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Los retos del Airbus 380

El avión comercial más grande del mundo opera regularmente en España desde hace tres años. ¿Qué supone para la seguridad, logística e infraestructura de un aeropuerto la llegada del gigante europeo?

Un A-380 en la maniobra de estacionamiento.Vídeo: EL PAÍS VÍDEO

Es el mayor avión comercial del mundo. Puede llevar a más 600 pasajeros. Su construcción fue un reto durante décadas para la ingeniería aeronáutica europea. Ahora, el Airbus 380 es un reto diario para los aeropuertos que lo acogen. Este marzo se han cumplido tres años desde que Emirates, la aerolínea con la mayor flota mundial de 380, comenzó a operar con este modelo vuelos regulares en España. Actualmente llega a Barcelona-El Prat, con dos frecuencias diarias, y Adolfo Suárez-Madrid-Barajas, con una. ¿Qué supone para estas instalaciones la llegada de un avión así?

La maquinaria se pone en marcha al escuchar una sucesión de cinco letras. “SUPER”. Así es como los pilotos están obligados a advertir a la Torre de Control, tras el código habitual con el nombre de la aerolínea y el número de vuelo, que están tratando con un avión de dimensiones extraordinarias. Con 79,75 metros de envergadura, el A380 está a 25 centímetros del límite establecido para las aeronaves de categoría F según la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI). Sumándole un peso que supera las 500 toneladas, el resultado es lo que se conoce como estela turbulenta: un movimiento de masas de aire que se producen en los extremos de las alas y giran en sentido contrario. "Son especialmente violentas y representan peligro para las aeronaves que siguen a la que las engendra", señala Beatriz Martín de Diego, jefa de Supervisión de Enaire en la torre de Marid-Barajas. Por ello los controladores aplican un procedimiento específico que se creó pensando en el A380. Hay que guardar una mayor distancia: hasta 14,8 kilómetros si se trata de una aeronave ligera que va a aterrizar. Si es un despegue, la mayoría de aviones no podrán salir hasta pasados 3 minutos. Fuera de la pista de despegue, las precauciones también se extreman ya que deben emplearse calles de rodaduras adecuadas a las dimensiones de la aeronave.

El reto logístico en tierra no es menor. Para AENA, la llegada del A-380 supuso realizar algunas adecuaciones en ambos aeropuertos. Aunque ya estaban certificados para acoger aviones de este tamaño, este modelo requiere el doble de equipos que le provean de electricidad y climatización mientras está aparcado. Además, para facilitar que los pasajeros salieran y entraran más rápido, se aseguró que hubiera disponibilidad de tres pasarelas de embarque simultáneamente. Y luego están la previsión ante posibles emergencias. "Se necesita garantizar que hay tres vehículos de bomberos disponibles y una capacidad de descarga de agua de 32.000 litros", precisa Rafael Fernández Villasante, director de Operaciones, Seguridad y Servicios de AENA.

Para las compañías encargadas del handling (servicios en tierra), la atención al gigante de la aeronáutica comercial supone triplicar el personal respecto a una operación normal. Intervienen unas 30 personas con la misión de que 600 pasajeros puedan recoger alrededor de 1.000 maletas y abandonar el aeropuerto para, en menos de dos horas, volver a llenar el avión con otros 600 pasajeros y sus 1.000 maletas. Todo eso se concreta en más mostradores de facturación de los habituales, maquinas especiales para carga y descarga (las maletas no van sueltas en la bodega, sino dentro de contenedores) y carruseles de entrega de equipaje más largos de lo habitual.

Pese a las cifras que duplican o triplican en casi todo a las de una operación con otras aeronaves, nadie se sobresalta ante la llegada del vuelo 141 de Emirates al aerpuerto de Madrid en una soleada mañana de marzo. Elevada 75 metros sobre la pista, en la terraza de la torre de control principal, Beatriz Martín contempla el aterrizaje del A380, una imagen que se repite cada día. "Desde los principios causó una gran sensación que hoy en día se mantiene", asegura. Pero en la torre, en la pista o en la terminal todo aparenta normalidad. Y así lo quieren todas las partes que intervienen en la operación. "Hoy en día estamos más familiarizados -remacha la jefa de los controladores- pero tenemos que seguir manteniendo y cumpliendo lo que dice su procedimiento".

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