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La Europa ‘made in China’

Es la gran fábrica del mundo, capaz de manufacturar en serie hasta la arquitectura de las grandes ciudades europeas

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La copia china del viejo continente

A lo largo de los Campos Elíseos, sábanas y pantalones vaqueros se secan sobre las cuerdas tendidas entre dos árboles. En esta ciudad todo queda fuera de escala. “¡Los balcones son tan estrechos que no hay donde colocar la ropa!”, comenta, divertida, Shasha Liao, peluquera de 28 años, mientras trenza el pelo a una cliente en uno de los comercios de la avenida. Al fondo despunta la Torre ­Eiffel: mide 108 metros, un tercio de la original, pero atrae a infinidad de curiosos. Por 60 euros hasta se puede pasar la noche en un hotel de cinco estrellas de este París de decorado que no se encuentra en Francia, sino en Tianducheng (China), a unos 200 kilómetros al suroeste de Shanghái, y adonde sus 40.000 habitantes llegaron atraídos por el ambiente familiar y relajado.

Desde comienzos de siglo, el desarrollismo chino ha concebido nuevas ciudades siguiendo los modelos estéticos de las grandes capitales europeas o de idílicos pueblos alpinos. Localidades inspiradas en Londres, París, Berlín, Venecia y Ámsterdam se erigen para seducir a la población con ingresos medios, que, según las previsiones, en seis años podría suponer unos 80 millones de chinos. La mayoría de estas ciudades se sitúan alrededor de Shanghái, una megalópolis de más de 20 millones de personas que las autoridades tratan de descongestionar. En 2001 lanzaron la iniciativa Una ciudad, nueve localidades y proyectaron nueve núcleos urbanos, algunos de ellos inspirados en la arquitectura europea. Concebidas parcialmente para el turismo interno, algunos de sus visitantes quedan cautivados y deciden instalarse allí. Uno de sus principales atractivos es el medio ambiente menos contaminado.

“Solo la estética es europea; la calidad no corresponde a las normas alemanas”, protesta un vecino de una ciudad levantada al estilo de Berlín Este

“La clase media emergente busca alternativas a las grandes torres de formas estandarizadas. Estas urbes de temática europea se presentan como una promesa de modernidad y de distinción social”, explica Jean-François Doulet, profesor de la Escuela de Urbanismo de París y codirector del centro franco-chino Ciudad y Territorio. “La reproducción es un concepto tranquilizador. La idea de un modelo urbano que funciona es un valor seguro. Y pretende atraer clientela a zonas menos populares”.

“Shanghái se volvió demasiado ruidosa para mí”, explica Jin Wang, una jubilada de 55 años, en su inmensa casa decorada con espejos y cornamentas. En el exterior se ve un paisaje de vegetación exuberante creado sobre un terreno desértico. Estamos en Luodian New Town, a 25 kilómetros al norte de Shanghái. “Esto representa perfectamente nuestra concepción de los países nórdicos: un lugar tranquilo, poco poblado y con aire puro”, dice Jin. En la calle, decenas de jóvenes agentes inmobiliarios buscan inquilinos para las villas de madera y tejados inclinados inspiradas en las casas de Sigtuna, la ciudad más antigua de Suecia. “Nuestros clientes deseaban ver varias características de esta localidad fundada en el año 980”, precisa el sueco Ulf Ranhagen, arquitecto jefe del proyecto. Desde 2010 ya llega el metro y los precios han subido de 2.850 a 4.250 euros el metro cuadrado. “¡Antes de que se instalase tanta gente me sentía realmente en Europa!”, exclama Hailin Lang, comercial de equipos médicos. “Estaba totalmente inmerso en el decorado”.

A mediodía, el clima tropical envuelve el pueblecito austriaco de Hallstatt. Una joven de aires germanos y vestido tradicional guía a los visitantes a través de los pasajes estrechos. Suena música de Mozart. Se ven casas de tonos pastel, un lago y colinas brumosas –el paisaje original fue declarado patrimonio de la humanidad en 1997–. La guía, en realidad una elegante asiática disfrazada, recorre esta localidad levantada en 2011 por la empresa china Minmetals Land cerca de Huizhou, en la provincia de Cantón. Las inmobiliarias ofrecen villas a 2.130 euros el metro cuadrado en una zona donde el salario medio es de 850 euros.

En el distrito de Songjiang, a más de 30 kilómetros al suroeste de Shanghái, se encuentra Thames Town, donde se pasa del estilo medieval de las casas de campo Tudor a las fachadas victorianas del siglo XIX. “En apenas un kilómetro cuadrado, la ciudad cuenta con numerosos tipos de arquitectura que evocan construcciones británicas de antes de la II Guerra Mundial”, explica Cheung Ky, director de proyecto de Atkins, la firma inglesa responsable. “Desde 1945, la expansión de las metrópolis occidentales se hace replicando el mismo edificio en todo un barrio”. Aquí los guardias de seguridad se pasean delante de cabinas londinenses uniformados como la Guardia de la Reina. En los pubs, el menú es sobre todo chino. Una villa ya cuesta 7.000 euros el metro, tanto como en el centro de Shanghái.

La idea de Anting New Town fue sugerida por las fábricas alemanas de automóviles de los alrededores. Altas y rectangulares, las viviendas amarillas, rosas y naranjas recuerdan a la arquitectura funcional de Berlín Este. “Solo la estética es europea; la calidad no corresponde a las normas alemanas”, se queja Liu Weiqing. Como muchos vecinos, trabaja en la automoción. La ciudad está en plena expansión. “Muchos inversores han comprado y todo está prácticamente vendido. Desde que se terminó, en 2007, los precios se han duplicado”, revela Xing Lieu, agente inmobiliario de 19 años.

En China, la noción de imitación difiere de nuestro concepto de plagio. “En el arte chino, los alumnos han reproducido durante siglos pinturas de su maestro sin pensar en superarlo o en despuntar. Su mentalidad está condicionada por su vocabulario, que no incluye la palabra creación, de origen fundamentalmente judeocristiano”, explica Emmanuel Lincot, especialista en China contemporánea en el Instituto Católico de París. “No le dan importancia a la autenticidad, sino a lo que la obra cuenta. O, en este caso, a la esencia del lugar. Se apropian de imágenes para revivir a su manera los espacios urbanos”.

elpaissemanal@elpais.es

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