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Rusia niega las acusaciones de la comisión internacional sobre el derribo del Boeing malasio

Según Moscú, ningún sistema antimisiles ruso cruzó la frontera con Ucrania ni se disparó proyectil alguno contra el aparato desde territorio prorruso

Un consejero del fabricante de misiles Buk responde este miércoles a las acusaciones contra Rusia del nuevo informe sobre el vuel MH17. PAVEL GOLOVKIN APFoto: atlas
Pilar Bonet

Ni el sistema antimisiles Buk ni ningún otro sistema antimisiles ruso cruzaron la frontera entre Rusia y Ucrania ni el Boeing malasio siniestrado sobre el campo de batalla en Donetsk el 17 de julio de 2014 fue alcanzado por un misil procedente de la zona controlada por los insurgentes que combatían contra las tropas de Kiev. Con estas dos tesis, los portavoces responsables rusos, —en el primer caso el ministerio de Defensa y en el segundo los fabricantes del Buk— desmintieron los principales puntos de la investigación internacional, que implican a Rusia en la tragedia en la que perdieron la vida 298 personas en tránsito desde Ámsterdam a Kuala-Lumpur.

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La reacción rusa tuvo lugar de forma fragmentada. De hecho, comenzó ya el lunes 26 de septiembre, cuando el general Andréi Koban, jefe de las tropas radiotécnicas de las Fuerzas Aéreas, y Víctor Mescheriakov, del consorcio industrial Almaz-Antéi (la productora del Buk y también de los radares) dieron una versión, supuestamente basada en datos originales del radar, según los cuales el 17 de julio de 2014 en el momento de la catástrofe no se detectó la presencia de ningún objeto volante cerca del Boeing siniestrado.

Según Koban, el radar no fijó la aproximación al vuelo MH17 de ningún objeto volante desde las zonas orientales de Donbás. Esta tesis invalida de hecho una de las dos hipótesis presentadas por los militares rusos inmediatamente después del siniestro, a saber, la presencia de un caza ucraniano Su-25 en las cercanías del Boeing. Los datos del radar al que se refieren ahora los fabricantes rusos han sido revelados cuando el informe internacional estaba ya hecho.

El Boeing cayó en las inmediaciones del pueblo de Grábovo, que en el verano de 2015 se encontraba en plena zona de frente entre las posiciones, a menudo cambiantes, de insurgentes prorusos y tropas de Kiev.

Sobre los orígenes del disparo que abatió el avión hay dos principales hipótesis: una alega que se produjo en la zona donde están los pueblos de Snezhnaia y Pervomaiskaia (controlada por los insurgentes por entonces) y la otra que procedió de la localidad de Zaroschenskoe (por aquella época controlada por las tropas de Kiev). Según los portavoces de Almaz-Antéi, si el misil hubiera sido lanzado desde Snezhnaia habría sido imposible que el radar ruso no lo viera. “Si el radar no lo vio, es que no existía, y el misil fue lanzado desde el otro lado”, señaló Mescheriakov.

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Este ejecutivo dijo que los datos de radar presentados hace dos años eran de la dirección de tráfico (civil) en Rostov, pero que los datos presentados el pasado lunes están hechos “en la misma posición del radar”. También dijo que Almáz-Antei nunca había promovido la versión del ataque de un caza, aunque tampoco la había excluido.

El miércoles, antes de que el equipo internacional de investigación presentara sus conclusiones, Dmitri Peskov, el secretario de Prensa del presidente Vladímir Putin, afirmó que no se podían sacar conclusiones sin tener en cuenta las últimas informaciones de los militares rusos.

Por su parte, Eduard Basurin, vicejefe del mando operativo de la denominada República Popular de Donetsk, dijo que las fuerzas armadas de los insurgentes no tenían sistemas antiaéreos Buk ni especialistas en su manejo.”Por eso no pudimos derribar el Boeing”, dijo Basurin según la agencia Interfax.

Por su parte, el ministerio de Exteriores de Rusia acusa la investigación holandesa de tendenciosa en una declaración de la portavoz, María Zajárova. Esta ha acusado a la comisión internacional de haber excluido a Moscú de la participación plena en la investigación y de haberle dado un “lugar secundario” en. La portavoz expresó su esperanza de que situación cambie después de que la parte rusa haya dado los datos originales del radar.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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