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Robles, una ingobernable para disciplinar el PSOE

La juez llega a la portavocía socialista en el Congreso tras romper la disciplina de partido en la investidura de Rajoy y subrayar su perfil independiente durante las primarias

En vídeo, Óscar Puente, portavoz de la Ejecutiva federal del PSOE. Foto: Margarita Robles, en una imagen de archivo (Claudio Álvarez).
Juan José Mateo

“Tenaz”. “Superviviente”. “Dura”. “Arriesgada”. “Luchadora”. Políticos, fiscales y jueces eligen los adjetivos con los que definen a Margarita Robles (León, 1957) justo antes de que se enfrente al desafío de convertirse en la voz de Pedro Sánchez en el Congreso. La juez acaba de asumir la portavocía parlamentaria del PSOE, un partido roto por las primarias y cuyo líder no tiene escaño en la Cámara Baja. “Es un gran reto, aunque ella se crece con los retos”, resume Juan Carlos Campo, juez y diputado socialista. “El portavoz siempre ha tenido un papel aglutinador de sensibilidades. Tiene que ganarse el respeto por su buen hacer. La travesía ha sido complicada”, añade, subrayando que Robles “va por derecho”.

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¿Por qué está la juez ante un reto? Porque rompió la disciplina de voto en la investidura de Mariano Rajoy (votó no) y ahora tendrá que ocuparse de que nadie lo haga. Porque durante meses pregonó sus críticas a la Gestora (lo que aún le afea parte del partido) y ahora tendrá que convertirse en la voz principal de su formación en el Congreso. Y porque asume la portavocía justo cuando Unidos Podemos (que valoró su fichaje) intenta convencer al PSOE de que se una a los partidos independentistas en una moción de censura contra el PP. Esos son los truenos de la tormenta que tiene que capear Robles, que fue la número uno de su promoción, la juez más joven de España, la primera mujer en presidir una Audiencia Provincial (Barcelona) y la primera viceministra de Interior.

“Tiene una capacidad de trabajo infinita, lealtad a pies juntillas, honestidad fuera de toda duda y eficiencia”, le fotografía Juan Alberto Belloch, el ministro que le nombró para ese último cargo, marcado por su investigación del terrorismo de Estado de los GAL; de los secuestros de Plubio Cordón y Ortega Lara; y de la huída (y apresamiento) de Luis Roldán. “Normalizó una secretaría de Estado de Interior que tenía multitud de problemas, pequeños, medianos y grandes. En todos estuvo a la altura. La prueba es que después de un periodo tan convulso no ha tenido problemas en sobrevivir políticamente”, añade. “Los que trabajan a su lado tienen que ir con el cuello… Es muy dura en la exigencia laboral”, resalta. Y subraya: “Pensé que hacía una apuesta muy arriesgada en términos políticos (cuando apoyó a Sánchez tras su dimisión). Su decisión la define: es una mujer que asume riesgos, de todo tipo”.

El desencuentro de una parte del PSOE con Robles tiene sus raíces en su trabajo en el Ministerio (1994-1996), donde impulsó la investigación del secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, que acabó con la condena del general Rodríguez Galindo. Independiente —entonces y ahora—, la juez ejerció sus responsabilidades sin importarle las consecuencias para el partido. Que su inclusión en las listas electorales provocara un pequeño terremoto en el PSOE se explica también porque hay socialistas que tampoco han olvidado su paso por el Consejo General del Poder Judicial como vocal progresista (2008-2013).

“Mi opinión sobre Robles es muy crítica, desde el punto de vista jurídico, profesional y ético, pero en ningún caso personal”, dice José Manuel Gómez Benítez, el vocal que denunció amaños entre miembros del sector progresista y del sector conservador para elegir a amigos o afines a sus asociaciones en los principales cargos judiciales. “Prefiero no profundizar”, añade este catedrático en derecho penal.

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“Es luchadora y coherente”, contrapone Manuel Almenar, hoy presidente de la Asociación Profesional de la Magistratura y en aquella época vocal conservador. “Pelea por aquello en lo que cree”.

“Es tenaz, entusiasta, concienzuda y trabaja con absoluta fidelidad al proyecto con el que entra”, coincide Margarita Uria, exvocal del CGPJ y exdiputada del PNV. “Los tiempos complicados no le son ajenos”.

“Era dura dirigiendo los juicios, en el sentido de que era una mujer recta”, le fotografía Jesús Alonso, de la Asociación de Fiscales, que coincidió con ella en los años 80. “Sabía dirigir. Dar la palabra y quitarla. Y sobre todo, para las víctimas tenía la calidez para darles el sitio que necesitaba en los juicios”.

Robles necesitará ahora toda su habilidad para mandar, ordenar y organizar el trabajo de los 85 diputados del PSOE. El grupo parlamentario socialista vivió con gran tensión el proceso de primarias que llevó a Sánchez hasta la victoria frente a Susana Díaz y Patxi López. En las últimas semanas, la juez protagonizó una discusión pública con el diputado Antonio Trevín por sus discrepancias sobre la posición del partido en una votación en la comisión de Interior. Presidenta de la comisión de Justicia, Robles da ahora un paso clave en su carrera política. Como dijo Ignacio Prendes, diputado de Ciudadanos, vicepresidente del Congreso y compañero de Robles en este organismo: “Es una mujer muy firme en sus convicciones. También, muy preparada. La incógnita es su desenvolvimiento en otros ámbitos de la política”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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