_
_
_
_
_

“Adolfo Marsillach estaría avergonzado por el país y la cultura que tenemos”

La hija y varios compañeros de gremio homenajean al actor y director teatral en el 15º aniversario de su muerte

Homenaje al actor y director teatral Adolfo Marsillach, este viernes en Madrid.Vídeo: FOTO Marta Jara

“Perdónanos Adolfo, porque no lo hemos sabido hacer bien”, se lamentaba este viernes, mirando al tendido, el actor Emilio Gutiérrez Caba. Se dirigía a su amigo y colega Adolfo Marsillach, muerto hace 15 años, por el que él y varios compañeros como Silvia Marsó, Carlos Hipólito, Juanjo Artero, Juan Ribó o Antonio Hernández han brindado con rosas esta mañana en un homenaje organizado por su hija, Blanca Marsillach. “Si Adolfo estuviera aquí estaría avergonzado por el país y la cultura que tenemos”, ha continuado Caba ante Fernando Benzo Sáinz, el secretario de Estado de este sector, refugiado entre las butacas. “Dio una vuelta al teatro clásico, lo acercó a nuestros tiempos. Es un icono del teatro de este país”, ha añadido Hipólito sobre uno de los actores más grandes de la escena española en las últimas décadas, fundador hace 30 años de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Más información
Blanca Marsillach homenajea a su padre con versos y un proyecto social
Los mayores salen al escenario de la mano de Marsillach y la Caixa

“Confió en nosotros, nos daba confianza en todo momento. Sabía lo que quería porque tenía una formación humana increíble, que ya no es habitual”, ha recordado Caba, que ha hablado por toda una generación de actores que se formaron y crecieron a la sombra del intérprete y director de obras clásicas como Pigmalión (1964), Marat-Sade (1968), Tartufo (1969) o, más recientemente, ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1999). “Me siento huérfano, ya no sé a quién preguntarle las cosas”.

Junto a los compañeros de Marsillach, completaban el homenaje un grupo de diez personas mayores. Son los protagonistas de Entre versos y Marsillach, un proyecto teatral, organizado por la productora de la hija del actor (Varela Producciones) y la Obra Social La Caixa, que intenta integrar en el mundo de la interpretación a la tercera edad. “Ellos pueden sentirse queridos, que es lo que más le hubiera gustado a mi padre, y la magia que se siente en el escenario”, ha explicado Blanca Marsillach. Desde que comenzaron en septiembre pasado ya han pasado por la función más de 90 mayores de toda España, según ha contado la directora de la obra, Mónica Buiza, que ha anunciado que este año recorrerán otras 11 ciudades de la península con nuevos intérpretes amateur. Como Manola, una mujer de Cieza (Murcia) que decidió que quería ser actriz a los 90 años y escribió a Buiza para unirse, pero sin pasar las pruebas porque “ya no le quedaba tiempo”.

“Inteligente, agudo y con gran sentido del humor”, Marsillach tuvo alguna vez la tentación de aferrarse al pasado, según ha recordado Carlos Hipólito, a quien el homenajeado llamó para interpretar la reposición de El médico de su honra en 1994, cinco años después de que esta obra inaugurara la Compañía Nacional de Teatro Clásico. “El primer día que fuimos a ensayar, Adolfo estaba con una pantalla grande viendo el montaje anterior. Notó la incomodidad de Adriana [Ozores] y mía porque cada vez que teníamos que interpretar una escena miraba antes la pantalla para ver cómo lo hicieron los anteriores actores”. Un día, la pantalla había desaparecido. “Adolfo nos dijo, con su tonillo: ¿No tenéis nada que comentarme? Me he dado cuenta de lo mal que lo he hecho con vosotros. No venís a sustituir a los anteriores, sino a aportar algo vuestro a este montaje. Os pido perdón”.

Silvia Marsó, que trabajó con Marsillach en La gran sultana (1992), aún recuerda el día que le sorprendió en su despacho “jugando con la maqueta de la escenografía como si fuera un juguete”. “Tenía la obra con los muñequitos vestidos como si fueran los personajes”, ha bromeado la actriz. El dramaturgo catalán se ha manifestado incluso, sobre una pantalla, para declamar a dúo con Hipólito un pasaje del Libro del buen Amor, del Arcipreste de Hita, sobre la búsqueda de la mujer ideal. "Busca mujer hermosa, atractiva y lozana, que no sea muy alta, pero tampoco enana", interpretaba en un vídeo Marsillach. "Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes y con largas pestañas, bien claros y rientes", proseguía en directo Hipólito.

Ya se terminaba el acto cuando se subió a las tablas, “con muchísima humildad”, el secretario de Estado, que alabó al actor catalán al tiempo que quitaba hierro a la importancia de la labor del ministerio para la buena salud del teatro. "Los grandes saltos culturales en un país los hacen hombres como Marsillach", ha reflexionado Benzo Sáinz. "Los que estamos detrás, gestionando un presupuesto, tenemos que ser humildes y dejar libertad a los creadores. Ayudar a crear un escenario teatral con los mejores medios y recursos posibles".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_