_
_
_
_
_

Videgaray, a Delcy Rodríguez: “Que le vaya bien”

La OEA cierra su asamblea sin ninguna mención a la situación de Venezuela, cuya canciller deja el cargo para incorporarse a la Asamblea Constituyente

Si hay un organismo que se ha mostrado activo en tratar la crisis institucional y humanitaria que vive Venezuela ha sido en los últimos años la Organización de Estados Americanos (OEA). Su secretario general, Luis Almagro, se ha erigido en una suerte de diplomático activista que no ha cesado de criticar la deriva del Gobierno de Nicolás Maduro. El empeño, sin embargo, es inversamente proporcional al resultado obtenido. La OEA cerró su Asamblea General sin lograr ninguna mención a la situación de Venezuela. La protagonista de la última jornada volvió a ser la canciller, Delcy Rodríguez, quien anunció que dejaba su cargo para participar en la Asamblea Constituyente. "Que le vaya bien", le soltó, no sin sorna, su homólogo mexicano, Luis Videgaray.

Más información
La OEA tumba todas las propuestas presentadas por Venezuela
La canciller venezolana se convierte en la estrella mediática de Cancún

El enredo diplomático en torno a la crisis de Venezuela no se diluyó hasta el último momento. El grupo de países liderado por México negoció hasta el último momento la forma para incluir una declaración que fuese crítica contra el Gobierno de Venezuela, después del fallido intento del lunes de lograr una que pidiese reconsiderar la celebración de la Asamblea Constituyente. Las dos opciones que se barajaban eran que se aprobase como una declaración individual, como se han hecho otras tantas en el último mes, o bien dentro del texto relativo a los derechos humanos de la resolución final. Para incluir una mención se necesitaban 24 votos –dos tercios de los Estados miembros-, aunque para aprobarla solo se requerían 18, la mayoría.

La sensación de fracaso que sobrevoló el centro de convenciones de Cancún donde se celebró el encuentro llevó incluso a que un grupo de opositores venezolanos interrumpiese la sesión, este miércoles por la tarde y protestase ante la incapacidad de lograr una condena. El grupo, en el que se encontraban algunos diputados del ala más conservadora de la oposición, los miembros de Voluntad Popular, el partido del preso político Leopoldo López, criticó la falta de solidaridad de los países que se abstuvieron. "Si la OEA no lo consigue, ¿quién lo va a lograr? No podemos esperar más", criticó Carlos Vecchio, miembro del partido de López exiliado en Estados Unidos.

Poco después, volvió a escena Delcy Rodríguez, ausente de la sesión durante todo el día. Solo se incorporó para el cierre de la Asamblea y aprovechó su intervención para reiterar la salida de su país de la OEA y reivindicar la celebración de la Asamblea Constituyente en su país. En el momento de su intervención, Rodríguez ya no era canciller. El presidente, Nicolás Maduro, había comunicado poco antes el cambio –será sustituida por Samuel Moncada, hasta ahora embajador ante la OEA-, que se enmarca dentro del proceso por el que altos cargos del chavismo dejan su cargo para integrar la Asamblea Constituyente que, de realizarse, redactará una nueva Constitución y asumirá competencias absolutas. El canciller mexicano, Luis Videgaray, aprovechó su posición de presidente de la Asamblea para despedir a Rodríguez, con quien ha mantenido agrias polémicas en los últimos meses. "Que le vaya bien", espetó Videgaray.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El único traspié que sufrió el Gobierno de Venezuela en la OEA era esperado. Los países liderados por México rechazaron los 10 proyectos de resolución que la delegación chavista había presentado en el último momento. Entre los proyectos presentados se encontraba uno sobre los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa (México) en 2014 y otra sobre el muro que Estados Unidos pretende construir en la frontera con su vecino del sur, pero también exigía la protección de los Estados ante los medios o una crítica al secretario general de la OEA, Luis Almagro.

La delegación que ha presidido Delcy Rodríguez –que en abril anunció que Venezuela iniciaría la salida de la OEA- registró las propuestas cuatro minutos antes de que se cerrase el plazo, el lunes a las 11.00 de la mañana, según coinciden al menos tres fuentes diplomáticas. La forma en que se fueron presentadas provocó el enfado de muchas de las delegaciones, especialmente la de México, el país anfitrión. Por lo general, las resoluciones a estudio son presentadas con meses de antelación, y es en el seno de la Asamblea General cuando se terminan de concretar las más problemáticas.

Más allá de los aspectos formales, se encuentra el trasfondo político y la intención del Gobierno de Nicolás Maduro de alterar el contenido del debate en Cancún. La canciller Rodríguez había anunciado en abril que su país iniciaría su proceso de salida de la OEA. Durante los meses previos al encuentro en el Caribe mexicano la relación con el país anfitrión se enturbió. Si México quería erigirse como el baluarte de la región ante la crisis de Venezuela con una resolución contundente, que finalmente no se logró, el Gobierno de Maduro llegó a Cancún con la intención de boicotear los planes del anfitrión y sacar a relucir uno de los temas más controvertidos en materia de derechos humanos para el Gobierno de Enrique Peña Nieto, como es la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa.

La Comisión General, donde se evalúan las propuestas que se elevan al pleno de la Asamblea para su consideración final, rechazó las propuestas el martes en la noche sin tomarlas en consideración. El grupo de países encabezado por México mostró su malestar ante Venezuela al considerar que los textos llevarían mucho tiempo de debate y no tenían la urgencia necesaria como para haber sido presentadas en el último momento. Según las fuentes consultadas, el representante de Venezuela, como hizo Delcy Rodríguez en la sesión del lunes y del martes, se retiró de la sala. Solo Bolivia y Nicaragua respaldaron la posición venezolana, ante el silencio de muchos de los países caribeños. El embajador de México ante la OEA, Luis Alfonso de Alba, aprovechó la circunstancia para, ante la ausencia, del promotor, dar a entender que las propuestas eran rechazadas por unanimidad, sin llegar a votarse. Nadie se opuso, aunque al menos Ecuador, El Salvador y Belice tomaron la palabra para aclarar que si hubiese habido votación ellos se hubiesen abstenido, según coinciden las mismas fuentes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_