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Inseguridad y pasión de tres actores

Los intérpretes Emma Suárez, Carlos Santos y Manolo Soto charlan con los suscriptores de EL PAÍS sobre sus últimas películas

Superada la resaca de los premios Goya, tres de los protagonistas de la última gala se sentaron ayer a reflexionar sobre todo lo que les ha pasado y lo que queda por venir. Emma Suárez, Carlos Santos y Manolo Solo charlaron sobre el proceso de preparación de sus personajes; pero también tuvieron tiempo para reivindicar la “inseguridad y la pasión” de su trabajo, la figura de la mujer como directora o el proceso “agotador” de las promociones. El coloquio, exclusivo para suscriptores del diario EL PAÍS fue moderado por el periodista Gregorio Belinchón, y está enmarcado dentro del programa EL PAÍS +.

Las mujeres que dirigen fue el primer frente que abrió el coloquio. Enma Suárez ganó su primer Goya bajo las órdenes de Pilar Miró con El perro del Hortelano: “Tenía un par de huevos”, resumió la actriz sobre la directora. Santos, dirigido por Icíar Bollaín en También la lluvia, ahondó en las virtudes de su experiencia: “La recuerdo como una comandante; una gran jefa, con fortaleza y con una claridad de pensamiento brutal”. Los tres concluyeron que –al margen de géneros- solo diferencian a las personas por lo importante, su “bagaje”. Pero no todos harán lo mismo porque según un estudio de la Fundación de Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE), las mujeres tienen una tasa de desempleo seis puntos más que los hombres en la industria del cine español.

Suárez fue premiada por su interpretación en Julieta, de Pedro Almodóvar, Santos por su papel de Luis Roldán en El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez y Solo por su trabajo en Tarde para la ira, la ópera prima de Raúl Arévalo (este fin de semana, con EL PAÍS). “Trabajar con Pedro es trabajar para Pedro”, explicó la actriz, ganadora del Goya a mejor interpretación femenina. “Controla absolutamente todo lo que aparece en plano”, aclaró Suárez. Por su parte, Santos y Soto estuvieron de acuerdo en el vértigo que produce enfrentarse personajes que son “un bombón” pero que no tienen “nada que ver” con ellos. En el caso de Solo, la peculiar voz que puso para interpretar a un andaluz de chándal que habita en el lumpen –“fue una temeridad”, confesó; en el de Santos, para dar vida al exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán, un personaje complejo y trufado de matices. Los dos alabaron la manera de trabajar de Alberto Rodríguez: “Mantiene el mismo equipo desde el comienzo y sabe delegar”.

Dos de los asistentes mencionaron el tema económico en la industria del cine y los tres intérpretes aclararon que “pertenecen a una industria pequeña” donde la “inseguridad forma parte de sus vidas”. “El hecho de que haya un proyecto ya es atractivo de por sí. El medio da igual; televisión, cine o teatro, lo importante es la historia y el personaje, además del director y el equipo técnico”. De hecho, según el estudio de AISGE, en España solo un 8% de los actores vive de su profesión y la mitad cobra menos de 3.000 euros al año.

Interpelados por un suscriptor sobre la promoción de sus películas, los actores bromearon sobre el “agotamiento” que produce responder a “a las mismas preguntas una y otra vez”. “La promoción es como hacer morcillas”, explicó Santos. El periodista especializado en cine de EL PAÍS, Gregorio Belinchón, explicó que los tiempos que conceden las  grandes productoras para las entrevistas son cada vez más cortas, lo que dificulta profundizar en el personaje.

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