_
_
_
_
_

El primer periodista que llegó al despacho de la matanza de Atocha

Jesús Duva sostiene que en esos días la democracia "estuvo a un tris de irse al traste"

Jesús Duva, junto a 'El abrazo', el monumento a los abogados asesinados en Atocha 55.Vídeo: Jaime Casal / J. Casal / P. Casado / J. Guzmán
Más información
“Me cuesta trabajo aceptar que digan que somos los mártires de la democracia”
El fugitivo de la matanza de abogados de Atocha es ya un hombre libre

“Recibí una llamada esa noche desde una cabina de una persona que no sé quién fue”, rememora Jesús Duva (Tordesillas, 1954), el primer periodista que llegó al despacho de abogados tras perpetrarse la conocida como matanza de Atocha. La noche del 24 de enero de 1977, tres pistoleros de la ultraderecha asesinaron a cinco abogados vinculados a los sindicatos de izquierda. “Me dijo que viniera a Atocha 55, que había pasado algo muy grave. Yo no esperaba encontrarme eso”, recuerda Duva.

Este periodista, que ese año estudiaba tercero de carrera, trabajaba para Pueblo, un periódico propiedad de los sindicatos verticales del régimen franquista. “Me di cuenta de que había algo que no se cubría y que estaba a punto de estallar: los sindicatos democráticos como CC OO, UGT o CNT”, relata. Duva creó la sección de Laboral y el despacho de abogados de Atocha 55 se convirtió en su principal fuente de información.

“Fui con un fotógrafo de Pueblo y subimos al despacho a grandes zancadas. Había una patrulla aparcada en la puerta. En las escaleras nos encontramos con dos policías con las pistolas en las manos. Nos dijeron que no subiéramos”, cuenta el periodista. Aprovecharon que los agentes tuvieron que bajar para avisar a una patrulla por la emisora y consiguieron llegar al tercer piso, donde estaba el despacho.

Entrada de Atocha 55, momentos después del atentado del 24 de enero de 1977.
Entrada de Atocha 55, momentos después del atentado del 24 de enero de 1977.EL PAÍS

“Nos quedamos paralizados. No pudimos ni quisimos hacer nada. Rápidamente llegaron más policías y nos desalojaron. Había gente ayudando a los heridos, muchos gritos y mucha sangre. Nos quedamos tan impactados que no nos preocupamos de hacer ninguna foto o de sacar una exclusiva ni nada. Ahí no sentí miedo por mí, pero sí miedo de que esa incipiente democracia que estaba empezando a construirse se fuera al traste”, relata.

Los cinco asesinados fueron los abogados Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira y Francisco Javier Sauquillo; el estudiante Serafín Holgado y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Cuatro personas lograron sobrevivir, aunque con heridas de gravedad: Miguel Sarabia, Luis Ramos, Dolores González Ruiz y, el único testigo que hoy por hoy sigue con vida, Alejandro Ruiz Huerta.

El periodista recuerda que vivió ese momento con rabia y mucha impresión: "Los pistoleros pretendían que la democracia no avanzara. Y yo pensaba que la democracia no saldría adelante", recuerda Duva. Ese mismo día por la mañana los GRAPO secuestraron al general Villaescusa, un militar que ocupó responsabilidades en la dictadura. La estudiante María Luz Nájera también murió tras recibir el impacto de un bote de humo lanzado por la policía. A su vez, Adolfo Suárez había recibido en La Moncloa a grupos de la oposición democrática para empezar a organizar las primeras elecciones. El día anterior, otro joven, Arturo Ruiz, fue asesinado de un tiro por la espalda por la ultraderecha. "De todo lo que viví, incluyendo el 23-F, yo creo que fue aquel mes de enero cuando la democracia estuvo en un tris de irse al traste”, relata.

Un año después del atentado, Duva entró a formar parte de la redacción del diario Ya, en la que estuvo diez años, y posteriormente tres décadas en EL PAÍS. En marzo de 2016 se fue del diario para convertirse en el jefe de prensa de Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, quien en 1977 era administradora de los despachos de los abogados laboralistas que sufrieron el atentado. “No la conocía. O no lo recuerdo, o he borrado de mi memoria que algún día hablara con la hoy alcaldesa. Se cruzaron nuestras vidas, pero sin tocarnos”.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_