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Una victoria cómoda del Atlético ante el Valencia

Griezmann abre el marcador en el minuto nueve, el de Torres, que asistió emocionado en el palco al homenaje que le tributó la hinchada

Griezmann marca el 1-0 en el Calderón. | Vídeo: Rueda de prensa de Simeone tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: KIKE PARA
Ladislao J. Moñino

El fútbol tiene poética. Esta vez afloró acompasada con la angustia, la conmoción y la emoción que generó el episodio de Fernando Torres en Riazor. Los astros, los hados o lo que la libertad de creencia le inspire a cada uno, se confabularon para que el Atlético empezara a licenciar el partido en el minuto nueve, en el de Torres. Griezmann depositó en el rincón con suavidad un contragolpe pilotado por Koke. Hasta en el trazo del gol brotó esa poética futbolera. Una contra, la seña de identidad histórica del club, rematada con una carrera al espacio de Griezmann. La secuencia la podía haber firmado Torres una de esas tardes cualquiera en las que conjuga la zancada pletórica con el pie afilado. Tres veces fue vitoreado El Niño, que ya en su entrada al parking del estadio comprobó el respeto y el cariño de la hinchada.

Comenzó el envite el Atlético al filo de la navaja, con el canguelo de verse fuera de la zona Champions si no se embolsaba los tres puntos. Bajo ese tonelaje de presión, salió decidido a liquidar al Valencia, que esta vez enseñó esa cara de equipo de escaparate; con esos colores chillones de la modernidad centelleando y contribuyendo a incrementar esa sensación de conjunto de futbolistas de posturitas. Jugador por jugador la alineación de Voro era bonita de ver. Un racimo de buenos peloteros, Gayá, Parejo, el novato Soler al que Simeone le ha echado el ojo, Munir y Orellana, rematados con el bregador Zaza, quizá el único que no ligaba con esos aires de indolencia. No hubo señales de una actividad dañina y constante por parte de ninguno. Tampoco ofrecieron un ritmo de juego competitivo. El Atlético no está bien, pero aún le da para ventilar rivales que, al menos, no tratan de igualarle en intensidad. O que se empeñan en conceder contras fáciles como la del primer gol. Vivieron muy cómodos Oblak y la pareja de centrales que dispuso Simeone. Con Godín sancionadom el entrenador argentino hizo justicia con Lucas Hernández, al que le concedió la titularidad junto a Savic. De los cuatro centrales, se ha mostrado como el más fiable en las ocasiones que su entrenador ha tenido que echar mano de él. Zurdo, imponente en el cruce por arriba y por abajo, inmune al ruido derivado de su pelea familiar, el chico se está haciendo acreedor a coger más vuelo ante el bajo rendimiento de Godín y la irregularidad de Giménez.

Ese tanto madrugador de Griezmann enterró cualquier oposición del Valencia. En ese intento por levantarse, Simeone parece haber encontrado un centro del campo más definitivo. Inamovible Gabi por galones, sudor y equilibrio, incuestionables Koke y Saúl si mantiene la consistencia táctica ya sea en la derecha o en el medio como hizo, Carrasco, más o menos acertado está por encima de Correa en prestaciones.

En ese paisaje del partido, con el Valencia desenchufado se intuía una goleada abultada que no se dio porque al Atlético le faltó colmillo y toque para optimizar unas contras y precisión en el remate para definir otras. Una de ellas, palmaria, en el inicio del segundo tiempo. Koke insistió en la puerta abierta de par en par que eran la espalda de Garay y Mangala para dejar a Griezmann ante Alves con un pase de toque y periscopio. El meta brasileño salió ganador intuyéndole el remate cruzado por abajo. Tampoco maximizó el Atlético todas las ofrendas que le hizo el Valencia. Hubo momentos en los que los jugadores de Voro se convirtieron en los mejores asistentes de los delanteros de Griezmann y Gameiro. Este aprovechó una pelota disputada en un saque de banda y ganada por Filipe Luis para superar a Alves con un derechazo desde la frontal que pegó en Mangala. Griezmann terminó por cerrar la cuenta, en otro episodio que reflejó esa falta de voltaje competitivo del Valencia. Otra pelota disputada, esta vez punteada por la bota de Thomas, dejó a Griezmann en franquicia para rematar a un rival en el que ló único que destacó fueron esos colores chillones.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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