Luis Enrique: “En partidos grandes Messi ofrece su mejor repertorio”

Acababa de ganar un gran partido. Pero Gerard Piqué encabezó la retirada del Barcelona con la mirada ausente de quien marcha solo y triste por un parque. Lo contemplaban decenas de personas apiñadas en el párking del Calderón pero él parecía inaccesible camino del autobús. Con los pinganillos en los oídos y la camisa vaquera del uniforme oficial descuidadamente suelta por encima del pantalón, el central no daba la impresión de haber jugado uno de los duelos más bravos de la temporada. Durante la última hora tuvo que batirse al límite del error para evitar el empate. No pareció afectarle, en esa suerte de alienación calculada con la que Piqué y sus colegas se relacionan con el oficio más examinado del mundo. Tras sus pasos salió Sergi Roberto para dar explicaciones: “No somos máquinas”.

El mundo está tan habituado a ver a este equipo apabullar a sus oponentes que después de diez años de dominio no hay espectador que no mire con incredulidad situaciones como las que protagonizaron los jugadores del Atlético, cuando asaltaron al Barça durante media hora. Luis Enrique, el entrenador visitante, también dio explicaciones: “El que pretenda venir al Calderón y no sufrir sería un ingenuo y un ridículo”.

“En el Calderón sabes que vas a sufrir”, prosiguió Luis Enrique. “Entonces tienes que intentar saber lo que harás cuando no tengas el balón y procurar que esos momentos pasen lo más rápido posible para desconectar las acciones del rival que nos generan peligro, que en el caso del Atlético suelen ser transiciones con pases largos o jugadas a balón parado. Para evitarlo, tenemos que tener posesiones prolongadas en campo contrario y meter al rival lejos de nuestra portería. La teoría la sabemos muy bien, pero llevarla a cabo no siempre es posible”.

Luis Suárez señaló que lo natural cuando un equipo va ganando es cierta tendencia al repliegue: “Nosotros salimos enchufados desde el principio. Hicimos lo que queríamos, que fue meter por lo menos un gol. Metimos dos. En el segundo tiempo ellos no tenían nada que perder y arriesgaron”.

Luis Enrique opinó que fue el Atlético, no el Barça, el que cambió con la entrada de Gaitán y Torres. “En la segunda parte salimos a hacer lo mismo”, dijo el técnico, “pero ellos nos han presionado más y han encontrado bien los espacios, mientras que nosotros hemos tenido dificultades para salir jugando con el balón. Siento que pudimos sentenciar la eliminatoria con un tercer gol lo mismo que encajar el segundo. Me voy satisfecho”.

Una vez más, Messi resultó decisivo ante el Atlético. Como extremo derecha, como interior, como enganche, o como delantero. Por momentos se retrasó y manejó los hilos del partido con los giros, la ubicuidad y la visión de un Xavi, compensando así las ausencias de Iniesta y Busquets. “En los partidos grandes es donde mejor se encuentra Leo Messi”, celebró Luis Enrique. “Ahí él ofrece un repertorio de lo que necesita el equipo. Ya sea sacando el balón jugado, o generando superioridades en el centro del campo, dando asistencias o finalizando. Tiene una interpretación del juego difícil de clasificar y se advierte en noches como esta”.

Dos guardias parecían Luis Suárez y Mascherano, que abandonaron el estadio formando una pantalla alrededor de Messi. El argentino marchó en el medio enfundado en una parka gris, casi agazapado. Tenía pinta de viandante camino del centro. Solo destacaba por sus vistosas compañías, como si quisiera pasar inadvertido, como si fuera un vecino de Puerta de Toledo. Se fue sin decir esta boca es mía.