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Europa ofrece a Grecia ampliar el plazo para la deuda y bajar intereses

El FMI y los socios del euro chocan en la reunión de ministros sobre Grecia

El ministro de Finanzas heleno, Euclides Tsakalotos, junto al jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.Foto: atlas | Vídeo: G. V. Wijngaert / ATLAS
Claudi Pérez

Tras los palos, zanahoria para Grecia. Europa ha dado este lunes un paso fundamental al ampliar los plazos de devolución de la deuda griega —cinco años en el peor caso; más de una década en el mejor—, reducir los intereses al 2% y devolverle los beneficios de operaciones financieras, unos 8.000 millones. Esa oferta, mil veces prometida, es clave para que el FMI suba a bordo del rescate y llega tras el enésimo ajuste aprobado por el Gobierno heleno, que en los próximos días debe lograr un acuerdo político con la vieja troika. Pero sigue sin resolver todas las dudas.

Europa no se hará en un día, viene a decir la declaración de Robert Schuman que este lunes cumplía 66 años; Grecia no se arreglará en una década, apuntaba el lunes con cierta maldad un funcionario europeo en los pasillos del Consejo. El primer rescate, hace seis años, falló estrepitosamente. El segundo fue un fiasco. La negociación del tercero, el verano pasado, estuvo a punto de acabar con Grecia fuera del euro. Y su puesta en marcha ha sido tan complicada como cabía esperar: nada es fácil con Grecia.

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El Gobierno de Alexis Tsipras ha aprobado ya un primer paquete de ajuste del 2% del PIB: casi 5.000 millones de euros en subidas de impuestos, reforma de pensiones, privatizaciones, recorte de gasto y demás medidas habituales. Le queda un 1% adicional en los próximos días. A cambio de ese esfuerzo, tras un lustro largo de austeridad, Europa empieza a ceder: si en los próximos días se alcanza un acuerdo político, el mecanismo de rescate (Mede) liberará un primer tramo de ayuda para los próximos pagos. Pero más allá del enésimo capítulo de ese tira y afloja, los socios lanzaron ayer la oferta mil veces prometida: un plan de alivio de la deuda pública con aspectos prometedores, pero que difícilmente eliminará todas las dudas.

La reestructuración diseñada por las instituciones europeas descarta finalmente una quita, terminantemente prohibida por Alemania, y “no tendrá coste para el contribuyente europeo”, anunció el jefe del Mede, Klaus Regling. Pero incluye medidas para rebajar paulatinamente el peso de una deuda que asciende al 180% del PIB y pesa como una losa sobre la credibilidad de Grecia y Europa. Ese plan, al que ha tenido acceso este diario, incluye una extensión de los plazos de devolución de cinco años, que puede alargarse más de 10 años en el escenario más favorable para Atenas. El plazo medio se amplía así de los 32,5 años actuales a no menos de 37,5 años.

Junto con esa mayor holgura, Europa ofrece reducir los tipos de interés a un máximo del 2%. Y replantea el plan de amortización para que Atenas pague por la deuda un máximo del 1% de su PIB al año. El esquema incluye devolver a Grecia los 8.000 millones acumulados en beneficios procedentes de las operaciones realizadas con bonos griegos. Y ofrece la posibilidad de que Atenas pague al FMI con los recursos no usados en el tercer programa (86.000 millones hasta finales de 2018).

Acuerdo en mayo

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El jefe del Eurogrupo, Jeoren Dijsselbloem, apuntó en la reunión de ministros de Finanzas, en Bruselas, que aspira a alcanzar un acuerdo sobre la deuda el 24 de mayo. Dijsselbloem declaró que el FMI está “razonablemente satisfecho” con la oferta, fundamental para que el organismo que lidera Christine Lagarde entre en el tercer rescate y desembolse la parte que le corresponde.

Las diferencias entre el FMI y los socios están a flor de piel. Tanto el FMI como los europeos dieron el visto bueno al paquete de medidas aprobado por Atenas; el Fondo, además ve con buenos ojos esa oferta de alivio de la deuda, aunque no esconde que le gustaría un plan más generoso. Eso parece políticamente inviable: supondría que varios Parlamentos del euro dieran el visto bueno a perder dinero en Grecia, algo que no parece factible en el Norte. “No hay quita que valga”, resumió Regling. El FMI mostró su desacuerdo sobre el mecanismo preventivo que Atenas deberá activar si no logra alcanzar sus metas fiscales. Ese será el centro del debate en los próximos días, para facilitar una fumata blanca que se pospone una y otra vez.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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