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Crítica | Las plantas
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La vida sexual del vegetal

Una obra de debut que, a su descripción cotidiana y absolutamente realista, añade elementos sobrenaturales con influencia del cómic

Javier Ocaña

LAS PLANTAS

Dirección: Roberto Doveris.

Intérpretes: Violeta Castillo, Mauro Vaca, Ernesto Meléndez, Juan Cano.

Género: drama. Chile, 2015.

Duración: 93 minutos.

Componer una película asentada en la condición física de "vegetal" de un enfermo, según expresión coloquial cada vez más en desuso, y en los paralelismos entre las funciones básicas inconscientes de un joven y las plantas del título, para acabar hablando del descubrimiento del sexo de una adolescente de 17 años, del cuerpo propio y del de los demás, incluyendo primeros planos explícitos de miembros masculinos erectos en pleno ejercicio de la masturbación, es apuntar alto en el índice de capacidad para la controversia.

Si además hablamos de una obra de debut que, a su descripción cotidiana y absolutamente realista, añade elementos sobrenaturales con influencia del cómic acerca de una supuesta invasión de espíritus vegetales capaces de poseer cuerpos humanos, la gráfica del atrevimiento se sale directamente del cuadro. Hasta ahí, todo fenomenal en Las plantas, ópera prima del chileno Roberto Doveris. Asunto distinto es su desarrollo.

Doveris, con la imprescindible ayuda de la envolvente banda sonora de la cantante Violeta Castillo, también actriz protagonista en la película, demuestra universo propio, suficiencia para la composición de atmósferas turbias e ideas insólitas que, sin embargo, se quedan en meros esbozos. Como una gran idea para un cortometraje que se torna caprichosa cuando, a fuerza de reiteración, se llega a pocos lugares más allá del desconcierto.

Que por una vez sea la mirada femenina (aunque escrita y filmada por un hombre: el propio Doveris) la que domine un conjunto en el que el sexo masculino es el que se visualiza constantemente, quizá con más provocación que espontaneidad, resulta un aspecto destacable, pero la dimensión inicial de la película, prometedora, inaudita y con posibilidades de raigambre social, es finalmente mucho más encomiable que sus insustanciales efectos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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