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Cristiano: “Me tratan como si fuera un delincuente”

Con el gol en La Rosaleda, el portugués culmina su programa para llegar a ser decisivo en el tramo final de la temporada

El abrazo cariñoso entre Zidane y Cristiano en La Rosaleda. Vídeo: Ronaldo habla tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: Daniel Pérez EFE / ATLAS
Eleonora Giovio

Tenía prisa Cristiano por cerrar las cuentas en la tarde malagueña. Una tarde nublada, coloreada por las camisetas de los aficionados del Real Madrid que desde muy temprano llenaron los chiringuitos de la playa de La Malagueta, las calles del centro, los aledaños del estadio y el hotel de concentración del conjunto blanco, un palacete señorial con vistas al mar.

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Tenía prisa Cristiano, que normalmente es de los últimos en bajar del autocar. Ayer fue de los primeros en enfilar el túnel que lleva a los vestuarios de La Rosaleda. No habían pasado ni dos minutos desde el comienzo del partido y ya había dejado su huella en el encuentro. En Vigo fueron nueve los minutos, ayer algo más de uno y medio. Recogió un pase de Isco, como en Balaídos, y puso el 0-1. Mientras tanto, desde los transistores llegaban las noticias del gol del Eibar en el Camp Nou. Álvaro Morata se encargó de comunicárselo a sus compañeros. Avisó primero al capitán, Sergio Ramos, que le miró con cara de sorprendido. 

El de Cristiano iba a ser el gol de la tranquilidad. El gol que en teoría significaba que lo más complicado estaba hecho y que a partir de ese momento había que mantener la posesión. Pero el Madrid sufrió la presión del Málaga y empezó a recular. Cristiano se abría de brazos pidiendo al equipo que adelantara las líneas.

Son 40 los goles del portugués esta temporada. 14 de ellos, más de una tercera parte, los ha marcado en los últimos 40 días y en los últimos nueve partidos. Anotó un doblete al Sevilla, otro al Celta y ayer abrió el marcador en el partido contra el Málaga. Si necesitaba confirmación a las palabras que le había dicho Zidane en verano —llegaron a un pacto para que el portugués se dosificara, no lo jugara siempre todo y llegara así en las mejores condiciones para el tramo decisivo de la Liga y la Champions—, la ha ido teniendo en Múnich, en el Santiago Bernabéu contra el Atlético y el Sevilla, en Vigo… y ayer en Málaga.  “En las últimas seis semanas ha marcado los goles decisivos que nos han traído hasta aquí”, resumió Emilio Butragueño.

Un cierre perfecto para su protagonismo: el gol que abrió el marcador para conseguir el campeonato número 33 del Madrid. El segundo para el portugués, que llegó en 2009 y sólo lo había podido celebrar en 2012. Un campeonato que se cerró con un pequeño susto en un choque con un rival. Se quedó Cristiano tirado en el suelo, llevándose las manos a la rodilla derecha, lanzando una de las espinilleras que luego recogería Camacho para volver a ponérsela.

Volvió a levantarse y a pedir al equipo que no aflojara. En los últimos diez minutos, cuando el Málaga buscaba el gol una y otra vez, Cristiano le echaba en cara a James no estar atento en las coberturas. Se desgañitaba con Marcelo para que no se le fueran los marcajes. Sufría como el que más, y cuando pitó el árbitro y la piña en el centro del campo se hizo más grande, uno de los primeros abrazos que recibió fue el de Antonio Pintus, el preparador físico y una de las personas en las que más ha confiado el portugués esta temporada. Una temporada a la que Cristiano quiere terminar de poner su broche de oro en Cardiff, donde busca su cuarta Liga de Campeones, después de la que ganó con el Manchester United y las dos que ha sumado con el Real Madrid, en Lisboa y en Milán.

Al marcharse de La Rosaleda se quejó después de unas imágenes que se emitieron de un supuesto gesto suyo en Balaídos. Se habría dirigido a Cabral haciéndole, precisamente, el gesto de los maletines. "Me tratan como si fuera un delincuente, no soy ningún santo pero tampoco el diablo", dijo el portugués antes de subirse al avión rumbo a Madrid.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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