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Liberado el hijo de El Chapo Guzmán en México

Un comando armado secuestró el lunes pasado a Alfredo Guzmán y otras cinco personas. Las autoridades atribuyeron lo ocurrido al cartel Jalisco, que le disputa la hegemonía al de Sinaloa

Imagen del momento del secuestro que muestran al hijo de El Chapo.Vídeo: EFE
Pablo Ferri
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Aunque las autoridades mexicanas todavía no se han pronunciado, la familia de Joaquín El Chapo Guzmán confirmaba a varios medios este sábado la liberación del hijo del capo, Alfredo Guzmán Salazar, secuestrado la madrugada del lunes 15 de agosto en un restaurante.

El semanario Rio Doce de Sinaloa, la tierra de El Chapo, avisaba anoche de la liberación de Alfredo, información que sustenta en dos fuentes. De acuerdo a Rio Doce, tanto Guzmán Salazar como los otros cinco secuestrados habrían quedado, libres, aunque no se dan más detalles. La agencia AFP añadía por su lado que un integrante de la familia Guzmán les explicó: “Estuvieron negociando todo este tiempo, pero ya están libres y todo bien”. Este domingo, a las 11.30, hora de México, la cuenta de Twitter asociado a Guzmán Salazar registró un mensaje nuevo: “Hay que olvidar lo pasado, apreciar lo que queda, y esperar lo que venga”.

El levantón de Alfredo Guzmán causó gran revuelo en el país. Primero, por ser quien es. El hijo del capo más poderoso de la industria del narcotráfico caía en las garras del Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG, el grupo que le disputa la hegemonía a los Guzmán en México. Luego, por la formas, por la facilidad con que un comando de hombres armados había irrumpido en un local de moda de Puerto Vallarta, un paraíso turístico del pacífico mexicano; porque se habían llevado a Guzmán sin disparar una sola bala.

Pese a que el secuestro se produjo el lunes, México ignoró hasta el miércoles que uno de los seis era Guzmán Salazar. Entonces trascendió un video de la cámara de seguridad del local, el restaurante La Leche, en que hombres armados con fusiles irrumpen al interior, como buscando algo, a alguien.

Esto ocurría apenas dos meses después de que un grupo armado saqueara la casa de la madre de El Chapo en Sinaloa. El sábado 18 de junio, más de un centenar de hombres armados llegaron a La Tuna, la casa natal de Joaquín Guzmán, un poblado enclavado en la sierra de Sinaloa. Se dividieron en grupos y uno llegó a la mansión de Consuelo Loera, la mamá del capo. Se llevaron dos coches y tres motos. Al parecer la mujer no sufrió daño alguno.

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Días más tarde la prensa mexicana especulaba con una guerra en las montañas del norte de México, una batalla por el control del triángulo dorado, una importante zona de producción de amapola entre las sierras de Sinaloa, Durango y Chihuahua, cerca de la frontera con Estados Unidos. La revista Proceso decía por ejemplo que el viejo capo Rafael Caro Quintero, liberado meses antes, buscaba recuperar su poder a costa de El Chapo. Luego Caro Quintero diría que él ya no quería saber nada, en una entrevista concedida a la misma publicación.

En Sinaloa se escribió que el asalto a La Tuna era parte de una pugna entre facciones del cartel de Sinaloa por su control. Por un lado, los jóvenes, el propio Alfredo y su hermano Iván Archibaldo y por otro la vieja guardia, encarnada en la figura del viejo socio de El Chapo, Ismael El Mayo Zambada. También que los restos de otro cártel, los Beltran Leyva, viejos enemigos de El Chapo, habían vuelto a Sinaloa a disputar el territorio. Ahora, con el secuestro de Alfredo, se apunta al CJNG.

Desde que Guzmán Loera cayó preso en enero de este año, cantidad de rumores circulan sobre su sucesión, en el cartel y en el mundo del hampa. El Chapo, que logró escapar dos veces de prisión, la segunda por un túnel que conectaba su celda con el exterior, ha dejado un vacío enorme y episodios como el secuestro de su hijo añaden incertidumbre al reajuste de la delincuencia organizada en México.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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