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Chris Isaak: “Abandonas muchas cosas cuando eliges la carretera”

El 'crooner' publica 'First Comes the Night', su primer disco con material propio en seis años

Pablo Guimón

El crooner del desamor recibe con la mejor de las sonrisas, un tupé impecable y un atuendo rockabilly que roza la caricatura. Sobre las rodillas, su mítica guitarra atravesada por 10 letras rojas (“C-H-R-I-S I-S-A-A-K”), con la que regala al periodista Every Night I Miss You More, la canción de aire más country de First Comes the Night, su disco decimotercero. Un eficaz ejercicio de teletransportación de Londres a Nashville, la capital musical del sur de Estados Unidos, donde Isaak se inspiró para grabar su primer disco con material propio después de seis años. Roquero infatigable y actor ocasional, Chris Isaak estará siempre rodeado del halo de misterio que infunde el cine de David Lynch, que inmortalizó su canción Wicked Game en la película Corazón Salvaje. Para otros, su música evocará imágenes de modelos ligeras de ropa —cortesía de los vídeos— iconos de cierta estética noventera, que rodó Herb Ritts para la propia Wicked Game y para Baby Did a Bad Bad Thing, con Helena Christensen y Laetitia Casta, respectivamente. Pero ni ese misterio lynchiano ni esa sensualidad aparecen en la conversación con este encantador currante del rock and roll que, a punto de cumplir 60 años, hace balance sobre tres décadas en la carretera.

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Pregunta. ¿Qué hace falta para una buena canción?

Respuesta. Debe tener una buena melodía, una buena historia y, sobre todo, debe ser creíble. Eso es lo importante. Me gustan Elvis, Bing Crosby, Sinatra. Bonito y creíble.

P. En el nuevo álbum vuelve a cantar sobre rupturas sentimentales. ¿Por qué le inspira el desamor?

R. Al escribir canciones buscas la emoción. ¿Y qué hay más emotivo que romper con alguien? La ruptura es incluso más conmovedora que el enamoramiento.

P. 30 años en la carretera, ¿han merecido la pena?

R. La otra noche cené con Bonnie Raitt y me preguntó si había tenido hijos. Le dije que no. Ella tampoco los había tenido. Me dio que pensar. Abandonas muchas cosas cuando eliges la carretera. Mi familia es mi banda. Cenamos juntos en Acción de Gracias y en Navidad. Nos hemos consolado unos a otros cuando hemos perdido a los padres, cuando hemos roto con novias. Renuncias a muchas cosas. La gente te ve y dice: “Te acuestas con chicas guapas, todo el día de fiesta, vuelas en primera, debe de ser maravilloso”. Y lo es, no es mi intención arruinar la fantasía de nadie. Pero la realidad es que no es por la fiesta ni por las chicas, es por la música por lo que lo abandonas todo. Es lo que te hace pasar 30 años de tu vida en una habitación de hotel. Un par de veces en mi vida he sentido que había gente a la que me habría gustado conocer mejor. Me hubiera quedado en algunos sitios. Pero siempre había un autobús con un puñado de tíos gritando que vayas.

P. No parece que haya tenido una vida aburrida.

R. Cuando Bowie murió, pensé en él. Coincidimos un par de veces y tuvimos una bonita conversación en San Francisco, en unos camerinos. Cuando ya no está, piensas: “¿Qué es lo que queda?”. Bowie lo tenía todo. Era una leyenda, guapo, talentoso, tenía una mujer bella, dinero en el banco, casas bonitas. ¿Pero qué te llevas de todo eso? Lo único que te queda son las experiencias y la música.

P. Quiso dedicarse al cine pero, en lugar de eso, acabó en Japón boxeando para sacarse un dinero.

R. Mi ciudad, Stockton (California), era uno de los peores sitios de América para vivir. Los policías enseñaban a boxear a los niños que tenían peligro de meterse en problemas.

P. ¿Era su caso?

R. No lo creo. Quizás mis padres, como no tenían dinero,pensaban que podría meterme en problemas. El caso es que empecé a boxear allí y luego en Japón. Pero nunca fui un tipo duro y nunca me metí en peleas en la calle. Todos los hombres quieren ser tipos duros en algún momento, pero yo no lo fui nunca.

P. ¿Su vida cambió cuando apareció en ella David Lynch?

R. Fue una gran ayuda. Hizo el primer vídeo de Wicked Game, no podríamos haberlo hecho sin él. Sigue siendo un buen amigo.

P. ¿Cómo le gustaría ser recordado?

R. No creo que vaya a ser recordado especialmente. Solo quiero hacer bien mi trabajo. No gasto mucho dinero, no tengo hábitos caros. ¡Ah!, y ya he comprado mi tumba. Cuando murió mi padre le compré una tumba. Entonces pensé que más me valía coger otra para mi madre, así que compré dos. Y había una tercera, de modo que dije: “Póngame las tres”. Me dijeron que, en ese sitio, no puedes poner nada en la lápida más que el nombre. Está a solo 100 metros de donde crecí, al lado del sitio donde nací, donde mi padre trabajó toda su vida. Estaré ahí al lado de mis padres y habrá una piedra que ponga Chris Isaak en la pared. Eso es todo. Ese es el final de esta historia.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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