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ASTRONOMÍA

Un telescopio 3D para predecir las peligrosas llamaradas solares

Europa respalda la construcción en Canarias de este aparato, que sería el más grande de su clase

Javier Salas

Astronautas achicharrados, aviones tocados, satélites tumbados, apagones generalizados... Mucho se ha escrito sobre los peligros de las llamaradas solares pero todavía estamos muy lejos de predecirlas; aunque el Sol es nuestro astro esencial aún no hemos accedido a muchos de sus secretos. Hacen falta nuevos instrumentos con mayores capacidades para desentrañar los mecanismos que convierten a la estrella en un elemento tan primordial como peligroso.

Para ello, la astronomía europea planea levantar en Canarias el que ahora sería el mayor telescopio solar del mundo. "Nos ofrecerá cómo es el detalle fino de la interacción entre el magnetismo y el plasma del Sol, nos llevará al origen del mecanismo que desata las gigantescas fulguraciones, para conocer ese proceso, las condiciones en que se da", explica el líder científico de este proyecto, Manuel Collados. Y añade: "Así, seremos capaces de predecir esas fulguraciones tan peligrosas con la misma capacidad que ahora se predice el tiempo que hará mañana en una ciudad. En ese sentido, es como si estuviéramos en un momento anterior a la llegada de la meteorología, no tenemos ninguna capacidad de predicción de las fulguraciones".

Aspecto que tendrá el Telescopio Solar Europeo.
Aspecto que tendrá el Telescopio Solar Europeo.IAC

Ese es el gran salto de calidad que ofrecerá el Telescopio Solar Europeo (EST, por sus siglas en inglés), que acaba de ser designado como instalación estratégica europea, lo que le permitirá acceder a los fondos necesarios para su construcción. Collados, del Instituto de Astrofísica de Canarias, recuerda que el telescopio más grande que tiene ahora mismo Europa es GREGOR (en el Teide), con una apertura de 150 centímetros, y el EST alcanzará los 4,1 metros: mucho más grande que todos los que existen en la actualidad y similar al proyecto estadounidense (4,2 metros) que tampoco se ha levantado todavía.

"Cuanto más grande, más luz recoge. Veremos la atmósfera del Sol con mucho más detalle, para explorar los fenómenos magnéticos con una gran precisión". Con la participación de 14 países europeos y un coste de unos 200 millones de euros, la primera luz está prevista para 2026, tras comenzar su construcción en torno a 2020. Un dato ilustra bastante bien los ritmos a los que se mueve la ciencia astronómica: mientras inauguraba GREGOR en 2012, el mayor telescopio solar de la actualidad, Collados ya llevaba casi un lustro trabajando en la idea de levantar EST.

Al estar en la lista de las instalaciones estratégicas, los científicos que impulsan el proyecto ya cuentan con el aval para acudir a pedir financiación: España se ha comprometido a poner el 25% del coste total, las autoridades canarias también arrimarán el hombro y algunos países como Suecia y Reino Unido ya han confirmado que apoyarán económicamente su construcción. Se ubicará en Canarias gracias a sus excelentes condiciones, eso es seguro, pero todavía no se ha decidido si en la isla de La Palma o en la de Tenerife.

El telescopio EST será una máquina altamente sofisticada en comparación con los aparatos con los que se mira al Sol en la actualidad: "Tendremos muchos instrumentos trabajando simultáneamente, distintas capas de información que configuran una especie de tele en 3D", explica Collados, en referencia a los tres tipos de instrumentación que sumarán entre 10 y 12 aparatos recogiendo información en distintos niveles: desde imagen clásica hasta espectrógrafos.

"Exige un control muy riguroso, de mucha precisión, tanto en el diseño como en la operación cuando esté en funcionamiento". No en vano, en GREGOR se están haciendo pruebas para ganar experiencia simultaneando dos instrumentos, frente a la docena que se usarán en EST. También se está probando el prototipo para extraer la salvaje cantidad de energía que un telescopio tan grande puede reconcentrar al mirar al Sol. "Para no perjudicar el funcionamiento de la instrumentación, se usa un espejo cónico que se refrigera con chorros de aire y que expulsa la luz que no interesa. Estamos concentrando mucha energía: la magnitud de energía que tenemos que expulsar es la misma que la de un reactor nuclear", asegura.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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