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Crítica | Absolutamente fabulosas
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Y el bótox ahogó la transgresión

Pese a que la aureola mítica de la serie original de televisión sigue vigente, la película llega tarde y sin que se intuya demasiada reflexión en el proceso

Tráiler de 'Absolutamente fabulosas'

A principios de los ochenta el espíritu del punk llegó a la comedia británica de la mano de la generación de cómicos agrupada alrededor del local The Comedy Store: Rik Mayall, Adrian Edmonson, Ben Elton, Alexei Sayle, Dawn French y Jennifer Saunders fueron algunos de sus más destacados efectivos. French y Saunders formaron una imbatible pareja cómica que tuvo su propio programa televisivo de sketches –French & Saunders-, donde nacería la idea germinal del que iba a ser el proyecto más influyente y personal de la segunda: la serie Absolutely Fabulous, rápidamente fue elevada a fenómeno de culto. Roseanne Barr compró los derechos para una posible versión estadounidense que nunca vio la luz. Por aquel entonces, los límites de representación en la comedia televisiva estadounidense impidieron el trasvase de una obra cuyas protagonistas manejaban el consumo de alcohol, y otros estupefacientes, con el mismo desparpajo con que se movían entre imposibles complementos de moda y sofisticados actos sociales.

ABSOLUTAMENTE FABULOSAS

Dirección: Mandie Fletcher.

Intérpretes: Jennifer Saunders, Joanna Lumley, Julia Sawalha, Jane Horrocks.

Género: comedia. Reino Unido, 2016.

Duración: 91 minutos.

En Absolutely Fabulous, Jennifer Saunders encontró a otra perfecta compañera de juegos en Joanna Lumley: las dos encarnaban, respectivamente, a Edina Moonson y Patsy Stone, una representante y una editora de moda que funcionaban como desmandados agentes provocadores en un universo definido por la dictadura de la imagen. Pese a que la aureola mítica de la serie sigue vigente, la película llega tarde y sin que se intuya demasiada reflexión en el proceso. La saturación de cameos –que ya se apuntaba como tendencia peligrosa en la segunda temporada de la serie televisiva- acaba convirtiendo a la pareja de personajes en un instrumento funcional para que la comunidad de la moda sobreactúe una capacidad de reírse de sí misma que no es tal. Absolutamente fabulosas parece el desorientado concierto de una banda de tributo que ha olvidado la fuerza transgresora de su referente.

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