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Kerry, primer secretario de Estado de EE UU que visita Hiroshima

Reunión de ministros de Exteriores del G7 en la ciudad donde EEUU lanzó la bomba atómica

El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier y el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, visitan el parque en el que se rinde tributo a las víctimas de Hiroshima.
Macarena Vidal Liy

El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, marcó este lunes un hito histórico. Junto con el resto de ministros de Exteriores del G7 visitó en Hiroshima el parque y el museo que conmemoran a las decenas de miles de víctimas de la bomba atómica que su país lanzó contra esa ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945. Kerry es el cargo más alto del Gobierno estadounidense que ha acudido al memorial y su paso abre el camino para una posible visita del propio Barack Obama el mes próximo.

“Todo el mundo debería ver y sentir la fuerza de este memorial”, escribió Kerry en el libro de invitados del museo. “Es un recordatorio crudo, duro y convincente no solo de nuestra obligación de acabar con la amenaza de todas las armas nucleares, sino también de rededicar todos nuestros esfuerzos a evitar la guerra misma. La guerra debe ser el último recurso, no la primera opción”.

En una rueda de prensa posterior, el secretario de Estado describió su visita como "impresionante" y "desgarradora", informa Reuters.

El museo reconstruye lo que ocurrió aquella mañana veraniega a las 8:15, cuando el bombardero “Enola Gay” lanzó la primera bomba atómica de la historia. Los testimonios de los supervivientes se complementan con fotografías de los heridos, la ropa destrozada de las víctimas o la sombra dejada en unos escalones por un cuerpo humano por el calor de la explosión, que en su centro superó el millón de grados Celsius. Cerca de 80.000 personas murieron aquel primer día. En diciembre de aquel año, la cifra había llegado ya a las 140.000.

Tres días más tarde, el 9 de agosto, el horror se repetía en Nagasaki, donde murieron cerca de 74.000 personas. El 15 de agosto, el emperador Hirohito firmaba la capitulación japonesa.

Desde entonces, Japón y EE UU se han convertido en firmes aliados. Al tiempo que aboga por la destrucción de las armas nucleares, Tokio cuenta con la protección del poderío militar estadounidense. Y acaba de entrar en vigor la reforma de Defensa nipona que permitirá a sus fuerzas armadas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial combatir en ayuda de sus aliados fuera de su territorio bajo determinadas circunstancias.

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Pero Washington no se ha disculpado nunca por el lanzamiento de las bombas atómicas. Kerry tampoco tenía hacerlo previsto en esta visita, como dejó claro un portavoz del Departamento de Estado a los periodistas que viajan con el jefe de la diplomacia estadounidense.

Tras el recorrido por el museo, los ministros depositaron coronas de flores en el cenotafio dedicado a las víctimas. Tras unos momentos de silencio, niños japoneses ofrecieron a los dignatarios guirnaldas hechas con grullas de papel, un símbolo de la paz en Hiroshima y homenaje a una de las víctimas, la niña Sadako Sazaki, muerta de leucemia por la radiación de la bomba.

Paso histórico

“Creo que hemos dado un paso histórico que reactivará el impulso para lograr un mundo libre de armamento nuclear”, declaró en un comunicado el ministro japonés, Fumio Kishida, originario él mismo de Hiroshima.

Aunque esa causa puede adquirir aún mayor proyección si se confirma la visita al memorial del presidente estadounidense el mes próximo, cuando se celebrará la cumbre anual de jefes de Estado y primeros ministros del G7 en Ise-shima. Según publicaba este fin de semana el diario The Washington Post, Obama se plantea ser el primer jefe de Estado de EE UU que recorra el lugar. El periódico Yomiuri Shimbun ha precisado que una delegación de la Casa Blanca se desplazará a Hiroshima a finales de este mes, un viaje que tendría como objetivo planificar la posible visita presidencial.

En su rueda de prensa, Kerry no quiso confirmar la visita y se limitó a subrayar el deseo de Obama de acudir a la ciudad japonesa, que el presidente ya expresó en su discurso de Praga en 2009, donde llamó a un mundo sin armas nucleares. Según el secretario de Estado, la apretada agenda presidencial puede suponer un obstáculo.

En el curso de su reunión de dos días en la ciudad japonesa, los representantes del G7 -que incluye también a Italia y Alemania- han firmado la “Declaración de Hiroshima”, para reclamar un mundo sin armas nucleares y en la que se evoca “el inmenso sufrimiento humano y devastación como consecuencia de las bombas atómicas”. También han emitido sendas declaraciones sobre seguridad marítima y sobre no proliferación. En esta última condenan firmemente la última prueba nuclear de Corea del Norte, el pasado 6 de enero.

En el comunicado final tras la reunión, en la que también participaba la Unión Europea, los ministros expresaron su apoyo a la lucha más intensa encabezada por EE UU contra el autodenominado Estado Islámico: “El terrorismo es una amenaza apremiante a la seguridad global que requiere la colaboración internacional y una respuesta unificada”. Por tanto, “apoyamos firmemente la determinación de la Coalición para intensificar y acelerar la campaña” contra el ISIS en Irak y Siria.

El G7, puntualizan los ministros de Exteriores, prepara un plan de acción contra el terrorismo que se adoptará el mes próximo en Ise-shima.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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