estaba en el punto de mira de la Fiscalía desde hace tiempo y su caso era de los que menos dudas ofrecía para decretar su detención. Desde que Villar despidió al administrador general José María Castillón todo el proceso se ha acelerado. Castillón fue despedido después de Jorge Pérez, exsecretario general, y con ello el máximo dirigente del fútbol español acababa con el periplo federativo de dos de sus hombres de confianza de los que piensa que le han traicionado. Ambos están imputados en el Caso Haití.

La operación supone un golpe a una forma de dirigir el fútbol español durante casi una treintena de años. En ese período España ha conquistado dos Eurocopas y un Mundial y las categorías inferiores de la selección han marcado la pauta internacionalmente. Pero junto a esa brillante trayectoria deportiva, la más gloriosa del fútbol español, siempre ha corrido paralela una gestión presidencialista con zonas oscuras y basada en un sistema apoyado en la gran mayoría de los presidentes de las federaciones territoriales, tan longevos como Villar en sus respectivos cargos. Villar dirige la Federación en la distancia ajustado a la agenda de sus cargos en UEFA y FIFA que ahora peligran. Villar ha sido el dirigente deportivo español que más poder ha acumulado tras el expresidente del COI Juan Antonio Samaranch, pero desde la explosión del FIFAgate, del que ha salido indemne por el momento, Villar ha perdido mucho peso en el fútbol internacional. En la UEFA se llevó su primer revés el verano pasado al tener que retirar la candidatura por falta de apoyos, no llegaba a la decena, según fuentes del organismo europeo. No es hombre del gusto del nuevo presidente, el esloveno Aleksander Ceferin, y tampoco parece serlo del de la FIFA, Gianni Infantino, que en alguna ocasión ha llegado a negarle el saludo. Su pertenencia a la estirpe de dirigentes (Joao Havelange, Joseph Blatter, Julio Grondona) que manejó los hilos del fútbol mundial durante más de tres décadas hasta el estallido del FIFAgate ha mermado considerablemente su figura en el extranjero.

Aminorada su ascendencia internacional, Villar se ha refugiado últimamente en el fútbol español y sus contactos por las altas esferas del poder. Recientemente fue reelegido como presidente dela FEF apoyado en el sistema que le ha perpetuado en el cargo y se ha encontrado con la eterna defensa de Alejandro Blanco presidente del Comité Olímpico Español. También ha manejado sus influencias para rebajar la tensión con el Gobierno bajo la presidencia del CSD de José Ramón Lete, el sustituto que eligió el ministro Íñigo Méndez de Vigo para reemplazar a Miguel Cardenal, azote de Villar en la anterior legislatura e impulsor de algunas de las denuncias que ya están en manos de la justicia.

Villar debería presidir el miércoles el sorteo del calendario de la próxima temporada y también elegir una nueva junta directiva. Todo eso está ahora en el aire a la espera del desarrollo de los acontecimientos en las próximas horas.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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