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¿Por qué triunfan los festivales de música pequeños?

El Gijón Sound Festival es uno de los más reconocidos en la península ibérica y un hervidero de argumentos sobre las ventajas de estos eventos

¿Qué opinan los asitentes al Gijón Sound Festival sobre los festivales pequeños?

El Gijón Sound Festival (GSF) ha sido el lugar elegido para vivir en directo la esencia de un auténtico gran festival de música pequeño. El evento finalista como mejor festival de este tamaño en los Iberian Festival Awards ha dado el pistoletazo de salida a la temporada de conciertos primaveral. Una fecha que ha animado a muchos de dentro y de fuera de la ciudad a participar en esta cita que se celebra en las salas de música de Gijón y que en su tercera edición ha culminado su aterizaje en la plaza principal de esta urbe costera.

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Las ventajas de un festival pequeño son muchas, y encontrar motivos no fue nada difícil. Con un público mayoritariamente treintañero, Gijón ha sido durante tres días el experimento necesario para corroborar que hay vida más allá de las grandes capitales musicales. Con un programa muy cuidado y un conjunto de bandas locales y nacionales ambicioso dentro de los límites permitidos, artistas como Max Gamuza apelaban la sensibilidad de un evento que se mezcla con la propia ciudad y que visibiliza la gran historia musical de la ciudad de Nacho Vegas.

Sin duda, hay una serie de actividades festivaleras que se hacen mucho más livianas en recintos pequeños. Ir con la familia, ver un concierto con tu mascota o ir al baño sin soportar colas infinitas son algunas de las razones que facilitan el viaje musical del público. Lo que la organización del GSF calificaba de "maridaje perfecto" es la simbiosis ideal entre música y ciudad. Cuando se va a un festival que cuenta con precios de verbena y que recibe una media de 7000 personas el concepto cambia radicalmente.

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Con las ventajas evidentes que ofrecen los grandes festivales intactas, hablar de los pequeños es necesario y compatible, porque como afirmaba una pareja de Madrid que visitaba el Gijón Sound, al final "son festivales, ni mejores ni peores, y eso es lo que importa". Este factor es fundamental para entender la importancia de estos eventos como dinamizadores turísticos y culturales de muchas poblaciones. Lo cierto es que ya nadie duda que la música se ha convertido en un motivo para viajar, y para los artistas emergentes, una herramienta de promoción muy imporante.

Volver a cruzarse con las mismas caras, disfrutar de un grupo como Novedades Carminha en una sala increíble y a tan solo unos centímetros de distancia, cambia la perspectiva de un festival al uso y hace más fácil y accesible estas citas. Más allá, este tipo de festivales sirven para conseguir un buen máster en anécdotas y curiosidades de Gijón y Asturias en este caso. Empatizar con los asistentes y con los propios artistas y ser un miembro más de sus aventuras son otras de las motivaciones por las que los festivales pequeños mantienen su fuerza. Pincha en el vídeo y descúbrelo.

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