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‘Por trece razones’, los motivos de un suicidio juvenil en una cinta de ‘cassette’

La cantante y actriz Selena Gomez produce la nueva serie de Netflix

Dylan Minnette y Katherine Lengford, protagonistas de 'Por trece razones'.
Pablo de Llano Neira

Por trece razones ocurre en una pequeña ciudad americana sin nombre. “Un sitio cualquiera donde todo el mundo conoce a todo el mundo”, dijo en Miami a EL PAÍS Dylan Minnette, un muchacho sobrio de 20 años que interpreta a Clay Jensen, uno de los dos personajes principales de la trama. El otro es Hannah Baker (interpretada por la actriz Katherine Lengford), una compañera de instituto que se suicida por 13 motivos que deja grabados en cintas.

La serie que lanza este viernes la plataforma online Netflix, basada en la novela del mismo nombre de Jay Asher y de título original 13 Reasons Why, sitúa en un prototípico entorno suburbano el relato específico de un suicidio adolescente que, a diferencia de lo usual, no termina en un agujero negro, olvidable poco a poco, de preguntas sobre las causas de la decisión de un individuo, sino en un intrigante sendero de respuestas que va dibujando el suicidio de Hannah Baker como un fracaso colectivo decantado en su mente.

“Es muy trágico pero también muy interesante contemplar su caída. Es horrible de ver, porque acabas amando tanto a Hannah que aunque sabes cómo terminará todo solamente estás deseando que no ocurra, que no lo haga. Pero era necesario no enaltecer el suicido. Mostrarlo como es, real, descorazonador”, explicó Minnette. Su personaje en la serie es un muchacho callado, enamorado de Hannah pero incapaz de dar el paso necesario hacia ella. Hannah se mata, él recibe sus cintas y los 13 capítulos de la serie evolucionan con Clay oyéndolas y recreando escenas y relaciones que fueron llevándola al vacío.

Una de las productoras de la serie es la estrella pop Selena Gomez, que a sus 24 años quiere adentrarse en proyectos “que realmente importen”, según ha dicho. A Gomez, afectada por lupus, una enfermedad autoinmune, y periodos depresivos, la fama le ha enseñado el potencial tóxico de sentirse observada y juzgada. Ha llegado a dejar de usar su cuenta de Instagram, la más seguida del mundo con 115 millones de fans.

En uno de los primeros capítulos que han podido ver los medios por adelantado, de logrado guión y excelente música e imagen, la sensible y crítica Hannah Baker dice: “Facebook, Twitter e Instagram nos han convertido en una sociedad de stalkers [acosadores]”. Algo tan del siglo XXI como las redes sociales y algo tan intemporal como la angustia del individuo ante la mirada del otro. Hannah se pierde en el laberinto de lo que dicen de ti, lo que crees que dicen de ti, lo que sabes y lo que no sabes que dicen de ti.

El medio que utiliza para dejar registrado el relato de los motivos de su suicidio, la vieja cinta de cassette, tiene un atractivo especial. Obliga a escuchar su voz con atención. Los personajes que la oyen no pueden responder ni interactuar. Solo pensar. En Por trece razones, los secretos de un suicidio del siglo XXI perviven dentro de un walkman.

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