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historias de darth mader
Columna
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Las grandes verdades de Samanta Villar

La periodista no hace más que poner en palabras –quizás algo exageradas– sentimientos que muchos hemos tenido y de los que es bueno hablar

FOTO: Samanta Villar. / VÍDEO: La periodista, en Facebook Live de EL PAÍS, el pasado 26 de febrero.Vídeo: CARLES RIBAS / EPV
Cecilia Jan

Parece que después de un par de semanas de calma, Samanta Villar la ha vuelto a liar. Esta vez, por una entrevista en Sálvame De Luxe donde, si hacemos caso de algunos titulares e interpretaciones tuiteras, casi abogó por el defenestramiento colectivo de bebés. La verdad es que llego un poco tarde a todas las polémicas que se crean cada vez que Villar abre la boca, porque, después de unos cuantos años de escribir y leer en blogs y foros de maternidad, ya el tema me da un poco de pereza. No me refiero al tema de si tirar o no a los bebés que lloran por la terraza, sino el de la crítica sin piedad hacia las madres, sean las que sean, hagan lo que hagan. Y lo que es peor, que la mayoría de las veces esas críticas vienen de otras madres.

Samanta Villar ha dicho grandes verdades. Algunas son tan obvias que no entiendo la polémica, más allá de que se expresa de forma muy directa sobre un tema en el que quizás otros usen eufemismos o humor, como el Club de Malasmadres o decenas de madres y padres blogueros. No hace más que poner en palabras –quizás algo exageradas– sentimientos que muchos hemos tenido y de los que es bueno hablar. Es curioso que al final todas las polémicas que se están generando vienen de las declaraciones de la periodista sobre aspectos muy cotidianos de la crianza, eclipsando totalmente el tema que pretendía abordar en el libro que está promocionando, Madre hay más que una: el tabú de la infertilidad y la ovodonación.

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¿Qué se pierde calidad de vida con la maternidad, como dijo Villar en una de las primeras entrevistas? Claro. Ganas en amor, en pequeños y grandes momentos de felicidad indescriptibles. Pero no solo pierdes sueño, salidas nocturnas o viajes, sino que tu relación de pareja y tu carrera profesional pueden verse resentidas. Además de que sumas gastos, agobios, rutinas y preocupaciones para el resto de tu vida. ¿Qué hay tan escandaloso en reconocerlo? A la mayoría de los padres nos compensan las ganancias de felicidad sobre los aspectos negativos. Pero hay que acabar con la imagen de que cuando tienes hijos tu vida van a ser alegres cenas en torno a una mesa o peleas de cosquillas, mientras la comida se hace sola, y en donde por supuesto nadie llora, se enfada u os hace perder los nervios hasta que caéis agotados al final del día.

Las palabras del último escándalo han sido: "Cuando tú dejas de dormir, esto probablemente te vaya a llevar a una situación límite, física y psicológicamente. ¿Por qué no podemos hablar de esto? A todas las parejas les ha pasado que hay un momento que se imaginan que tiran al niño por el balcón, porque ya no pueden más. (...) Lo cuentas como una anécdota cuando ya ha pasado un tiempo, pero en ese momento lo vives como algo realmente penoso".

No sé por qué ha causado tanto estupor esa frase, que parece más una expresión tipo "estrangularía a mi jefe con mis propias manos" que algo literal. Cuando lo importante es lo que hay detrás: que a veces la falta de sueño, combinado con el llanto persistente de un bebé en los primeros meses te lleva a tal agotamiento físico y mental que te ponen al límite y te pueden hacer perder el control. Si no has vivido esos momentos, enhorabuena. Pero muchos sí lo hemos hecho. He pasado por momentos en los que entendí a esos padres desesperados que le dieron una sacudida al bebé porque ya no sabían qué hacer para que dejara de llorar, con consecuencias fatales. 

Para quien piense que Samanta Villar o yo misma somos unas peligrosas malas madres por entender y hablar de este tipo de situaciones, reproduzco este párrafo que la web del Children's Hospital Colorado (Estados Unidos) dedica al síndrome del bebé sacudido o zarandeado: "El síndrome del bebé sacudido puede ocurrir cuando un padre, madre o cuidador se frustra y pierde el control, incluso solo durante un momento. Esto ocurre a menudo cuando el bebé se pone latoso y llora por tiempo extenso. La razón número uno que solemos oír cuando alguien sacude a un bebé es 'solo quería que el llanto parara". Según esta web, se calcula que más de 1.200 niños son tratados al año en Estados Unidos por esta causa, de los que uno de cada cinco mueren. Se estima que es relativamente frecuente, con una incidencia en el mundo es de 20-25 casos por cada 100 000 niños menores de dos años. En España, de los 450 000 niños nacidos al año, unos 100 pueden padecer este síndrome, según datos de la Asociación Española de Pediatría.

Algunos puede que tuvieran unos padres maltratadores, pero me temo que muchos otros eran unos padres normales, que querían a sus hijos y que perdieron el control por unos segundos en una fase de la vida en la que el agotamiento es la norma. Quizás si se abordara más abiertamente la dureza de los primeros meses de crianza, sin saltar a la yugular de quien reconoce que lo pasa mal, se podrían evitar estos casos.  

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

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