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“Como dice el tango: ‘Los inmorales nos han atrapao”

Historiador, escritor, guionista (con Pablo, su hermano) de 'Isabel' y 'El Ministerio del Tiempo'. ¿En qué época de la historia desembocaría esta?

Juan Cruz

Pregunta. ¿En qué tiempo estamos?

Respuesta. En uno bastante confuso; es muy difícil que las palabras tengan significado: se tergiversan en beneficio de quienes las utilizan. En este totum revolutum vivimos el cambalache del siglo XXI: “Dale no más, échate a un lao, los inmorales nos han atrapao”.

P. ¿Con qué juega el cambalache?

R. Con información y con poder que genera dinero. En vez de tener una sociedad sana en la que una industria cualitativa genere carreras de superación todo se convierte en atajos en los que conceptos como estudiar, saber, pierden valor.

P. ¿Qué hemos perdido?

R. Vergüenza y pudor. Valores. Hay que ser arriesgado, pero no a costa de determinadas cosas.

P. Eso afecta a la conversación y a los medios. ¿Qué nos ha pasado a los medios?

R. Están perdiendo independencia, deontología: se debe hablar de lo que hay, analizándolo y no promocionándolo. En la prensa hay demasiado emplazamiento de productos, como en las series. Determinados partidos o fuerzas económicas admiten muy mal la crítica.

P. ¿Cómo ha afectado en la vida cotidiana ese cambalache?

R. Mira la cantidad de chavales que se tienen que ir porque no existe la lógica “yo estudio, yo valgo, yo compito”. Grandes prebostes del Estado tienen oposiciones muy dificíles, pero cuando los ves en público te preguntas si no han cambiado completamente, porque no se sabe cómo aprobaron.

P. ¿Cómo estudió usted?

R. Soy de Usera; mis padres querían que fuéramos mejores que ellos. Vi a muchos amigos perderse con la heroína o el sida; yo tengo a un hermano arquitecto, una hermana hace crítica de arte, Pablo, que en paz descanse, fue guionista, juntos hicimos Isabel y El Ministerio del Tiempo, otra hermana es traductora y profesora de francés, y el último trabaja en un banco, en un cargo interesante... Y ahora a cualquier chaval de la periferia le resultaría casi imposible ubicarse al nivel que pudimos conseguir años atrás. Esto se ha devaluado; es muy difícil saltar las barreras sociales.

P. El Ministerio del Tiempo desemboca en muchas épocas. ¿En cuál desembocaría esta?

R. No hay que irse a otra época para entender lo que somos. No iría a ninguna parte: toda la bondad y las miserias del ser humano se ven en cualquier época.

P. Ahora publica (Ediciones B) un libro sobre Felipe II. ¿Qué aprendió de la España de hoy fijándose en él?

R. Si analizas la organización de la Armada Invencible te das cuenta de que la falta de previsiones, y lo de no favorecer el talento viene de lejos. Si no fuera porque fue tan trágico estaría bordeando lo cómico. Era la época de los secretarios, y me parece que tiene mucho que ver con las actuales conspiraciones.

P. ¿Qué es lo peor de este país?

R. Lo encerrado que está en sí mismo. Necesita que sus políticos, empresarios, lean más, vayan más al cine, vean alguna serie, sepan cómo es el mundo. Aunque haya crisis, la cultura no viene de más. Y ¡ojo!, también hace falta la cultura del trabajo, hacerlo porque se ama no porque te den dinero por él.

P. Tendríamos que haber sido protestantes.

R. A los que lo intentaron en Salamanca cuando Felipe II les fue muy mal. Ahí se produjeron las actividades más potentes de la Inquisición, eliminaron toda posibilidad de libre pensamiento.

P. ¿Cuál es su mejor recuerdo, Olivares?

R. Muy íntimo. Cuando mi hermano Pablo, enfermo del ELA, y yo nos juntábamos a ver el Atleti y nuestro equipo ganó la Liga. No se me va a olvidar nunca.

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