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El pequeño Messi afgano cumple su sueño

El hijo de refugiados, famoso por su imagen jugando con una camiseta del 10 hecha con una bolsa de plástico, conoce a su héroe azulgrana

El encuentro entre Messi y Murtaza Ahmadi.Foto: atlas | Vídeo: ATLAS
Robert Álvarez

Un niño de cinco años, un balón, una camiseta de plástico, y una ilusión, la de jugar a fútbol, aunque fuera en un pastizal de barro y nieve, en un camino de Gazni, una provincia afgana en una situación precaria de seguridad causada por los insurgentes talibanes. La agencia France Press premió la fotografía como la mejor del año 2016. El niño en cuestión, Murtaza Ahmadi, tenía entonces cinco años.

La precaria camiseta, con los colores de la selección argentina y el número 10 de Messi, se la fabricó su hermano mayor Homayoun. La imagen, tomada el 29 de enero de 2016, se hizo viral a través de las redes y llegó a manos de Messi. Un mes después, el astro argentino del Barcelona se informó de que el padre de la familia afgana, Mohammad Arif Ahmadi, un modesto granjero, no podía pagar la camiseta que tanta ilusión le hacía a su hijo. Messi, a través de UNICEF, le obsequió con una camiseta del Barcelona y con una de la selección argentina. Y el niño, el 26 de febrero, volvió a ser fotografiado con la albiceleste en Kabul.

Murtaza, en enero de 2016, con la camiseta de Argentina confeccionada con retales de plástico, en Ghazni (Afganistán).
Murtaza, en enero de 2016, con la camiseta de Argentina confeccionada con retales de plástico, en Ghazni (Afganistán).STR (AFP)

La familia Murtaza, amenazada, huyó de Afganistán en la primavera de 2016. Tuvo que pedir la ayuda del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los refugiados y finalmente se asentó en Pakistán. Lejos ya de las zonas talibanes, aprovechó el amistoso entre el Barcelona y el Al-Ahli, celebrado ayer en Doha, para acudir al estadio. Lo primero que hizo el niño al llegar a Doha fue preguntar: “¿Dónde está la casa de Messi?” Salió al estadio junto a otros niños, vestido con la camiseta del equipo azulgrana, una talla mucho más grande de la que precisaba su menudo cuerpo, y le dio la mano al 10 y a todos los jugadores del Barcelona.

Tan encantado estaba el niño que no quería despegarse de su ídolo. El partido tenía que dar comienzo y él seguía allí en medio. Messi intentó convencerle de que debía irse ya a la grada. Al final fue el árbitro del partido quien cogió en brazos al pequeño Murtaza para llevarlo fuera del rectángulo de juego. El niño, que acudía a un estadio por primera vez en su vida, se fue con una risa compartida con los jugadores, con el público y con el propio árbitro.

Murtaza, en Kabul, con la camiseta de Argentina que le regaló Messi.
Murtaza, en Kabul, con la camiseta de Argentina que le regaló Messi.Rahmat Gul (AP)

“Me siento muy feliz de haber visto a mí héroe. Era un sueño para mí”, dijo el niño, según publicó en un comunicado el comité organizador de la Copa del Mundo de 2022que se celebrará en Qatar. También tuitearon: “La imagen que todo el mundo quería ver”. Y un portavoz catarí manifestó: “Ha sido inspirador conocer a Murtaza y ver cómo se cumplía su sueño, todos hemos sido niños alguna vez y hemos tenido sueños. El suyo era conocer a su héroe y hemos podido juntarles”. El padre de Murtaza continúa soñando: “Quiero que mi hijo sea un día un buen jugador de fútbol y que se convierta en el Messi afgano”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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