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El héroe de la gasolinera reabre la herida de Iguala en México

El Senado premia al ex marino Gonzalo Rivas, que murió cuando trataba de apagar un incendio provocado por normalistas

Pablo Ferri

No hace falta demasiado para que la herida se abra en México. Sobre todo si se trata de aquel desgarro al corazón del país, aquella cuchillada a la conciencia que fue la tragedia de Iguala. Este martes, el Senado reconocía a Gonzalo Rivas con la medalla Belisario Domínguez, el mayor galardón que otorga el Estado. Rivas murió por salvar las vidas de otros hace unos años, en el marco de unas protestas estudiantiles en el Estado de Guerrero. Hasta ahí todo normal. Ocurre sin embargo que dos manifestantes murieron también. Y que ambos eran alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. La misma a la que acudían los 43 estudiantes que desaparecieron hace dos años en Iguala. Los familiares han criticado el galardón. Su abogado, Vidulfo Rosales, decía hace unas semanas que “el otorgamiento de la medalla quiere presentar a los normalistas como responsables”.

Gonzalo Rivas, teniente de fragata retirado, tenía 48 años cuando perdió la vida. El 12 de diciembre de 2011, un grupo de estudiantes protestaba en Chilpancingo, la capital de Guerrero, exigiendo que reabrieran su escuela. Eran alumnos de la Normal de Ayotzinapa. El conflicto venía a cuenta por el puesto de director. Los maestros habían elegido a uno y los alumnos no lo querían. La escuela permanecía cerrada entretanto.

Unos 500 jóvenes ocuparon la autopista del Sol a su paso por Chilpancingo. Era por la mañana. Exigían verse con el gobernador para desbloquear la situación. La autopista del Sol es una de las más importantes del país, pues une Acapulco con la Ciudad de México. La policía no tardó en llegar. La orden era desalojar a los jóvenes. Cuando aparecieron los uniformados empezó la batalla. Los estudiantes no querían desbloquear la carretera y respondieron a pedradas y cohetones.

Más o menos a mediodía, uno o varios estudiantes acudieron a la gasolinera que había junto a la carretera y prendieron fuego a una bomba de gasolina. Mientras los trabajadores salían corriendo, Rivas, ingeniero en sistemas, agarró un extintor y trató de apagar la hoguera. Sufrió quemaduras en buena parte de su cuerpo y 20 días más tarde murió en el hospital.

La crítica no es tanto al galardón sino a los motivos que esconde. Rosales decía hace poco que hubo dos normalistas asesinados aquel día y cinco heridos además de Rivas. “Si se va a entregar un reconocimiento, nosotros pedimos que sea a los tres que cayeron”.

Ernesto Ruffo, senador del derechista Partido de Acción Nacional, ha sido uno de los principales impulsores al reconocimiento del Senado a Rivas. En una entrevista concedida esta semana a Radio Fórmula, reconocía que no se trata sólo de un reconocimiento al ex marino. Además, dijo, es un recordatorio: “Todos tenemos derecho a manifestarnos, pero no tenemos derecho a poner en peligro la vida de los demás”. Zoe Robledo, senador del PRD, la izquierda tradicional mexicana, ha apuntado al Gobierno federal: “Es hora de decirlo como es. El reconocimiento [a Rivas] es porque es una víctima del desorden nacional”.

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El Senado ha aprobado que se reconozca a Rivas con 70 votos a favor, tres en contra y ocho abstenciones. La entrega de la medalla será el próximo 24 de noviembre en la Ciudad de México. Se espera que la viuda acuda a recogerla.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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