_
_
_
_
_

El Barcelona golea a la Real en la noche de Mascherano

Los culés golean en un partido muy táctico, presidido por la alineación del argentino y las asistencias del omnipresente Messi

Arda marca el cuarto gol para el Barcelona en el Camp Nou. En vídeo, las ruedas de prensa de Luis Enrique y Eusebio tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: DAVID RAMOS (GETTY IMAGES) / ATLAS
Ramon Besa

Incluso en el Barça del tridente hay partidos reservados a futbolistas esforzados como Mascherano. Acostumbra a pasar en las eliminatorias coperas, o cuando se suceden dos o más enfrentamientos entre los mismos equipos, cuando los encuentros se tornan previsibles y demandan soluciones espontáneas, un terreno abonado para Luis Enrique. Lucho se la jugó y ganó con Mascherano, escudo de un defensivo y muy efectivo Barcelona, siempre liderado en cualquier caso por Messi, con y sin el Jefecito.

La naturalidad, y también la confianza de la Real, expresadas en la alineación y el despliegue del equipo en la cancha, contrastaron con el recelo y la sorpresa que causó el plan del Barcelona. Las ausencias de Iniesta y Busquets no solamente despersonalizan a los azulgrana sino que facilitan el intervencionismo de Luis Enrique. Al técnico le encanta barajar las distintas opciones de las que dispone para confundir al contrario, y más cuando en el banquillo se sienta un conocido, como era el caso de Eusebio. La apuesta de ayer fue tan desconcertante como acertada porque salió Mascherano. A la hinchada le costó recordar que el último partido en el que el Jefecito ejerció de mediocentro fue en enero del año pasado contra el Athletic.

Así que el partido se disputó sobre todo en cancha del Barça. Apretaba muy arriba la Real y a los muchachos de Luis Enrique les costaba salir con el balón, más pendientes del pase largo de Cillessen y de atacar el espacio habilitado a espaldas de los adelantados defensas donostiarras, que de combinar en la línea de medios, controlada por el desafiante Illarramendi, que la tomó con el árbitro por la derrota en Anoeta.

A Mascherano nunca se le pidió que tocara, como si fuera un mediocentro, sino que recuperara y taponara, casi siempre muy solvente en la protección del campo del Barça. Los azulgrana se proponían anticipar o, si convenía, chocar, correr y rematar sin pensar al marco de Rulli. Y en la primera ocasión que traspasaron la divisoria marcaron el 1-0. Umtiti le quitó el cuero a Xabi Prieto en un duelo físico que los realistas reclamaron como falta, Messi y Luis Suárez le dieron continuidad a la jugada de manera precisa y Denis Suárez cruzó un disparo al que no supo responder el meta de la Real.

Los repliegues azulgrana funcionaron además tan bien que la Real se atracó de balón hasta convertirse en un equipo chato, sin profundidad ni malicia, víctima del empacho táctico del Camp Nou. La afrenta blanquiazul fue tan lógica como predecible frente a la capacidad camaleónica que tienen los azulgrana con Luis Enrique.

Al Barcelona solamente le faltó precisión y pausa para rematar antes del descanso a la Real. El fútbol se enredó poco a poco y a veces derivó en una guerrilla, especialmente cuando intervenían jugadores de sangre caliente como Carlos Vela y Neymar y también Luis Suárez, que defiende la pelota y la jugada con su cuerpo de manera intimidatoria, al límite del reglamento, poderoso y guerrillero, siempre charrúa, ídolo en Uruguay y en el Camp Nou.

Las distintas refriegas descentraron al Barcelona y dejaron a Willian José frente a Cillessen. Un mano a mano que parecía gol o gol para cualquier espectador salvo para el meta del Barcelona. La decisiva intervención del portero habilitó la contra azulgrana, de tal manera que se pasó del posible 1-1 al 2-0 después de una carrera prodigiosa de Neymar. A Íñigo Martínez no le quedó más remedio que tirar al brasileño, de nuevo decisivo ante la Real. A diferencia de Anoeta, sin embargo, Messi no dejó anoche que el penalti lo tirara Neymar. El 10 batió con un disparo muy ajustado a Rulli.

El partido se abrió con el 2-0. Ya con los jugadores de refresco, las llegadas se sucedieron en las dos porterías, tanto en la de Cillessen, batido en una desafortunada media salida por Juanmi, como en la de Rulli, superado por Luis Suárez, habilitado por Messi. La sustitución de Mascherano propició un nuevo partido, como si la eliminatoria se diera por resuelta, y se ventilara un partido de entrenamiento, amenizado como es norma por Messi. El 10 estuvo presente en los cinco goles, omnipresente y decisivo, hilo del fútbol de un Barça contundente y en racha. Los detalles del argentino embellecieron una contienda áspera, por no decir fea, a veces dirimida en el cuerpo a cuerpo, el tono que han adquirido últimamente los duelos Barça-Real. Hubo más goles que fútbol alrededor de Messi en un partido marcado por el Jefecito Mascherano.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_