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Mueren siete detenidos en un incendio en una comisaría de Buenos Aires

Una pelea entre dos acusados de violación, que quemaron colchones, desencadenó la tragedia

Un policía lee la lista de muertos en la comisaría de Pergamino, ante el dolor de los familiares.

La localidad bonaerense de Pergamino, a 250 kilómetros de Buenos Aires, fue escenario de un horror que encuentra pocos antecedentes en la historia. Aún se trata de determinar si una pelea entre internos generó el incendio en la zona de calabozos de la comisaría 1ª, donde estaban alojados 19 detenidos. Se trata del accidente más grave registrado en una comisaría en Buenos Aires. El último similar, en 2009, acabó con cuatro muertos durante un motín. Los familiares de los internos se agolparon en las puertas de la dependencia policial y se generaron algunos incidentes, por lo que los policías antidisturbios se vieron obligados a desplegar un operativo de prevención en los alrededores del edificio. Existe en el país un fuerte debate por el alojamiento de detenidos en comisarías, cuando por ley deberían estar en cárceles.

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A las 18.33 de la tarde del jueves un mensaje de uno de los presos, llamado Carlos John Mario, a su mujer dio el alerta a la comunidad: “Ana venite para la comisaría que se armó quilombo”. A los pocos minutos, la desesperación del interno detenido por robo se dejó ver en otro texto que decía “Movele, está prendida la comisaría”. La más fuerte de las versiones habla de una pelea entre dos reclusos que habían participado en la violación de una abogada de 26 años en su propio piso, ocurrido la semana pasada, cuando la víctima sorprendió a unos ladrones en su interior. El hecho provocó una enorme conmoción en la ciudad; uno de los supuestos ladrones se entregó tras el incidente e incriminó al otro de haber perpetrado en solitario la agresión sexual. Los acusados se reencontraron en los calabozos de la comisaría siniestrada.

El jefe de Bomberos Voluntarios de la localidad, Hernán Ferreyra, ha confirmado ante los medios que son siete los muertos en las instalaciones policiales. La pelea inicial provocó el incendio de las instalaciones y, según la Policía Bonaerense las muertes fueron por asfixia, pero los primeros análisis que se le hicieron a los cuerpos de los fallecidos habrían mostrado ataques con armas punzantes. Los mensajes de texto de los detenidos a sus allegados también hablan de agresiones con cuchillos. “Hagan piquetes y traigan gomas que nos matan. Ya se están dando puñaladas”, dice el escrito de otro de los presos a su madre. En consecuencia, pasada la medianoche, familiares de los fallecidos se han concentrado cerca de la comisaría. Algunos de los presentes han lanzado piedras a los agentes de la Policía, pidiendo ver los cuerpos de las víctimas. Por ello fue necesaria la presencia de efectivos de la Guardia de Infantería para evitar mayores incidentes. Hasta el momento se conoció que uno de los efectivos fue separado de la fuerza por ser quien permitía el ingreso de móviles a las celdas.

Los fallecidos fueron identificados como Alan Córdoba, Juan Carlos Cabrera -los que generaron la pelea inicial-, Sergio Filibero, Federico Perrota, Franco Pizarro, Carlos John Mario y Fernando Emanuel Latorre.

La versión de la fuerza es contraria. Habla de una pelea entre Córdoba y Cabrera, pero que nada tenía que ver con la violación descripta. Los policías dicen que los presos iniciaron un motín encendiendo los colchones, que tapaban la reja, hecho que habría impedido la asistencia. Los familiares descreen de esta versión por el hecho de que tres de los fallecidos estaban próximos a recuperar la libertad.

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“La comisaría es un desastre y las personas que atienden también. Solamente son personas civiles con un curso”, manifestó a la señal de noticias C5N, Ana, la esposa de uno de los muertos. Informes de 2016 dicen que seis de cada 10 presos de Argentina esperan una condena. El crecimiento de la cantidad de detenidos con prisión preventiva respecto de los condenados viene en ascenso desde 2006, cuando ambas variables registraban 45% y 55%, respectivamente. El otro dato que surge del censo es que el 57% de los presos de Argentina están encerrados por violar la ley de drogas, y los expedientes suelen dormir en los escritorios de los tribunales, generando una situación de gris procesal que muchas veces puede durar años de detención, que en muchos casos se cumplen en comisarías o destacamentos locales y no en los centros penitenciarios.

Luego de una visita por la Provincia de Buenos Aires en 2016, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concluyó que “las comisarías no cuentan con la infraestructura ni los servicios básicos para asegurar condiciones dignas de detención y que el policial no está preparado para la custodia de detenidos, por lo que exhortó al Estado argentino a adoptar las medidas necesarias para el cese de la utilización de las dependencias policiales como lugares de alojamiento permanente de personas”. Un informe de los defensores oficiales da cuenta de dos torturas por día en comisarías desde el año 2000 a la fecha.

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