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Macri trata de seducir a España para que vuelva a ser la primera inversora en Argentina

El presidente inicia una visita clave de cuatro días que le dará aire político en su país

Mauricio Macri durante una conferencia de prensa. En vídeo, la llegada de Macri al Palacio Real.Vídeo: Victor R. Caivano / Atlas
Carlos E. Cué

Hubo un tiempo, hace menos de 10 años, en que España era la primera inversora en Argentina. Todos los sectores clave estaban en manos de multinacionales españolas. Poco a poco EEUU fue disputando ese lugar de primacía inversora y todo terminó de torcerse en 2012, cuando Cristina Fernández de Kirchner nacionalizó YPF, la joya de la corona de Repsol. Mauricio Macri inicia hoy su visita oficial a España, dotada de la máxima relevancia política e institucional, con un mensaje claro: seducir a las grandes empresas españolas con la idea de que la ortodoxia y la seguridad jurídica han vuelto a la Casa Rosada para lograr que la antigua madre patria vuelva a ser la primera inversora en Argentina.

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“Queremos que España vuelva a ocupar el rol que tuvo en el pasado, queremos que participe en nuestro gran plan de infraestructuras”, se entusiasmaba la canciller, Susana Malcorra, en un encuentro con la prensa poco antes de iniciar la visita oficial. El gran objetivo, en el que avanzaron los ministros de Economía español, Luis De Guindos, y de Producción argentino, Francisco Cabrera, es que España nombre a Argentina de nuevo como “destino preferente de inversiones”.

Lo cierto es que la inversión española, como la del resto de países, se ha desplomado en 2015 y 2016 y nadie espera grandes compromisos en esta semana en la que Macri tendrá varios encuentros políticos y empresariales en Madrid, porque estas cosas van despacio y Argentina aún arrastra una imagen de país imprevisible que hace difícil las grandes decisiones de inversión. Pero el gesto político será muy claro: Mariano Rajoy, amigo de Macri desde que ambos estaban en la oposición e incluso hicieron mítines conjuntos en Buenos Aires, dará el espaldarazo definitivo al presidente argentino y su giro hacia la ortodoxia económica liberal después de 13 años de kirchnerismo. El presidente del país austral ofrece a cambio a las empresas españolas unas rentabilidades que se encuentran en pocos países del mundo. “Tenemos esos márgenes porque somos imperfectos, si fuéramos Suiza tendríamos los márgenes de Suiza”, repite con una sonrisa Malcorra. La canciller insiste en que España apoya con firmeza el acuerdo UE-Mercosur, gran apuesta de Macri, y las dificultades vienen de otros países como Francia. Pero en este mundo en shock por la victoria de Donald Trump y su proteccionismo, Malcorra cree que el Mercosur y la UE están más interesados en entenderse.

Macri tendrá varios encuentros oficiales con el Rey Felipe VI y políticos –incluido uno con el expresidente José María Aznar, que le ayudó mucho en la etapa inicial de su partido, el PRO, y desde la Fundación FAES- pero sobre todo se verá con todos los empresarios que son claves para Argentina, e incluso organizará un desayuno específico para los representantes del Ibex 35, las grandes empresas españolas, muchas de ellas con fuerte presencia ya en Argentina –como Telefónica, Gas Natural, Santander, BBVA- para convencerles de que vuelvan a apostar por su país. Tanto las fuentes argentinas como las españolas coinciden en que hay mucha expectativa con el giro de Macri pero aún persiste una fuerte desconfianza, no solo económica sino sobre todo política.

¿Resistirá Macri? Esa es la gran pregunta que se escucha en las conversaciones entre la amplia delegación argentina –más de 200 empresarios además de tres ministros y algunos de los políticos más relevantes, como el presidente del Congreso, Emilio Monzó, o el líder de los radicales, Ernesto Sanz. El presidente viene de una de las peores semanas de su mandato, en la que tuvo que rectificar y anular un acuerdo de renegociación de una deuda de 300 millones de dólares que tenía la empresa familiar –Macri es un multimillonario hijo de uno de los empresarios más conocidos y polémicos de Argentina- con el Estado. Antes la interpretación general de que se había hecho un regalo a sí mismo y a su familia con unas condiciones de pago muy favorables, dio marcha atrás. Sin embargo, Macri tiene una enorme ventaja, y es que tiene a la oposición muy dividida, por lo que la mayoría de los analistas creen que no tendrá problemas para consolidar su poder. Para mostrar esa fortaleza, el presidente ha viajado con varios sindicalistas, un poder clave en Argentina, para exhibir ante el empresariado español que controla también ese sector.

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Por si había dudas del carácter empresarial de la visita –que también tendrá una veta cultural con la inauguración de Arco, la feria de arte que este año tiene como invitada a Argentina- la primera actividad del presidente en Madrid fue la de acudir a una cena organizada en la casa de Leandro Sigman, CEO del Grupo Chemo e hijo de Hugo Sigman, uno de los empresarios más conocidos de Argentina, muy amigo del expresidente Felipe González y con una vida a caballo entre España y el país austral.

La visita, que ofrecerá mensajes positivos y fotos de gran boato del matrimonio presidencial argentino con los Reyes o con Mario Vargas Llosa y su pareja, Isabel Preysler, supondrá un gran respiro político para Macri, según admiten en su entorno. “La visión de Argentina desde afuera es mucho mejor que la de adentro”, insistió Malcorra, aunque admitió que la mayor preocupación que le trasladan los extranjeros es precisamente política, “la sustentabilidad y la previsiblidad de las políticas”. Eso es lo que viene a contar Macri a España: que Argentina vuelve a la normalidad y será mucho más previsible. Los datos económicos están mejorando ligeramente al arrancar el año. La inflación, el gran mal endémico, se está reduciendo pero aún está lejísimos de las cifras de sus vecinos latinoamericanos, con la excepción de Venezuela.

La visita parece pues organizada para que todo sean buenas noticias. Solo dos cuestiones pueden suponer un problema real. Por una parte, el conflicto con Telefónica, que está lejos de una solución –la empresa ha amenazado con acudir incluso a los tribunales internacionales porque entiende que el Gobierno argentino ha privilegiado al poderoso Grupo Clarín en la nueva regulación de telecomunicaciones- aunque sí parece haberse logrado una tregua al menos durante la visita. Macri se verá con su presidente, José María Álvarez Pallete, para tratar de buscar una solución.

Por otro lado, está Podemos, un grupo con cercanías importantes con el peronismo –sus líderes, en especial Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, viajan a Argentina con frecuencia y reivindican muchos de los valores peronistas- que se ha mostrado claramente en contra de darle un espaldarazo a Macri, ha anunciado que no asistirá a la cena de gala en El Pardo, a la que estaban invitados, y aún podría complicarle la visita al Congreso en la que el presidente argentino tiene previsto ofrecer un pequeño discurso, como es habitual en las visitas de Estado. Sería el único momento delicado de una cita programada con esmero para lanzar el mensaje de que Argentina ha vuelto al mundo de los negocios, y ahora está esperando que las empresas españolas también se animen a volver a lo grande, como en los 90.

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