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Los neandertales tenían sus propias ‘aspirinas’

La placa dental de un individuo hallado en la cueva de El Sidrón sugiere que masticaba corteza de álamo, con ácido salicílico, para calmar el dolor de una infección

Interior de la cueva de El Sidrón, en Piloña (Asturias).Foto: reuters_live | Vídeo: ANTONIO ROSAS / CSIC
Manuel Ansede
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Neanderthals had their own kind of ‘aspirin’

¿Y si los neandertales no se hubieran extinguido hace 40.000 años en su último reducto del sur de la península ibérica? Los humanos modernos —los Homo sapiens— no seríamos excepcionales en el reino animal. No estaríamos solos. “Quizás no hubiéramos necesitado inventar dioses para explicarnos a nosotros mismos. Quizás incluso podríamos haber hablado y razonado con ellos. Quizás no los habríamos encerrado en jaulas, y les hubiéramos concedido derechos humanos y habrían podido votar en las elecciones”, reflexionaba el genetista Carles Lalueza-Fox en su libro Palabras en el tiempo (editorial Crítica), publicado en 2013.

Hoy, el científico presenta una investigación que avala la inteligencia de aquella especie humana desaparecida de la faz de la Tierra. Los neandertales tenían su propio botiquín de plantas medicinales, según indica el análisis de la placa dental calcificada de dos individuos de la cueva asturiana de El Sidrón, de otros dos del yacimiento belga de Spy y de un quinto procedente de la gruta italiana de Breuil.

“Los neandertales eran inteligentes y tenían un conocimiento ecológico que nosotros hemos perdido”, afirma la prehistoriadora británica Karen Hardy

El ADN rescatado de la placa de uno de los neandertales de El Sidrón sugiere que, hace 49.000 años, masticaba corteza de álamo, una fuente natural de ácido salicílico, el ingrediente analgésico de la aspirina. El individuo sufría un absceso dental, una infección con pus, según revelan sus restos fósiles. “La corteza no tiene valor nutritivo, ¿para qué iba a masticarla si no era para calmar el dolor?”, se pregunta Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva, en Barcelona. El neandertal, además, consumía Penicillium, un hongo con propiedades antibióticas.

Los resultados, publicados hoy en la revista Nature, respaldan los de otro estudio de 2012, que concluyó que los neandertales de El Sidrón empleaban plantas como la camomila, que mejora la digestión, y la aquilea, con propiedades antiinflamatorias. La prehistoriadora británica Karen Hardy, de la Universidad Autónoma de Barcelona, es coautora de ambos trabajos. “Todos los animales del mundo se automedican. Los perros, por ejemplo, comen hierba para vomitar. Para mí, lo sorprendente sería que los neandertales no automedicaran”, reflexiona.

Las investigaciones de los últimos años han sepultado la caricatura de seres infrahumanos que perseguía a los neandertales. Los miembros de la especie se adornaban con plumas vistosas, poseían una tecnología digna, cocinaban con fuego, enterraban a sus muertos y practicaban sexo con humanos modernos hace más de 100.000 años. “Los neandertales eran inteligentes y tenían un conocimiento ecológico que nosotros hemos perdido”, zanja Hardy.

Mandíbula del neandertal de El Sidrón con restos de corteza de álamo.
Mandíbula del neandertal de El Sidrón con restos de corteza de álamo.MNCN-CSIC

La paleoantropóloga María Martinón Torres destaca otro aspecto del nuevo estudio, en el que no ha participado. El análisis de la placa dental muestra que la dieta de los neandertales belgas se basaba en la carne. Ingerían animales como el rinoceronte lanudo y el muflón, característicos de la estepa fría que habitaban. Los individuos de El Sidrón, sin embargo, presentaban una alimentación más vegetariana. Sus dientes guardan restos de piñones, musgo y setas de su zona boscosa. “Esa diversidad de dieta retrata a los neandertales como una especie flexible, capaz de explotar diferentes recursos según las circunstancias y la disponibilidad”, sostiene Martinón Torres, del University College de Londres.

"Los neandertales eran una especie que nada tenía que envidiar a los humanos modernos de su tiempo", opina la paleoantropóloga María Martinón Torres

La investigadora recuerda que el antropólogo británico Chris Stringer postuló en 2013 una hipótesis alternativa: que la presencia de plantas medicinales en los cálculos dentales de los neandertales se podría deber a la ingestión de los estómagos de sus presas. Sin embargo, a juicio de la española, que los indicios de consumo de ácido salicílico y antibiótico natural se hayan encontrado solo en un neandertal con un absceso dental “parece algo más que una bonita coincidencia”. En su opinión, “los neandertales eran una especie que nada tenía que envidiar a los humanos modernos de su tiempo en cuanto a sofisticación y adaptación a su medio”.

El nuevo trabajo ha obtenido el genoma microbiano más antiguo hasta la fecha, perteneciente a una arquea de la especie Methanobrevibacter oralis, presente en la boca. Su análisis apunta que neandertales y humanos modernos compartieron patógenos orales hasta hace 180.000 años como mínimo, tras haberse separado como especies hace 600.000 años. “El sexo es la mejor manera de pasarse patógenos”, explica Lalueza-Fox. En el estudio también ha participado Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

La cueva de El Sidrón, en el concejo asturiano de Piloña (Asturias), se descubrió en 1994 y desde entonces ha ofrecido una colección de 2.500 restos óseos de al menos 13 individuos neandertales de ambos sexos. Muchos tienen marcas de cortes. Hace 49.000 años, en lo que parece un acto de canibalismo de supervivencia, alguien reventó sus cráneos para comerse sus cerebros.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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