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Renzi anuncia que realojará en tiempo récord a los 2.500 damnificados

El Gobierno contempla viviendas prefabricadas para un periodo máximo de ocho meses

En Rio, una localidad cercana a Amatrice, solo sobreviven los peces de una fuente rota en una plaza que ya no existe.
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No hay ni tiempo de llorar a los muertos. Mientras aún quedan cuerpos que rescatar de entre los escombros —las víctimas mortales ya ascienden a 291—, el Gobierno de Matteo Renzi prepara un paquete de medidas para proporcionar una vivienda a las 2.500 personas que las perdieron en el terremoto que golpeó el centro de Italia el pasado miércoles. La solución requiere una urgencia especial porque las lluvias y el frío característicos de esta zona montañosa harán inviable la estancia prolongada en tiendas de campaña.

El plan del Gobierno que van filtrando los medios italianos consta de tres fases. La primera, que ya se está desarrollando, depende de Protección Civil y consiste en el desescombro y la cuantificación de los daños. Hasta donde es posible debido al riesgo de derrumbe por las continuas réplicas, los bomberos están acompañando a las familias afectadas a recuperar sus enseres más valiosos. Durante este tiempo, las personas que se han quedado sin casa están en tiendas de campaña o en casas de familiares. El Gobierno se ha comprometido a que esta situación no se prolongue más allá de un mes.

El segundo paso es el del realojamiento. A partir de entonces la responsabilidad ya no depende de Protección Civil, sino de los ministerios de Infraestructuras y Economía. Serán los encargados de proporcionar un alojamiento estable. Se baraja la opción de pequeñas viviendas prefabricadas, de madera, como las que ya se han utilizado en casos anteriores. El plan inicial es que en ellas solo se alojen durante un tiempo máximo de ocho meses, aunque basta con acercarse a la zona del siniestro para comprender que será imposible reconstruir en ese tiempo pueblos que han quedado devastados o, como dijo el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, sencillamente "ya no existen".

El Gobierno, que ya ha liberado una partida de 50 millones de euros, tiene previsto facilitar una renta de 600 euros al mes para cada familia desalojada, que se incrementará en los casos en que el núcleo familiar cuente con personas mayores de 65 años o dependientes.

La tercera y última fase es la de la reconstrucción, poniendo especial énfasis en la prevención antisísmica, justo lo que había fallado hasta ahora. El Gobierno de Renzi se ha comprometido a elaborar un plan sísmico, pero sobre todo --y esta sería la novedad-- a que sea respetado por autoridades, constructores y vecinos. El objetivo ideal sería la reconstrucción de las casas en el mismo lugar en el que estaban, pero adecuándose a la normativa para evitar nuevos desastres. Aunque aún no se conocen los detalles definitivos del plan, el Gobierno de Matteo Renzi se juega mucho en que no se quede en papel mojado. El fiasco de L'Aquila, una ciudad aún vacía y apuntalada siete años después del terremoto que costó la vida a 305 personas, llena de desconfianza a los vecinos.

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Pero, además de su futuro, también está en juego la credibilidad del joven primer ministro, que en otoño someterá sus reformas constitucionales a un referéndum en el que también ha empeñado su futuro político. Renzi quiere arroparse de los mejores, y de ahí que el domingo se reuniese con el prestigioso arquitecto Renzo Piano y haya nombrado comisario para la reconstrucción al político de izquierdas Vasco Errani, quien ya ejerció la misma función tras el terremoto de 2012 en Emilia Romagna, de donde fue presidente regional.

A la espera del funeral de Estado que se celebrará el martes, el papa Francisco ha expresado su voluntad de acercarse a confortar a las víctimas "apenas sea posible". Se estima que será después de la canonización de la madre Teresa de Calcuta, el 4 de septiembre, y antes de que termine, el 20 de noviembre, el Año Santo de la Misericordia. Benedicto XVI visitó L'Aquila 22 días después del terremoto.

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